jueves, diciembre 21, 2006

Nora



Nora: Nein, ich versteh sie auch nicht. Aber jetz will ich sie kennenlernen. Ich muß mich davon überzeugen, wer recht hat, die Gesellschaft oder ich.
(No, tampoco lo entiendo. Pero ahora quiero conocerlo. Debo convencerme sobre quién tiene razón, si la sociedad o yo).
Henrik Ibsen, “Nora”

Ayer vi Nora, la obra de Henrik Ibsen, en el teatro Schaubühne. Simplemente espectacular. Thomas Ostermeier, el director, ha hecho una adaptación moderna de esta pieza de teatro de 1879. La escenificación combina elementos de danza, música, video, vestuario y arquitectura contemporáneos. El lenguaje es actual, el vestuario super fashion, y hay también bastante contenido violento y sexual. Todo lo que quiere el espectador.

La obra original de Ibsen se titula “Casa de muñecas” y fue traducida al Alemán como “Nora”, nombre del personaje principal de este drama. El tema es la deshumanización de la mujer dentro del matrimonio. Nora era una muñeca para su marido, Torvald. También antes lo fue para su padre y sus hijos son unos muñecos para ella. Por eso el título original. En su época, 1879, resultó una obra controversial que criticaba las normas de matrimonio victorianas. Es considerada por algunos como la primera pieza de teatro feminista.

Los personajes principales en Nora son: Nora, Torvald, los hijos de ambos, Krogstad, y la Sra. Linde. Nora y Helmer llevan ocho años de casados y tienen tres hijos. Es víspera de Navidad y Helmer ha dejado su trabajo como abogado por otro en el banco. Ambos están contentos por que ello significa más dinero y un mejor estatus social. Sucede que la situación económica de ellos no siempre fue buena, por eso Nora está emocionada y presume del nuevo puesto de su esposo con la Sra. Linde.

En los primeros años de casados Torvald enfermó y fue necesario que pase una temporada en Italia, en un clíma más cálido, recuperándose. Torvald no lo sabe, pero en esta época Nora pidió un préstamo a Krogstad, un emplado del banco donde ha comenzado a trabajar Torvald, para solventar los gastos médicos.

La Sra. Linde es amiga de Nora y la visita luego de diez años. Ha enviudado y necesita encontrar un trabajo. Llega en un momento oportuno. Nora habla con Torvald y él le ofrece un trabajo en el banco. Darle el trabajo a la Sra. Linde, sin embargo, significaba despedir a Krogstad, con quien Torvald y otros empleados tienen muchos problemas. Es que Krogstad es una persona amargada, llena de frustraciones. Es viudo y sus hijos son mayores, por ello piensa que sólo puede obtener reconocimiento en la sociedad a partir de su trabajo. Perder su trabajo sería una tragedia para él.

El préstamo que Nora le pidió a Krogstad fue a nombre de su padre, antes que éste muera. Sin embargo, ella falsificó la firma de su padre para evitar discutir el tema con él, que ya se encontraba enfermo. El problema es que ella falsificó la firma con fecha de dos días después de la muerte de su papá, entonces Krogstad lo sabe. Él se va a aprovechar de esta situación para chantajear a Nora e impedir que lo despidan. Nora le pide a Torvald que no lo despida pero éste se molesta de que ella interceda por Krogstad y en lugar decide despedirlo inmediatamente.

Krogstad reacciona furioso. Incluso en la adaptación de Thomas Ostermeier pelea físicamente con Nora, mas no en el libro. Krogstad deja una carta en el buzón de Torvald donde le cuenta toda la verdad del préstamo. Mientras, la Sra. Linde le ofrece a Nora interceder por ella con Krogstad. Ambos se conocían, habían tenido una relación amorosa que terminó la Sra. Linde con una carta. La Sra. Linde habla con Krogstad y le ofrece básicamente estar a su lado, quedarse con él. Él acepta y cuando intenta sacar la carta del buzón es muy tarde, Torvald ya la ha leído y está muy molesto.

La pesadilla de Nora se cumplió. Torvald le dice que ella será la culpable de su ruina, porque ahora perderá respeto en su trabajo y Krogstad podría hacer con él lo que quiera. Que le permitiría quedarse con él pero no más educar a sus hijos. La ofende duramente. Nora está desesperada. Pero, inmediatamente después llega otra carta de Krogstad. En ella le envía un recibo por el pago de la deuda y le dice que no tienen más de que preocuparse. Torvald salta de alegría gritando “estamos salvados”. Para Nora, sin embargo, la cosa ya no es igual. Es ahí cuando despierta.

Torvald le dice que la perdona a pesar de su mala conducta. Nora no parece reaccionar. Torvald se da cuenta de cómo la ofendió antes y le pide disculpas. Ella le dice que su vida con él hasta ahora ha sido una mentira. Ella ha sido un muñeco para él. El le dice que esa etapa ya pasó y que ahora vendrá la etapa de su educación. Es decir, la va a educar. Por supuesto Nora se ofende aún más. Hay un momento de suspenso. Nora va a su cuarto a cambiarse, sale más tranquila y le dice a Torvald para hablar. Ahora es Torvald el que tiene miedo. Le dice que su deber es estar con su marido y sus hijos, que así lo dice la sociedad. Nora le dice que ya no lo ama, que quiere saber si la sociedad tiene razón y que por eso lo deja (ojo con la cita introductoria). El le ruega que no lo haga, incluso le dice que considere quedarse con él como si fueran hermanos. Cosa graciosa. Pero ella está convencida y se va.

Así termina la obra original de Ibsen. En la adaptación de Thomas Ostermeier que fui a ver, Anne Tismer, quien interpreta a Nora (la de la foto arriba a la derecha), le meté como cinco balazos a Torvald y se va. A esto, por ejemplo, voy con la parte violenta de la obra. Parece que la violencia y sexualidad en la puesta en escena de Thomas Ostermeier reemplazan a aquellos diálogos y situaciones de opresión a la mujer que no tienen sentido en la sociedad alemana actual. En la que sería un poco jalado de los pelos que una mujer aguante tanto. Claro que la obra original podría dejarse tal cual en un contexto Latinoamericano, donde todavía hay un largo trecho por pelear en lo que respecta a derechos de las mujeres.

Henrik Ibsen nació en Noruega en 1828. Vivió en Italia y Alemania. Algunas de sus obras causaron escándalo en su época, como Nora. Ello porque abordaba el tema moral y criticaba los valores victorianos de la vida en familia. Los roles del hombre y la mujer. Los personajes de Ibsen se revelan ante estos valores. Nora es una de sus obras más importantes. Otros de sus dramas son “Fantasmas” y “El enemigo de la gente”. Murió en 1906.

lunes, diciembre 11, 2006

Altarbild aus Ayacucho



Das traditionelle Altarbild aus Ayacucho oder „Retablo Ayacuchano“ ist ein Kunsthandwerk aus Ayacucho, Perú, das Szenen vom tiefsinnigen Anden Inhalt vorstellt. Es erzählt die Geschichte von einem Volk, seine Gewohnheiten, Traditionen, Anekdoten und Berufe.

Das traditionelle Altarbild ist aus einer rechteckigen Kiste gemacht. Die Kiste hat zwei Türen, die mit bunten Blumen geschmückt sind. Ein kleiner Mittelsteg trennt der Kiste in zwei Teile. Die Abteilungen repräsentieren zwei Teile vom Universum. Der obere Teil heißt „heilige Welt“ oder „Hanan Pacha“ auf Quechua, der indigenen amerikanischen Sprache aus dem Andenraum Südamerikas. Der untere Teil präsentiert die weltliche Welt, die so genannte „Kay Pacha“ in Quechua.

Das Altarbild aus Ayacucho hat sich genauso, wie die Geschichte der Menschen entwickelt. Dieses Kunsthandwerk drückt verschiedene Realitäten aus. Es erlaubt viele Möglichkeiten, und das Altarbild aus Ayacucho hat viele Einflüsse erfahren. Es hat keine bestimmte Stilform.

Als die Eroberer aus Spanien nach Peru gekommen sind (1534), gab es keine Kirchen in Peru. Die Spanier haben eine kleine Kiste mit einem religiösen Merkmal gemacht und damit haben sie über die katholische Religion gelehrt.

Die Künstler im alten Peru haben später diese Kiste genommen. Am Anfang, haben sie ihre magische Welt zusammen mit Religiösen Merkmalen gezeigt. Zum Beispiel, haben sie Heilige zwischen eine Andenrealität mit Bäuerinnen und Tiere gestellt. Das Volk hat diese Kunst ins Haus gestellt und als Schutz benutzt. Die Menschen glaubten, dass sie so ihre Tiere nicht verlieren würden.

Seit 1940 heißt dieses Kunsthandwerk „Altarbild aus Ayacucho“. Hauptsächlich, weil es sich in Ayacucho entwickelt hat und seit langer Zeit peruanischen religiösen Synkretismus gezeigt hat. Trotzdem, wie schon gesagt, dieses Kunsthandwerk erlaubt verschiedene Variationen. Damit stellen Künstler das System in Frage, präsentieren soziale Konflikte, und zeigen wie der Zustand von Leben sich immer ändert. Zum Beispiel, hat 1988 ein Künstler, den ermordeten Bäuerinnen in Ayacucho, mit diesem Kunsthandwerk ein Denkmal gesetzt. Deswegen ist dieser künstlerische Ausdruck auch ein wichtiges historisches Element.

lunes, diciembre 04, 2006

Weihnachtsoratorium



http://www.sweeterthanroses.de/b/weihoratorium.gifHoy Domingo, para comenzar con la onda navidenha, fui a la Filarmónica de Berlín a escuchar el "Oratorio de Navidad" (Weihnachtsoratorium) de Johann Sebastian Bach interpretado por la Berliner Bach Akademie. Enseguida una breve descripción sobre este oratorio.

El Oratorio de Navidad está formado por seis cantatas compuestas para ser interpretadas durante los días de Navidad. Cada cantata está construida siguiendo el modelo de una típica cantata de iglesia de Leipzig, es decir, recitativos, arias, coros y corales. Para la elaboración de esta magna obra Bach volvió a varias de sus cantatas profanas compuestas en 1733-34 para el elector de Sajonia y su familia, en particular, a "Preocupémonos, velemos" BWV 213, "¡Resonad, timbales! ¡Retumbad, trompetas!" BWV 214, y "Alaba tu suerte, bendita Sajonia" BWV 215. Bach modificó el texto y con ello el espíritu de la música.

Cabe señalar que el concepto de “originalidad”, tan apreciado a partir del Romanticismo y hasta hoy, no recibía las misma importancia en la época del compositor. Era común reescribir un poema a partir de un texto existente, de modo que la música que acompañaba a éste pudiese ser reutilizada. De la misma manera como he creado este post, es decir, a partir de textos existentes en el internet y el programa que me dieron a la entrada :).

El Oratorio de Navidad es la celebración del nacimiento y adoración del Niño Jesús, con un componente narrativo lo cual justifica su denominación de “oratorio” frente al de “cantata”. Combina alegría y optimismo con ternura y dulzura. El oratorio se desarrolla en 6 días. La cantata para el primer día se refiere a los acontecimientos que precedieron el nacimiento de Jesús y al nacimiento mismo; la del segundo día se refiere a la aparición del ángel a los pastores; la del tercero, a la adoración de los pastores; la cuarta, a la circuncisión de Cristo; la quinta, a la adoración de los tres reyes magos del oriente; y la cantata final continua con la historia de los reyes y su visita a Herodes.

Jauchzet, frohlocket!!!

jueves, noviembre 30, 2006

Chocolatadas 2006

As in 2005, we are asking for donations for the “Chocolatada 2006“ project. The name “Chocolatadas” stands for a traditional hot and sweet beverage. The project exists since 2001 and is possible thanks to international donations. It aims at providing children living in extreme poverty conditions in the southern area of Lima, Perú, with a moment of joy during Christmas Eve. Children receive a present, a piece of panetón (traditional Christmas cake), and hot chocolate. Last year the project reached 1,100 children in Cerro Lomo de Corvina (southern area of Lima).
People in conditions to make donations this year (2006) are encouraged to send them to the following bank account in Germany.

1. For people in Germany:
Daniela Krause
Account number: 6569800
Bank routing number: 200 41133
comidirect Bank AG
Berlin

2. For people in the US, you can make a deposit in this account using the following information:

Cooperationsbank: CommerzbankAG
Two world financial center
New York USA

SWIST-Code: COBAUS3XXXX
ABA- Routingnumber: 026008044

For further credit to: comdirekt-Bank AG
Quickborn in Germany
Bic/Swist-Code: COBADEHD001

to: Daniela Krause
Kontonummer: 6569800
BZL: 200 41133
comdirect- Bank AG

3. For people in EUROPE or elsewhere:
Daniela Krause
Bic/Swist-Code: COBADEHD001
IBAN: DE36200411330656980000

The amount of money is not so important as the sum of efforts. LAST DAY TO SEND DONATIONS IS SATURDAY 9TH, DECEMBER 2006.

I participated in this project in 2001 and it is run by a good friend of mine, César Flores. I can guarantee it is in good hands. Below find his original annoucement in German and Spanish. Also another version in Italian written by Lucia Tramonte.

The pictures in this post are from “Chocolatadas 2005”.







Information on "Chocolatadas 2005" (i.e., expenditures, funding sources and number of children benefited from the project) is presented next in English, and in Spanish and German after the corresponding announcements.






Your contribution is very much appreciated.

All the best,
Daniel


Liebe Freunde,

Wie viele von euch bereits wissen, seit 2001 organisiere ich zusammen mit zwei Freunden eine Weihnachtsfeier für arme Kinder aus dem Süden von Lima; diese Veranstaltung kann nur dank der finanziellen Unterstützung von Freunden aus aller Welt zustande kommen.

Das Event kennt man in Peru unter den Namen "Chocolatadas", da es dabei traditionell heiße Schokolade getrunken wird. Jedes Jahr versuchen wir damit, Kinder aus extrem ärmlichen Verhältnissen einen Moment großer Freude an einem so symbolischen Tag zu bescheren. Jedes Kind bekommt von uns ein Geschenk, ein Stück Panetone und eine Tasse mit der traditionellen heißen Schokolade.
Letztes Jahr (2005) gelang es uns, 1100 Kinder aus dem Süden Limas (Cerro Lomo de Corvina) zu helfen.

All Diejenigen, die auch dieses Jahr gerne mithelfen möchten, können ihre Spenden an Daniela Krause, eine sehr enge Freundin von mir aus Berlin, unter folgender Bankverbindung zukommen lassen:


Deutschland:
Daniela Krause
Kontonummer: 6569800
BLZ: 200 41133
comidirect Bank AG

Europa:
Daniela Krause
Bic/Swist-Code: COBADEHD001
IBAN: DE36200411330656980000

Bitte vergesst nicht: Nicht der einzelne Betrag einer individuellen Spende ist wichtig, sondern die Summe aller vereinten Bemühungen. Bitte schickt eure Beiträge bis spätestens den Samstag, 9 DEZEMBER 2006.

Wie immer, einen ganz herzlichen Dank für all Eure Hilfe.

Aus Lima, César






Estimados amigos,

Como muchos de ustedes ya saben, desde el año 2001 voy organizando conjuntamente con dos amigos una actividad navideña en favor de los niños pobres del sur de Lima; iniciativa que se consigue llevar a cabo gracias a la colaboración económica de amigos de diversas partes del mundo.

A este tradicional envento en la cosmovisión peruana se le conoce como "Chocolatadas", pues viene acompañada de una bebida caliente compuesta de chocolate y leche.

Cada año, la presente iniciativa busca brindarle a los niños de extrema pobreza un momento de gran alegría en una fecha tan simbólica como es la navidad. Y para ello, cada uno de ellos recibe un regalo, un pedazo de panetón (pan dulce) y el tradicional chocolate caliente. Este ultimo año (2005) se logró ayudar a 1,100 niños de la zona sur de Lima (Cerro Lomo de Corvina)

Para todos aquellos que estén en condiciones de dar un apoyo este año (2006), pueden enviar sus donativos a Daniela Krause, una amiga muy cercana que vive en Berlín, a la siguiente cuenta:

Alemania:
Daniela Krause
Número de Cuenta: 6569800
Código del banco: 200 41133
comidirect Bank AG

Europa:
Daniela Krause
Bic/Swist-Code: COBADEHD001
IBAN: DE36200411330656980000

Acuérdense que el monto enviado no es lo más importante sino la suma de esfuerzos (la fecha límite para enviar los donativos es el SÁBADO 9 de DICIEMBRE)

Muchas gracias como siempre por todo su apoyo,

Desde Lima. César




Ciao a tutti,

Scrivo questa email per trasmettere un'iniziativa che ha luogo in Peru', sostenuta da un caro amico e dai suoi colleghi. Il progetto si chiama "Chocolatadas 2006" e consiste nella distribuzione, proprio la vigilia di Natale, di una tazza di cioccolata calda e una fetta di panettone ai bambini dei quartieri piu' poveri dell'area sud di Lima. I bambini ricevono anche un piccolo dono, insieme alla cioccolata calda e al panettone (anche in Peru' il dolce tradizionale e' il panettone).
Le foto dello scorso anno sono qui allegate, e credo siano sufficienti a mostrare che una tazza di cioccolata, una fetta di dolce, e un regalino da nulla hanno un valore enorme dove il nulla e' la regola.
Il progetto ha preso vita alla fine degli anni novanta per iniziativa di un gruppo di volontari che operano nel sociale; nel 2005 e' riuscito a raggiungere 1,100 bambini a Cerro Lomo de Corvina (area sud di Lima).
Chinque si senta di fare una donazione, anche piccola, e' invitato a mandare l'importo su due possibili conti corrente:

1) Germania.
Daniela Krause
Conto Corrente: 6569800
Numero di transazione bancaria: 200 41133
comidirect Bank AG

2) Conto Corrente per donazioni internazionali e':
Daniela Krause
Bic/Swist-Code: COBADEHD001
IBAN: DE36200411330656980000

Importante: L'ULTIMO GIORNO VALIDO PER DONAZIONI E' SABATO, 9 DECEMBRE 2006.

Un caro saluto e anticipatamente grazie.

Lucia Tramonte

sábado, noviembre 25, 2006

Andorra

http://www.berlin-buehnen.de/media/locations/berliner-ensemble/_cache/20150513144337.jpg_detail_image.jpg
El teatro Berliner Ensemble está presentando “Andorra”, la obra de Max Frisch. Esta semana fui a verla junto con el grupo de estudiantes de mi clase de alemán. Nos decidimos por Andorra porque la trama es bastante elemental y relativamente fácil de entender. De hecho, en eso radica una de sus principales virtudes. De todas maneras antes de ir a verla leí el libro y así pude disfrutarla mejor. A continuación algo breve (porque es sábado y tengo que salir a hacer varias cosas) sobre Andorra.

Andorra es la historia de una profecía autocumplida. En esta tierra, que no es Andorra en realidad, sino un país inventado, los ciudadanos están llenos de prejuicios anti-semitistas. Andri, el personaje principal de la obra, cree que es judío, al igual que el resto de los ciudadanos de Andorra. Los andorrences lo convierten en aquello que ellos pensaban de los judíos: cobarde, sin sentimientos y ambicioso. Los “negros”, habitantes de un país vecino que perseguían a los judíos, invaden Andorra y los andorrences permiten que maten a Andri.

La mayoría de los personajes de Andorra no tienen nombres propios, en lugar, son designados simplemente como “el profesor”, “alguien”, “los negros”, “el idiota”, “el carpintero”, “el soldado”, “el sacerdote”, “el doctor”. El profesor es el padre de Andri, aunque le ha dicho que no es su hijo sino que lo rescató de “los negros” y lo adoptó. En realidad, el profesor tiene vergüenza de aceptar que es su hijo ilegítimo y por eso mintió y se la pasa borracho.

Los negros amenazan con invadir Andorra y los andorrences creen que Andri es judío. Andri quiere ser carpintero pero el carpintero le dice que debería dedicarse a hacer dinero, que lo lleva en la sangre. El doctor le dice a Andri que los judíos tienen una ambición desmesurada y que a pesar de que los ha curado no puede soportarlos. El doctor, en realidad, envidia el éxito de los judíos: “en todos los países del mundo, ocupan (los judíos) puestos importantes en universidades”. Incluso el sacerdote tiene prejuicios hacia los judíos. Le dice a Andri que es diferente y que los judíos son más inteligentes. Esta pequeña realidad, claro, evoca a otra de la historia de Europa.

Andri esta enamorado de Barblin, hija del profesor y su media hermana. Le pide la mano de su hija al profesor y éste estalla. Le dice que es lo único que le va a negar y no puede explicarle el porqué. Andri piensa que es porque es judío. Poco a poco comienza a hartarse de que lo distingan por ser judío y decide realmente adoptar el rol que los andorrences esperaban de él.

Finalmente los negros invaden Andorra. El pueblo debe vestirse de negro, se ponen en fila y los negros identifican a los judíos mirándoles los pies. A esto le llaman el “show judío” y con ello Max Frisch busca ridiculizar los métodos con los que los nazis condenaban a los judíos. Barblin es la única que tiene el coraje de decir que Andri no es judío sino que su hermano. Los soldados matan a Andri. Barblin se vuelve loca, le rapan la cabeza por ser la puta de los judíos. El profesor se suicida. La foto arriba a la derecha es de Barblin al final de la obra en el Berliner Ensemble.

Este es el fin de la historia. No es muy claro qué país es Andorra aunque algunos sugieren que es Suiza, el país de origen de Max Frisch. Esto porque Suiza siempre ha sido un país neutral y durante la segunda guerra mundial permitió las atrocidades contra los judíos. Los negros, en este caso, serían los alemanes. El mensaje principal de la obra, sin embargo, parece más general: los esteriotipos son peligrosos y la gente no debe eximirse de sus responsabilidades.

Max Frisch nació en Zurich en 1911, estudió literatura alemana pero no terminó. Trabajó como periodista, arquitecto, novelista, y dramaturgo. Sus temas principales fueron la identidad; la culpabilidad y la inocencia; la tecnología; y la autoimagen idealizada de Suiza como país tolerante y democrático. Murió en 1991.

martes, noviembre 21, 2006



Hamburger Bahnhof
http://www.museumsportal-berlin.de/media/museums/hamburger-bahnhof-museum-fur-gegenwart-berlin/hamburgerbahnhof_1.jpg
Hace unos días estuve en el Hamburger Bahnhof, Museo de Arte Moderno. El edificio donde está el museo fue construido en 1847 como una terminal de trenes de la línea Hamburgo-Berlín. En 1906 fue convertido en Museo. La foto arriba a la derecha es tal como lo vi yo.

Hamburger Bahnhof instala la colección privada de arte contemporáneo más grande del mundo. Ésta incluye más de 2 mil obras de arte realizadas por alrededor de 150 artistas. Algunos de los artistas más destacados presentes en este Museo son: Joseph Beuys, Anselm Kiefer, Roy Lichtenstein, Andy Warhol y Bernd Koberling.

Abajo la obra que más me gustó: “Mao” de Andy Warhol.
http://nga.gov.au/warhol/IMAGES/LRG/4447.jpg

viernes, noviembre 10, 2006

Berlín, 10.11.2006

Excelentísimo Dr. Christoph Müller
Embajador de la República Federal de Alemania
Avenida Arequipa 4210
Lima 18 (Miraflores), Perú
Teléfono: (0051 1) 212 50 16
Telefax: (0051 1) 422 64 75

Con copia a: „TAZ", „Die Zeit", „Der Tagesspiegel", Flüchtlingsrat Berlin, Vorsitzender des Migrationsrat Herr Piening, Comunidades Peruanas en el Exterior (RREE), Diario "Perú21“, Diario "La República“.

Estimado Dr. Christoph Müller:

Quiero manifestarle mi indignación y repudio por la manera como fui tratado por las autoridades alemanas el 6 de Marzo del 2006. Ese día fui detenido por la policía alemana por no contar con un permiso para permanecer en el país. Ante ello se me definió como una persona “ilegal” y tanto la policía como las autoridades me dieron un trato irrespetuoso y humillante. La razón: haber vivido casi 1 año en Berlín sin un permiso válido para permanecer allí.

La carta la dirijo a usted porque fui víctima de esta situación en Alemania, pero la naturaleza de este problema va más allá de su país o la Comunidad Europea. En general, por ser ciudadano peruano, mi pasaporte ha definido las fronteras y el respeto que se me da. Del mismo modo como sucede con ciudadanos de otros países pobres. Sólo ahora, a mis 28 años, me queda claro que el sistema de visas y permisos de entrada a un país no es más que una forma de discriminación institucionalizada. Es tal vez una de las formas más explícitas y aceptadas de discriminación.

Viaje a Alemania, luego de terminar una maestría en Canadá con la intención de vivir alrededor de un año en Berlin y tomar un respiro antes de comenzar el doctorado. Como usted sabrá, decisiones similares en diferentes destinos toman muchos alemanes y, en general, ciudadanos de países desarrolados con la finalidad de expandir sus horizontes. Yo escogí Berlín porque estaba fascinado con la historia de esta ciudad y las experiencias de amigos que antes estuvieron allí. En mi caso, sin embargo, por venir del sur e ir hacia el norte, las restricciones eran grandes. Para empezar, debido a mi nacionalidad, tenía que sacar una visa y viviendo en Canadá y dado el propósito de mi viaje, la que más se ajustaba a mi realidad era la visa de turista, que se expide por un período máximo de 3 meses.

Entonces, de antemano sabía que permanecería en Alemania con mi permiso expirado. Ello implicaba no poder trabajar en Berlín, no tener acceso a servicios de salud ni educación, y en general encontrarme en una situación vulnerable. Para las autoridades alemanas tendría el estatus de “ilegal”, habría cometido un delito, y esto me podría llevar a la cárcel. Además, tendría que enfrentarme al estigma en la sociedad en torno a las personas “ilegales”, del que sólo una minoría más informada está excenta.

De igual manera quise seguir mi sueño y fui a Berlín. Pero, conociendo mi situación, me preparé. Por adelantado conseguí trabajos a distancia en varios institutos de investigación fuera de Alemania y mientras estuve en Berlin coordiné estos trabajos a través del Internet y así financié mi estadía y una escuela de alemán no oficial. Además, me informé sobre las redes de protección social para personas indocumentadas en Berlín. También recibí asesoría legal y se me recomendó que al momento de salir de Alemania lo haga por tierra. Así era menos probable ser controlado y podría evitar las consecuencias de la expulsasión de este país.

Durante el tiempo que estuve en Berlín quedé encantado con la ciudad y su gente y decidí aplicar a estudios de doctorado. Luego de un largo proceso, fui aceptado y becado para hacer mi doctorado. Entonces, salí de Alemania con destino a Perú para sacar mi visa de estudios y regresar a Berlin a comenzar mis estudios. Lo hice como me lo recomendaron, por vía terrestre. Sin embargo fui detenido en la frontera con los Paises Bajos cuando me dirigía a Amsterdam para tomar mi avión a Perú.

En la estación de la policía alemana en la frontera con los Países Bajos fui víctima de un trato humillante. Pasé alrededor de cinco horas siendo interrogado y llenando documentos que certificaban el crimen que había cometido. Me hicieron pasar a una celda pequeña donde tuve que desnudarme y revisaron cada una de las prendas que llevaba. Revisaron cada papel de mi billetera y tuve que dar una explicación sobre mi relación con cada una de las personas cuyos nombres figuraban en estos papeles, como si buscasen al resto de una mafia. También a mi novia, que es alemana y viajaba conmigo, se le abrió un proceso judicial por haber vivido e intentado cruzar la frontera con un “ilegal”.

En este proceso y luego de ver los documentos que certificaban mi beca de estudios para el doctorado, un policía me preguntó por qué no había sacado mi visa de estudios en Alemania. Tal ignorancia en autoridades que trabajan en este tema resulta para mi escalofriante. Además, varios policías decían que como tenía casi un año sin permiso mi situación era más complicada, si hubiese sido una semana o unos meses, no hubiese sido tan complicado, pero un año ya era un problema. De igual manera asintían civiles que escuchaban lo que me decían, como si todo eso tuviera sentido.

Con esta lógica, ¿cómo se trata a quien tiene 2, 5, 8 años viviendo sin permiso válido? Imagino que como una persona más peligrosa. ¿Por qué no verlo de otra forma? Esta persona pasó más tiempo sin acceso a educación, salud, trabajo, en un país donde más gente vive de ayuda social que trabaja. Sin embargo, ante esta condición de exclusión y marginalidad que le fue impuesta logró sobreponerse. En mi caso, llevé una vida honesta, trabajé en mis proyectos, aprendí el idioma a un nivel que pude protestar durante este proceso, y alcancé a conseguir una beca. A pesar de ello, todos parecían convencidos de que era un criminal y que había que castigarme, porque así lo dice la ley.

De la estación de policía fui conducido a la Oficina de Migración en Leer. Me dijeron que allí posiblemente podrían darme un permiso temporal para llegar a Amsterdam y tomar mi avión a Perú. La persona que me recibió allí me dio el trato más deshumanizante de todo este proceso. En ningún momento se dirigió a mí y mostró un entendimiento nulo, sólo supo decir la ley de memoria. Repitió agresivamente que el permiso del que me habían hablado no me lo daría de ninguna manera y que no podría ir a Amsterdam por tierra ni por avión. La única opción era tomar un vuelo directo a Perú desde Alemania, cosa que no existe: la mayoría de vuelos hacen escala en algún país europeo o en Estados Unidos.

Me comunicó oralmente y por escrito que debía salir del país en máximo 2 días, de otro modo me buscarían, iría a prisión, y tendría que pagar 50 euros por cada día en prisión. Dijo que el hecho que no hayan vuelos directos a Perú no era parte de su trabajo pero de ninguna manera podría hacer conexión en otro país sin tener un permiso. Mientras él ejecutaba de memoria y a mi parecer, con gusto, todo el protocolo correspondiente, su colega atrás asintía con la cabeza con la expresión de certeza de quien está presenciando un juicio justo. Finalmente, antes de irse, me dijo que también podía olvidarme de mis estudios en Alemania porque en el documento que me había entregado decía que no podría regresar al país por al menos 3 años.

Yo, nuevamente, sin poder respetar lo que considero una ley injusta e hipócrita, opté por comprar un boleto de avión de Bremen a Amsterdam para el 8 de Marzo del 2006. Por suerte, no fui controlado a mi salida y pude llegar a Amsterdam y luego a Lima sin problemas. En Lima, y con ayuda de mi abogada en Berlín, logré en 3 meses eliminar el impedimento de entrada a Alemania de 3 años que tenía y obtener la visa de estudios. Entonces, felizmente, lo que me dijo esta persona en Leer no se cumplió: pude viajar a Amsterdam y ahora realizo mis estudios de doctorado en Berlín.

Debo decir que también recibí un trato irrespetuoso por parte del personal de la Embajada que usted dirije. Nunca me pudieron dar razón de mi situación y por ello siempre tuve que estar en contacto directo con la Oficina de Migración en Berlín. Incluso me dijeron que mi trámite podía demorar un par de meses, medio año o más de 1 año, sin el menor respeto por mis obligaciones y planes futuros. Tanto en la Embajada como en la Oficina de Migración en Berlín tuvieron siempre que hacerme recordar que era un criminal e indagaron sobre mi vida en Berlín como buscando a mis cómplices.

Aquí termina mi historia. Ahora, ¿por qué decidi vivir como “ilegal” y cometer un delito? Tengo respeto por las leyes, creo que son fundamentales para un funcionamiento organizado de la sociedad, pero también concibo que algunas leyes sean injustas, porque no vivimos precisamente en un mundo ideal. Entonces, una ley que establece que un ser humano puede ser “ilegal” sólo por no tener un permiso válido y que por ello se le trate como un criminal y una amenaza para la sociedad me parece injusta. Más aún cuando alguien es mas proclive a tener un estatus de “ilegal” si proviene de un país pobre.

Normalmente, ciudadanos de países pobres, como el Perú, necesitan visa para viajar como turistas, ésta se expide por un período máximo de 3 meses, y debe ser renovada desde el país de origen. En cambio, ciudadanos de paises más ricos no necesitan visa para viajar y pueden quedarse más de 3 meses en otro país. Luego pueden renovar su permiso de estadía en el mismo país o ingresando nuevamante desde un país fronterizo. Entonces, a pesar de vivir “ilegal” nunca considere que hice algo malo, pues la nacionalidad es finalmente una casualidad y no un crimen.

En mi caso, afortunadamente pude solventar mi vida con mis trabajos a distancia. Pero, ¿qué pasa con los “ilegales” cuando tienen prohibido trabajar, no tienen acceso a salud ni a educación, y son puestos en esta situación vulnerable? ¿Cómo esperar que se comporten estas personas? Pues obviamente es más probable que tengan una conducta socialmente indeseada, la cual no esta relacionada a su nacionalidad, sino a las condiciones de exclusión y marginalidad en las que están obligados a vivir. Entonces, este sistema hipócrita los condena a reforzar el estigma de la ilegalidad: una persona “ilegal” es un peligro potencial para la sociedad, alguien que por su situación legal es sospechoso, independientemente de que haya cometido un acto criminal o no.

En este sentido, más allá del abuso y maltrato sicológico del que fui víctima, esta experiencia ha sido también para mí aleccionadora. Me queda claro que una ley que establece que una persona es “ilegal” por no tener un permiso válido es injusta, hipócrita, y justifica un sistema que institucionaliza la discriminación hacia los que vienen de países pobres, los que vienen del sur. También que mucha gente puede vivir en la más absoluta cegedad, excusarse de sus responsabilidades, y justificar el abuso y maltrato a partir de la supremacía de la ley.

Lamentablemente, en la mayoría de los casos, tanto víctimas como victimarios de este sistema han dejado de cuestionarlo y lo han aceptado, simplemente porque así son las cosas. Tanto es así que en este proceso varios me han dicho que mi queja es infantil. Pero con esta carta quiero recordarle que no todos estamos contentos con este sistema y que ante tal aparato de discriminación uno no debe quedarse callado. Y tal vez, en efecto, mi queja deba tomarse como infantil en cuanto a su espíritu, porque se refiere a una demanda muy básica. Lo saludo.


Daniel Caro Vásquez
D.N.I 10735663
Pasaporte 2063685
Berlin, 10.11.2006
Dr. Christoph Müller
Deutscher Botschafter in Peru
Avenida Arequipa 4210
Lima 18 (Miraflores), Perú
Teléfono: (0051 1) 212 50 16
Telefax: (0051 1) 422 64 75

Kopie an: „TAZ", „Die Zeit", „Der Tagesspiegel", Flüchtlingsrat Berlin, Vorsitzender des Migrationsrat Herr Piening, Comunidades Peruanas en el Exterior (RREE), Diario "Perú21“, Diario "La República“.

Werter Herr Dr. Christoph Müller,

ich möchte meine Empörung und Ablehnung ausdrücken über die Art und Weise, wie ich am 6. März 2006 durch die deutschen Behörden behandelt worden bin. An diesem Tag wurde ich von der Polizei festgenommen, da ich nicht über eine Erlaubnis verfügte, mich im Land aufhalten zu dürfen. Angesichts dessen wurde ich als “illegale” Person tituliert. Sowohl von der Polizei, als auch von den Behörden wurde ich respektlos und demütigend behandelt. Der Grund meiner Festnahme war, dass ich fast ein Jahr in Berlin gelebt hatte, ohne einen gültigen Aufenthaltsstatus zu haben.

Ich richte diesen Brief an sie, da ich in Deutschland Opfer dieser Situation wurde, aber die Natur dieses Problems geht über ihr Land und die Europäische Gemeinschaft hinaus. Auf Grund dessen, das ich peruanischer Staatsbürger bin, bestimmt generell mein Pass die Grenzen und den Respekt, den man mir entgegen bringt. Auf dieselbe Weise, wie es bei Bürgern anderer armer Länder geschieht. Erst jetzt mit 28 Jahren wird mir klar, dass das System der Visum und Einreiseerlaubnisse in ein Land, nichts weiter als eine Form der institutionalisierten Diskriminierung ist. Es ist vielleicht eine der explizitesten und akzeptiertesten Form der Diskriminierung.

Ich bin nach Berlin gereist, nachdem ich meinen Universitätsabschluss in Kanada gemacht hatte. Meine Absicht war ca. ein Jahr in Berlin zu leben und eine Erholungspause einzulegen, bevor ich meinen Doktor machen würde. Wie sie wissen werden, treffen viele Deutsche an verschiedenen Orten diese Entscheidungen, im allgemeinen Bürger entwickelter Länder, mit der Absicht ihren Horizont zu erweitern. Ich habe Berlin ausgewählt, weil ich von der Geschichte dieser Stadt fasziniert war und aufgrund der Erfahrungen meiner Freunde, die früher hier waren. In meinem Fall jedoch waren die Restriktionen um aus dem Süden kommend, nach Norden zu reisen, groß. Erstens musste ich aufgrund meiner Staatsangehörigkeit ein Visum beantragen, obwohl ich in Kanada wohnte, und musste den Grund meiner Reise angeben. Für mich war es nur möglich mit einem Touristenvisa zu kommen, dass nach spätestens 3 Monaten abläuft. Nur um ein Touristenvisum zu bekommen, sind die Restriktionen so hoch gesetzt, dass es den meisten meiner Landsleute nicht möglich ist, ein solches zu bekommen.

Nun wusste ich von Anfang an, dass ich mit meiner abgelaufenen Aufenthaltserlaubnis in Deutschland bleiben würde. Das bedeutete, nicht in Berlin arbeiten zu können, keinen Zugang zu Gesundheitsdiensten oder Bildung zu haben und, dass ich mich generell in einer schwierigen Situation befinden werde. Für die deutschen Behörden hätte ich den Status eines "Illegalen”, ich hätte eine Straftat begangen, und das würde mich ins Gefängnis bringen. Außerdem würde ich mich mit dem Stigma konfrontiert sehen, dass die Gesellschaft gegenüber “Illegalen” hat. Nur eine informiertere Minorität ist davon ausgeschlossen.

Trotzdem wollte ich mir meinen Traum erfüllen und fuhr nach Berlin. Da ich meine Situation kannte, bereitete ich mich vor. Im voraus besorgte ich mir Arbeit in verschiedenen Forschungsinstituten außerhalb Deutschlands und während ich in Berlin war, koordinierte ich diese Arbeiten via Internet und finanzierte so meinen Aufenthalt und einen Deutschkurs. Außerdem informierte ich mich über die sozialen Netzwerke für Personen ohne Papiere in Berlin. Auch ließ ich mich rechtlich beraten, und mir wurde empfohlen, wenn ich Deutschland verlasse, dies auf dem Landweg zu tun. So wäre es weniger wahrscheinlich kontrolliert zu werden, und ich könnte die Folgen einer Ausweisung vermeiden.

Während der Zeit, die ich in Berlin war, war ich begeistert von der Stadt und seinen Menschen und entschied mich, meine Studien für die Doktorarbeit in Berlin fortzusetzen. Später nach vielen Mühen, wurde ich als Doktorand in einem internationalen Programm angenommen und erhielt die Zusage für ein Stipendium. Dann verließ ich Deutschland mit dem Ziel Peru, um ein Studentenvisa zu beantragen und legal nach Berlin zurückzukehren und mein Studien zu beginnen. Ich verließ Deutschland so, wie mir empfohlen worden war, auf dem Landweg. Trotzdem wurde ich an der Grenze zu den Niederlanden festgenommen, als ich auf dem Weg nach Amsterdam war, um mein Flugzeug nach Peru zu nehmen.

Auf der deutschen Polizeiwache an der Grenze zu den Niederlanden wurde ich Opfer einer demütigenden Behandlung. Ich wurde fast 5 Stunden verhört und musste Formulare ausfüllen, die bescheinigen, dass ich ein Verbrechen begannen hatte. Ich wurde in eine kleine Zelle geführt, wo ich mich entkleiden musste und alle Kleidungsstücke, die ich trug wurden durchsucht. Sie untersuchten alle Papiere meiner Brieftasche und ich musste meine Beziehung zu jeder einzelnen Person, die in diesen Papieren vorkam erklären, so als ob man den Rest einer Mafia suchen würde. Auch gegen meine Freundin, die Deutsche ist und mit mir reiste, wurde ein Verfahren eröffnet, da sie mit einem “Illegalen” zusammengelebt und die Grenze überquert hatte.

In diesem Verlauf und später, als sie meine Dokumente sahen, die mein Stipendium für die Doktorarbeit bescheinigten, fragte mich ein Polizist, wieso ich kein Studentenvisum in Deutschland beantragt hatte. Soviel Unwissenheit von Behörden, die jeden Tag mit diesem Thema beschäftigen sind, ist für mich schockierend. Außerdem, sagten mir mehrere Polizisten, dass die Situation komplizierter wäre, da ich schon fast ein Jahr ohne Aufenthaltserlaubnis hier zugebracht hatte. Wäre es eine Woche oder einige Monate gewesen, wäre es nicht so kompliziert gewesen, aber ein Jahr wäre schon ein Problem. Dem stimmten auch andere Zivilisten zu, die hörten, was sie mir sagten, als ob das Sinn machen würde.

Mit dieser Logik, mit der man mit jemanden verfährt, der 2, 5, 8 Jahre ohne Aufenthaltserlaubnis hier lebt? Ich stelle mir so eine Person noch gefährlicher vor. Warum kann man es nicht anders sehen? Diese Person verbringt mehr Zeit ohne Zugang zu Bildung, zum Gesundheitssystem, Arbeit in einem Land, wo mehr Leute von Sozialhilfe leben als arbeiten. Trotz dieser Bedingungen des Ausgeschlossenseins und der Ausgrenzung, denen er ausgesetzt war, hat er geschafft sich durchzusetzen. In meinem Fall führte ich ein ehrliches Leben. Ich habe an meinen Projekten gearbeitet. Ich habe die Sprache so gelernt, dass ich während des Verfahrens protestieren konnte, und ich habe geschafft ein Stipendium zu erhalten. Trotzdem scheinen allen überzeugt zu sein, dass ich ein Verbrecher bin, und dass ich bestraft werden muss, weil es das Gesetz so sagt.

Von der Polizeistation wurde ich zur Ausländerbehördebehörde in Leer gebracht. Mir wurde an der Grenze gesagt, dass man mir eine zeitweilige Aufenthaltserlaubnis geben könnte, um nach Amsterdam zu kommen und mein Flugzeug nach Peru zu nehmen. Die Person, die mich in der Ausländerbehörde empfing, behandelte mich auf die unmenschlichste Weise während dieses ganzen Verfahrens. Nicht einen Moment wandte er sich an mich und zeigte keinerlei Verständnis, sprach nur mit den Menschen die mich begleiteten über meinen Kopf hinweg, er konnte nur das Gesetz auswendig aufsagen. Er wiederholte aggressiv, dass er mir die Aufenthaltserlaubnis von der man mir erzählt hätte, auf keinen Fall geben würde und ich weder auf dem Landweg noch auf dem Luftweg nach Amsterdam reisen könnte. Die einzige Möglichkeit wäre einen Direktflug von Deutschland nach Peru zu nehmen, was nicht möglich ist, da die Mehrzahl der Flüge in irgendeinem europäischen Land oder den USA zwischenlanden.

Man teilte mir mündlich und schriftlich mit, dass ich das Land innerhalb von maximal 2 Tagen zu verlassen habe, sonst würde man mich suchen, ich würde ins Gefängnis gehen und müsste 50 Euro pro Tag im Gefängnis zahlen. Er sagte mir, dass die Tatsache, dass es keine Direktflüge nach Peru gebe, nicht Teil seiner Arbeit wäre, und dass ich auf keinen Fall in einem anderen Land, ohne Erlaubnis, umsteigen könnte. Dabei vollzog er auswendig und wie mir schien mit Vergnügen, das entsprechende Protokoll. Sein Kollege hinter ihm nickte zustimmend mit einem Ausdruck der Gewissheit einem gerechten Verfahren beizuwohnen. Schließlich, bevor er ging, sagte er mir, dass ich auch mein Studium in Deutschland vergessen könnte, da in dem Dokument, dass er mir übergeben hatte, stand, dass ich für mindestens drei Jahre nicht nach Deutschland zurückkehren dürfe.

Ohne das so ungerechte und heuchlerische Gesetz zu respektieren, entschied ich mich ein Flugticket von Bremen nach Amsterdam für den 8. März 2006 zu kaufen. Zum Glück wurde ich bei meiner Ausreise nicht kontrolliert und konnte ohne Probleme nach Amsterdam und dann nach Lima gelangen. Mit Hilfe meiner Anwältin in Berlin, gelang es mir in Lima, nach drei Monaten das 3-jährige Einreiseverbot nach Deutschland aufzuheben und ein Studentenvisum zu erhalten. So erfüllte sich glücklicherweise nicht, was der Beamte in Leer mir prophezeit hatte: Ich konnte nach Berlin zurück kommen und mache jetzt meinen Doktor.

Ich muss sagen, dass ich auch respektlos seitens der Mitarbeiter der Botschaft, die sie leiten behandelt worden bin. Sie konnten oder wollten mir über meine Situation keine Auskunft geben, haben mich hingehalten und ich musste deshalb ständig im direkten Kontakt mit der Ausländerbehörde in Berlin bleiben. Außerdem sagten sie, dass die Formalitäten ein paar Monate, ein halbes Jahr oder ein Jahr dauern könnten, ohne das geringste Verständnis für meine Verpflichtungen und Zukunftspläne. Sowohl in der Botschaft als auch bei der Ausländerbehörde in Berlin musste man mich immer daran erinnern, dass ich ein Krimineller wäre, und es wurden Nachforschungen über mein Leben in Berlin gemacht, als ob man meine Komplizen suchte.

Hier endet meine Geschichte. Nun, warum ich mich entschieden hatte als “Illegaler” zu leben und eine Straftat zu begehen? Ich respektiere die Gesetze, ich glaube, dass sie die Grundlage sind für eine organisierte, funktionierende Gesellschaft. Aber ich halte einige Gesetze für ungerecht, weil wir nicht gerade in einer idealen Welt leben. Nun, ein Gesetz, das festlegt, das ein Mensch “illegal” sein kann nur weil er keine gültige Aufenthaltserlaubnis hat und man ihn deshalb, wie einen Kriminellen behandelt und als eine Bedrohung für die Gesellschaft empfindet, erscheint mir ungerecht. Noch mehr, wenn jemand besonders dann den Status “illegal” hat, wenn er aus einem armen Land kommt.

Normalerweise, benötigen Bürger armer Länder wie Peru Touristenvisa, um zu reisen. Dieses läuft nach einem Zeitraum von maximal drei Monaten ab und muss vom Ausstellungsland verlängert werden. Im Vergleich dazu benötigen Bürger reicherer Länder kein Visum, um zu reisen und können mehr als 3 Monate in einem anderen Land bleiben. Später können sie im selben Land ihre Aufenthaltsgenehmigung verlängern oder wieder aus einem Nachbarland einreisen. Obwohl ich “illegal” war, war ich nie der Ansicht etwas Schlechtes getan zu haben, denn die Staatsbürgerschaft ist schließlich ein Zufall und kein Verbrechen.

In meinem Fall, konnte ich glücklicherweise meinen Lebensunterhalt mit meinen Arbeiten im Ausland bestreiten. Aber was passiert mit den “Illegalen”, wenn ihnen verboten ist zu arbeiten, sie keinen Zugang zum Gesundheitswesen noch zu Bildung haben und in diese empfindliche Lage versetzt sind? Was erwartet man, wie sich diese Personen verhalten? Nun ist es offensichtlich am wahrscheinlichsten, das sie ein sozial unerwünschtes Verhalten haben, was nicht abhängig von ihrer Staatsangehörigkeit ist, sondern von den Bedingungen der Ausgeschlossenheit und Ausgrenzung, in der sie gezwungen sind zu leben. Da dieses heulerische System sie dazu verurteilt, das Stigma der Illegalität noch zu verstärken: Eine “illegale” Person ist eine potentielle Gefahr für die Gesellschaft, jemand der verdächtig ist, aufgrund seiner rechtlichen Situation, unabhängig davon, ob er eine Straftat begangen hat oder nicht.

In diesem Sinne, über den Missbrauch und die psychologisch Misshandlung, deren Opfer ich geworden bin hinaus, war diese Erfahrung für mich lehrreich. Mir ist klar, dass ein Gesetz das festlegt, dass eine Person “illegal” ist weil sie kein gültiges Papier hat, ungerecht und heuchlerisch ist und ein System rechtfertigt, dass die Diskriminierung institutionalisiert gegenüber denen die aus armen Ländern kommen. Auch wenn viele Menschen in absoluter Blindheit leben und sich für ihre Verantwortung entschuldigen können und den Missbrauch seitens der Oberhoheit des Gesetzes rechtfertigen.

Leider haben in den meisten Fällen sowohl Opfer als auch Täter diese Systems aufgehört, das Gesetz in Frage zu stellen und haben es akzeptiert, einfach weil es so ist. Auch haben mir in diesem Verfahren viele gesagt, dass meine Beschwerde infantil sei. Aber mit diesem Brief möchte ich Sie daran erinnern, dass wir nicht alle mit dem System zufrieden sind in dem wir leben, und das man gegenüber diesem Apparat der Diskriminierung nicht still sein darf. Und vielleicht könnte man, in der Tat meine Beschwerde für infantil halten, was ihren Sinn angeht, weil es sich um eine Grundlegende Forderung handelt. Ich grüße Sie.

Daniel Caro Vásquez
D.N.I 10735663
Passnummer: 2063685

domingo, octubre 29, 2006

Zuckerfest (Fiesta del Azúcar)



https://muslimbychoice67.files.wordpress.com/2009/09/200920096250.jpgEl Jueves por la mañana me puse una camisa, un pantalón, agarré mi laptop, y me fui a la Universidad de Humboldt a encontrarme con mi supervisor y comenzar a trabajar/estudiar en la Universidad. Mi supervisor me presentó a la gente, me mostró mi lugar de trabajo, e inmediatamente me dijo que había un taller y si quería podía apuntarme, comenzaba en 10 minutos.

El tema del taller me interesaba, pero, primer problema, el taller no era parte de mi programa y por lo tanto era en alemán y no en inglés. La pregunta era entonces, me apunto o no me apunto. Pues como dice la Kitty “cancha y concha” y entonces me metí al taller. Entré un poco haciéndome el loco, como que conmigo no era, pero, segundo problema, los docentes que dirigían el taller pidieron que cada uno se presente, la clásica.

Sólo hace poco más de tres años casi me da ataque cuando en un taller en Quebec, Canadá, pidieron que cada uno se presente. En la mesa habían puros tiburones, yo era el más chibolo, y dudaba de mi inglés y supongo que de mucho más. Ahora, mi alemán es de hecho mucho más misio que lo que era mi inglés en esa época, pero apliqué “cancha y concha” y aunque me sentí un poco nerviosillo, me presenté incluso haciendo una broma. Dije que era mi primer día del doctorado y que a diferencia de los demás no tenía mucho que decir, que no me pregunten nada porque ni yo mismo sé que hago acá. Me reí y la gente también. Entonces comenzamos bien el taller.

El otro tema para mí era si entendería algo. Hasta ahora las únicas clases en alemán que había tenido era del idioma alemán, nunca de algo técnico, como era el caso de este taller. Pero, felizmente en un inicio me di con la sorpresa que entendía un montón. Me mataba de risa solo. Le decía a la chica que estaba a mi costado “no puedo creer que entiendo tanto!” , estaba super contento, y ella sonreía, sin saber lo que eso significaba para mí. Pasé 8 horas el jueves y el viernes en ese taller.

Al final tampoco fue tan fácil entenderlo, se me hizo pesado entender algunos conceptos, y tuve que agarrar a la misma chica de diccionario. Estaba aprendiendo alemán y una técnica nueva al mismo tiempo. Demasiada información y al final mi cabeza casi explota. Pero lo bueno es que, como se dice en alemán “es geht schon”, o sea, ya se puede.

Viernes y sábado por la noche no pasó mucho. El viernes sí en realidad. Salí con Percy y Thorsen. Nos encontramos en la esquina del movimiento, es decir, en el Koof im Kiez. Previamente había comprado unas chelas en el Plus, pues aunque ya hay más billete, sigo con las mismas costumbres, es decir, me rehuso a entrar a un bar y pagar más de 1 euro por una cerveza cuando las puedo comprar a 30 centavos. Entonces estuvimos por las calles vagando un rato, hasta el amanecer.

Pero el título de este blog se debe a hoy domingo. Es que por la tarde estuve celebrando el Eid ul-Fitr o Zuckerfest, como se le llama en alemán a la celebración islámica al final del Ramadán. Sucede que la colega de Dane es turca y hace unos días la llamó para decirnos que ella, su esposo, e hijos celebrarían el Zuckerfest en su casa y que estabamos invitados. A mi me daba mucha curiosidad y de hecho me apunté.

La casa queda en Friedrichshain, uno de los barrios más alternativos de Berlín. Por dentro tiene una buena pinta: velas, posters, fotos en la pared, libros, vinos, vida pues! Nosotros llegamos con unos dulces y un vino. Ellos habían preparado un montón de comida, como para un batallon, y es que habían invitado a un montón de gente. Ella es turca y él alemán. Entonces los invitados eramos bastante multicultis.

Al llegar nos ofrecieron un poco de perfume para las manos y la cara. Es una tradición turca. Yo me lo apliqué. El olor del perfume en mis manos me hizo recordar al olor de las manos de mi abuela. Luego tomamos vino, conversamos un rato, y nos ofrecieron comida. La comida buenaza. Pollo, cuscus, ensalada de papa, berenjena, goezleme (algo así como una quesadilla, a veces con espinaca), y pasteles de postre. Yo me empuje el pollo, el cuscus, y un goezleme, que por cierto me encantan (ver foto).

¿De qué trata el Zuckerfest? Es una celebración que marca el final de una etapa de recogimiento, que es el Ramadán. Esta fiesta religiosa se comparte con la familia y los amigos. En este día los musulmanes agradecen a Dios el haberles dado fuerza y control durante el Ramadán. Los niños reciben caramelos y chocolates como recompensa por no haber comido dulces durante el Ramadán. De allí el nombre de la celebración: fiesta del azúcar.

Claro, la celebración a la que fui no fue precisamente un modelo de esta tradición, porque bueno, estamos en Berlín, esta pareja ha crecido acá, y la familia de ellos no vive en la ciudad. De hecho algunos de los turcos que estaban allí son hijos de turcos que nacieron y crecieron acá y no hablan turco, sólo alemán. Para esto y para no confundir, para la ley alemana no basta con haber nacido acá para ser alemán, por eso ellos siguen siendo turcos a pesar de haber nacido acá.

Finalmente, una curiosidad. Ahora comentaban de un juego de cartas que me pareció super creativo. Cada carta tiene la foto de un Imbiss (como un puesto de comida) de comida turca en Berlín, la dirección del Imbiss, la distancia desde el Imbiss a Istambul, el número de hermanos que trabajan con el dueño (porque es clásico que los turcos trabajan con su familia), el número de mesas, etc. Tu carta compite con la del otro y dependiendo de qué tan cerca está tu Imbiss de Istambul, el número de hermanos que trabajan, y criterios por el estilo, entregas tu carta o te quedas con la del otro. Gana quien se queda con más cartas.

lunes, octubre 23, 2006

Wintergreen



http://static1.squarespace.com/static/554fc115e4b01e5092f79e57/t/554fd16ee4b0e94d5db7b304/1431294333132/1400-charlottesville-va-downtown.imgcache.rev1409086909867.web.jpg?format=1500wRegresé ayer de Wintergreen, USA. Esto está en el estado de Virginia a una hora de Charlottesville, donde está la Universidad de Virginia. Estuve una semana por allá en un seminario que es parte de mi doctorado junto con gente de Berlín, la Universidad de Vigninia, y la Universidad de Michigan. Así es como ha comenzado mi doctorado, con este seminario. Entonces, luego de estar poco más de año y medio fuera de las canchas, el sábado pasado volví a la academia.

Salí tempranito el sábado pasado con dirección al aeropuerto Tegel con mi mochila y mi laptop. De hecho emocionado por comenzar finalmente el doctorado, luego de un período largo sin trabajo estable, haciendo de todo un poco, viviendo mi rebeldía, en la bohemia, y en muchas casas. Los últimos par de meses fueron desesperantes, contaba las horas para comenzar a tener una vida más estable y finalmente llegó.

La semana anterior a mi viaje estuve haciendo unas comprillas. Ante la inseguridad de volver a un ambiente académico luego de tanto tiempo, al menos había que vestirse bien. Es que cuando uno se siente seguro de su tema llega al seminario como a su casa, con polo, zapatillas, sin usar el membrete que identifica a cada uno de los participantes. Total, si me hacen una pregunta los deslumbro a todos. Pero en mi caso era lo contrario. Entonces, como nunca, me preparé como para ir a una boda.

Compré zapatos, camisas, pantalones. Como tengo todo el tiempo del mundo y viajo en metro gratis por estar en la universidad (qué viva el socialismo!) anduve por media ciudad en tiendas de segunda mano escogiendo prendas de vestir. Encontré camisas por 3 euros, unas zapatillas por 2 euros, y un par de pantalones de marca que me quedaban un poco grandes pero les mande a hacer la basta. Los zapatos fue lo único que me compré nuevos, claro, de oferta. Estuve todos los días saliendo a ver ropa, hasta un día antes de viajar. Entonces viajé como un campeón y aunque participé poco en el seminario fui de los mejores vestidos, que al final es lo más importante.

El viaje comenzó con contratiempos. En Washington perdí mi conexión para Charlottesville. Tenía hora y media para tomar mi vuelo pero el control en aduanas fue un caos total, en verdad pues que la seguridad en los aeropuertos gringos es todo un show, la paranoia. Muchísima gente perdió su conexión. Algunos tenían sólo 30 min para el siguiente vuelo e imposible pues. Yo pensé que tenía tiempo suficiente pero no. En lo que haces una cola larguísima, luego te quitan los zapatos, te toman la foto, y te toquetean se te va todo el tiempo.

Mi hipótesis es que todo es una conspiración de la industria de pasta de dientes. En los controles a uno le quitan la pasta de diente, luego uno vuelve a comprar otra, y te la vuelven a quitar. Escuchaba varias personas que decían molestas “pero si me acabo de comprar esta pasta de dientes porque la otra me la quitaron en el otro aeropuerto” e igual se las quitaban. Entonces son los únicos que salen ganando, todos los demás perdemos: el aeropuerto, las aerolíneas, los pasajeros.

A pesar de todo, a mí no me fue tan mal porque puede tomar otro vuelo un par de horas más tarde. El resto de gente que viajaba conmigo para el seminario, que en ese momento no sabía que estaban conmigo porque no los conocía, perdieron su vuelo, tuvieron que pasar la noche en Washington y volar al día siguiente, algunos por la mañana y otros por la tarde. Incluso algunos viajaron por tierra porque no encontraban vuelo.

Yo tuve la suerte de que la chica encargada de atender a los pasajeros que perdimos nuestra conexión era de Torreón, México, lugar donde he vivido. Entonces nos pusimos a conversar, nos hicimos un poco colegas, y al final hizo una jugada para que yo pueda viajar. A pesar que el avión de la noche ya no tenía sitios y había una lista de espera como de 16 personas, yo fui el único que viajé. Me dijo “corre, corre, llega a la sala, diles que te mando yo, ellos ya saben, te van a dejar entrar”. Entonces, fui corriendo, cosa que odio de los aeropuertos, uno siempre por alguna razón tiene que correr, llegué y pasé.

Debo decir también que mientras la mayoría de gente estaba molestísima por perder su conexión (casi se arman un par de broncas entre amigos que viajaban juntos!, ni siquiera desconocidos), a mi me daba totalmente igual, no me interesaba en lo más mínimo, pasar más horas en el aeropuerto o la noche ahí. No sé, de por sí se me hacía raro estar viajando a los states luego de haber estado tan misio. La gente, en cambio, estaba puteando en la cola de quejas. Yo me compré mi sanguche, me puse a conversar con la mexicana sobre la comarca lagunera y las nieves de Lerdo. Y felizmente, me hizo un paro pues.

Luego llegando a Charlottesville me recogieron y me llevaron al Wintergreen Resort, a una hora de la ciudad. El hotel es como una pequeña ciudad, con restaurantes, campo de golf, caminos para esquiar, y vías para caminar. No hay habitaciones sino pequeñas casas en medio de un bosque donde el paisaje otoñal es especialmente alucinante (ver foto). Mi estadía ahí fue el engreimiento total. Tenía una casa de dos pisos, con un balcón con una vista impresionante, sala, dos habitaciones para dormir, cocina, chimenea, dos televisores, dos teléfonos. Todo para mí solo. Luego los desayunos, almuerzos, comidas, todo pagado en el restaurant que quisieramos. Y cada día luego del seminario vinos y los tragos que queríamos.

Para mí, que en Berlín recojo botellas en la calle o me acerco a las mesas en el morgenrot como si fuera mozo y les pregunto si me puedo llevar las botellas para luego sacar algo con el depósito, limpio casas, pateo cajeros automáticos porque no les puedo sacar más plata, me voy a las iglesias, a caritas, y con 10 euros tengo que comer una semana (se puede!!), era pues todo un shock. De pronto comenzó mi primer pago de la beca un día antes del viaje y me engríen de esta manera en Wintergreen. La locura.

Algunos de los que han seguido este proceso conmigo, todo lo que pasé por acá (incluyendo la deportación y luego regresar) celebrán que comience esta nueva etapa. Pero no falta, como siempre, quien me haya dicho que soy una persona con mucha suerte o que debería agradecerle mucho a Dios. Como si a uno le cayeran regalos del cielo. También una peruana que vive en Berlín en su intento por compararse conmigo y para evitar complicaciones terminó diciéndome y a su novio que entonces yo no era peruano. Sí, sí, Dios, suerte, y no soy peruano, claro, my ass!! Incluso alguna vez he tenido que decir ante estas explicaciones “si, bueno, pero también un poco de esfuerzo, no crees?”.

En fin. No reniego más. El grupo de Berlín, salvo yo, llegó al siguiente día. Todos molestísimos por tener que pasar la noche en Washington y por como fueron tratados en el aeropuerto. Por otro lado, encontraron la excusa perfecta para expresar su odio a los Estados Unidos. Y es que los berlineses pues ven a los americanos como un grupo de salvajes ignorantes. Entonces hubo un poco de mala vibra desde el principio. Durante las comidas los europeos se sentaban en una mesa y los americanos en otra. Las pocas veces que hubo contacto entre los dos grupos por ahí salió el sarcasmo de los alemanes sobre USA. Los americanos ni se enteraban, mejor seguían hablando de Seinfield.

Conocí a mucha gente y especialmente a ninguno. Yo soy de los que me suelo pegar con una persona pero esta vez hablé con casi todos o todos un poco. Por momentos en el seminario me aburrí porque hablaban de temas que no son los míos. En realidad creo que sólo dos presentaciones tuvieron que ver con lo que yo hago. Tampoco tenía muchas ganas de asistir a las celebraciones cada día post-seminario. Entonces luego del seminario me atiborraba de shows norteamericanos: Seinfield, Family Guy, King of the Hill, Friends, Will and Grace, Fraiser.

Tanto los shows como las conversas con los americanos me recordaron unas cuantas cosas sobre esta cultura que se expresan en las siguientes expresiones: Oh oh, sorry, my mistake; we are dating; he didn’t return my calls; its up to you; did he give you his phone number?; I’m so glad to know that you are doing well; I’m so happy for you (con sonrisa fingida). Por cierto, algo parecido a esta última le dije a un berlinés en una casa okupa cuando recién llegaba de Canadá, con estas malas costumbres, y ante mi politiquería me contesto “bla, bla, bla…fuck you man!!”. Ja, ja, bienvenido a Berlín. Pero bueno, estas son algunas de las expresiones que siempre me han llamado la atención, por su connotación y lo mucho que dicen sobre esta sociedad. No las pretendo explicar porque me extendería demasiado, por ejemplo con el up to you y my mistake, pasu, pero creo que los que conocen de cerca esta sociedad saben a lo que me refiero.

Los últimos días en Wintergreen no veía la hora de regresar a Berlín a comenzar a hacer mis cosas. Ayer regresé con el grupo de berlinesas. Conversando tranquis en el camino. La misma gente que viajamos juntos a USA pero ahora sí nos conocíamos. Dane me recogió del aeropuerto, de ahí a dormir un par de horas en la casa y por la noche fiesta con Dane, Nico, Siba y otra gentilla. Contento de estar de vuelta y ahora sí de vuelta al cole.

miércoles, octubre 11, 2006

Rio - Contéstame

Encontré esta joya del rock peruano de los 80s en YouTube. Qué tales épocas y qué música tan de puta madre.

lunes, octubre 09, 2006

Museo Judío

http://www.berlin-infoguide.de/bilder/juedisches-museum-berlin.jpgHace un par de días estuve en el Museo Judío. Sucede que conocí en un bar a un tipo que trabaja en el museo y me dijo que podía entrar gratis, entonces, como hace tiempo que quería conocer este museo, aproveché la oportunidad. El museo es uno de los atractivos turísticos más importantes de Berlín. A continuación una descripción sobre lo que puede ver allí.

La exhibición permanente del Museo Judío en Berlín no sólo atraviesa el holocausto, sino que hace un recorrido a través de la historia del pueblo judío alemán desde la Edad Media hasta la actualidad. Comienza con la primera evidencia de presencia judía en Colonia en el año 321 y llega hasta el exterminio de 6 millones de judíos en Europa durante el régimen Nazi. Más alla de la exhibición en sí misma, vale la pena referirse sólo a la arquitectura del museo.

El edificio del Museo Judío es una obra del arquitecto Daniel Libeskind, el mismo que ganó en el 2003 la competencia para la construcción de un proyecto de gran importancia: el World Trade Center Ground Zero Site en Nueva York. El arquitecto judío polaco, que ha vivido 13 años en Berlín, es conocido por introducir un discurso crítico y multidisciplinario en la arquitectura. En su trabajo busca promover la paz y por ello ha recibido numerosas distinciones.

La arquitectura del Museo Judío es una obra de arte que cuenta por sí sola la historia de los judíos en Alemania. De hecho, dicen que antes que abriera sus puertas en el 2001, en un paseo por el museo vacío la gente ya podía imaginar las exhibiciones que presentarían en las salas. Por ejemplo, el Jardín del Exilio y la Emigración consiste de 49 pilares, 48 hacen referencia a la fundación del estado de Israel en 1948 y 1 a Berlín. Con este jardín Daniel Libeskind quiere hacernos sentir la confusión por la que pasa uno en el exilio. Asimismo, la Torre del Holocausto (ver foto) es un área en memoria a las víctimas del período Nazi representada por un espacio completamente vacío. Se encuentra al final de un pasillo detrás de una puerta de metal. Dentro el clima es frio, uno está rodeado de concreto, y hay una pequeña luz en la parte superior durante el día.

Por arriba la figura del Museo Judío se asemeja a un rayo. Posiblemente representa una estrella de David extendida, aunque también hay otras interpretaciones. Llama la atención que el edificio principal del museo no tiene ningún tipo de acceso desde la calle. La entrada se realiza desde un edificio adyacente, el Museo de Historia Alemana, a través de una escalera y un túnel que atraviesa este museo. Esto es un símbolo de que la historia alemana y judía es inseparable, violenta, y secreta.

En cuanto a la exhibición, primero presenta la historia de tres comunidades judías en la Edad Media: Speyer, Worms, y Mainz. Estos pueblos fueron centros de apogeo cultural en Europa Occidental. Allí convivieron judíos y cristianos en paz hasta el inicio de las cruzadas. Este pasaje de la historia es mostrado en un video tridimensional. El museo también exhibe cómo judíos fueron perseguidos y asesinados durante las cruzadas y la época de la peste en Europa. En el último caso porque se decía que ellos habían puesto veneno en los pozos de agua y de allí había surgido la peste.

Luego, el museo presenta la historia de los judíos en el sur y oeste de Alemania durante el siglo 15 y 16. En este período se volvieron comerciantes. Acá es cuando su posición comienza a ser envidiada y estar bajo permanente amenaza. Los judíos vivieron siempre en Alemania con muchas restricciones. Sólo en 1871 pasan a ser ciudadanos con iguales derechos. Pero, las restricciones a los judíos se eliminaron por poco tiempo. 60 años más tarde los Nazis abolieron la igualdad de derechos para judíos alemanes y dirigieron el exterminio y la persecución del pueblo judío en Europa. 6 millones de judíos murieron y casi la mitad de la población judía en Alemania emigró antes de la prohibición de la emigración judía en 1941.

El Museo Judío además cuenta con algunos registros de la vida cotidiana de los judíos en Berlín desde principios del siglo 20. Por ejemplo, videos caseros en que las familias judías van juntas a los lagos a tomar el sol y bañarse. Los niños pelándose, las mamás gordas cocinando con ropas de baño antiquísimas y graciosísimas. Recetas de cocina judía que hasta ahora se pueden encontrar en algunos restaurantes “kosher” en Berlín. Este tipo de recetas tienen sus reglas, por ejemplo, no es posible juntar leche con carne. Luego esta la sección de los hábitos sexuales judíos. Acá exhiben consoladores de la época, que estéticamente no son nada sexys, fotos de la comunidad gay judía, y de trasvestis judíos.

jueves, septiembre 28, 2006

Adressat Unbekannt (Dirección desconocida)



En “Adressat Unbekannt” Kressmann Taylor presenta la correspondencia entre Max y Martin durante los años 1932-1934. O como una vez escuche decir a un colega bien político de mi trabajo en Lima refiriéndose a las cartas que se habían cruzado cierto funcionario público con el ministro: el intercambio epistolar. Me pareció super clásico, todos nos reimos mucho sobre eso. Pero en fin. Sobre el libro.

Max y Martin son alemanes y vivieron una temporada juntos en San Francisco, donde abrieron una galeria de arte. Luego Martin regresó con su familia a Alemania y se instaló en Munich. Desde allí trabajaba para el gobierno y coordinaba con Max las operaciones de la Galería. Max era un buen amigo de Martin, su esposa e hijos mientras ellos vivieron en San Francisco. Pero cuando regresaron a Alemania la cosa cambio.

Las desaveniencias entre Martin y Max comienzan con el surgimiento de la figura política de Hitler. Max es judío y tiene un mal presentimiento sobre el futuro de los judíos en Europa con Hitler. Le pregunta a Martin cuál es su opinión sobre Hitler. Martín piensa que Hitler va a construir una Alemania que va a mostrar “cosas grandes” al mundo. Que finalmente Alemania no tendría que sentirse más castigada y avergonzada por las consecuencias de la Primera Guerra Mundial ya que Hitler le devolvería el orgullo a la nación. Una mirada que tenían muchos alemanes en esta época. Por eso, aunque la historia de este libro es ficticia, no se aleja mucho de la realidad.

Max no puede creer que Martin realmente apoye a Hitler y a su política antisemita. Piensa que escribe esas cosas por carta por miedo a que se sepa que el mantiene una amistad con un judío. Sin embargo, luego se envían cartas a través de un amigo en común que viajaba de San Francisco a Munich y a Max le queda claro que Martin se ha comido todo el rollo nacionalsocialista. Incluso Martin le dice que la muerte de los judíos sera una pérdida necesaria pero menor para lograr construir una gran nación. Le dice a Max que no debería pensar sólo en si pueblo sino en la grandeza que vendría para Alemania una vez que se haya concretado el proyecto que tenía Hitler.

Max se siente ofendido por las comunicaciones de Martin. Peor cuando se entera a través de contactos en Europa sobre el maltrato a los judíos en Alemania. Entonces la relación amical se deteriora y pasan a tener una relación netamente laboral, es decir, sobre las cuentas de la galería. Sin embargo, en una carta posterior Max le escribe a Martin sobre su hermana, Griselle, que vivía en Viena. Él estaba preocupado porque Griselle había viajado a Berlín con una obra de teatro. Tenía miedo que algo le haya pasado. Especialmente después que le escribió una carta y que se la devolvieron con un sello que decía “Adressat Unbekannt”. Por eso le pidió a Martin que vaya a Berlin a buscarla.

Pensaba que Martin se olvidaría de toda su politiquería al saber que Griselle podía estar en problema. Esto porque ella fue antes novia de Martin y el le guardaba mucho aprecio. De hecho, había sido muy duro para Martin terminar su relación con ella. Sin embargo, Martin le contestó a Max contándole que su hermana estaba muerta, que había sido asesinada por las SA en frente de él. Ella había tenido problemas en Berlín y viajó a Munich a buscar a Martin. Martin la entregó a las SA. Martin le comunicó los detalles de la muerte de su hermana como haciendo el papel de mensajero de Hitler, es decir, en unos términos muy nazis.

Max quedó choqueado con la respuesta de Martin y en adelante sólo le escribió cartas a Martin que parecían en código. Siempre con números, nombres de pintores, con poco sentido. Entonces la gente del gobierno que leía las comunicaciones comienza a pensar que Martin está apoyando a los judíos y comienzan a investigarlo. Martín entra en pánico y le ruega a Max que deje de escribir esas cartas o que de otro modo a él lo podían matar. Max sigue hasta que la última carta se la regresan con el sello “Adressat Unbekannt”. Este es el final del libro.

Sería interesante saber que hubiera escrito un tipo como Martin luego de la caída de Hitler. Tengo la impresión que esta gente ha vivido tantas transformaciónes que algunos, ahora en su vejez, viven en un estado de confusión total. Por ejemplo, un Martin en Berlin en los últimos 70 años ha visto como han destruido su ciudad, luego la han reconstruido, luego la partieron en dos y le pusieron un sistema de organización a un lado y otro al otro, luego la volvieron a unificar, luego salieron todos como locos a las calles y ahora está llena de inmigrantes y distintas formas de expresión por todos lados.

Hoy un anciano que se asoma por el parque ve gente de tantos colores: los turcos con sus tes y sus mujeres tapadas, los berlineses haciendo una manifestación de izquierda y discutiendo sobre integración, los africanos fumando hierba y un par de latinos recogiendo botellas en la calle. No es para menos que el anciano va a estar un poco confundido después de todo lo que ha visto. Es más, algunas personas me han comentado que por acá hay un problema de negación de la realidad entre los ancianos. Algunos viven un poco como en el limbo. No entienden nada de los que pasa.

Lo otro es si la gente que participó en el exterminio judío activamente o con su indiferencia, que son muchos, se sienten culpables. Por lo que escucho, muchos no tenían la menor idea de la magnitud de lo que estaba sucediendo. Por ejemplo, el año pasado estuve en Wannsee, el lugar donde se juntaron las cabezas del gobierno de Hitler y de las SS y decidieron el exterminio de los judíos, a lo que se llamó “La solución final”. Allí nos explicaban lo que se había discutido en el Protocolo Wannsee y era realmente terrible escuchar los detalles. Una anciana que estaba junto con el grupo comenzó a llorar y contó que en esa época ella no tenía ni la menor idea de lo que se estaba planeando. Que solo cuando todo paso se enteró de cuanta gente había muerto y se sintió avergonzada.

Por cierto, a pesar que millones de judíos fueron asesinados durante la Segunda Guerra Mundial, los grupos neo-nazis niegan que hayan habido campos de concentración y asesinato masivo de judíos. Por eso, el Protocolo de Wannsee es importante: porque es una prueba documentada de que si se planeó y con detalles técnicos la construcción de campos de concentración y el exterminio de los judíos. Los neo-nazis han tratado de negar esta realidad. Por ejemplo, hace unos años pusieron una bomba a un campo de concentración, Sachsenhausen, al norte de la ciudad de Berlin. La intención es pues borrarlo de la memoria.

miércoles, septiembre 20, 2006

Berlín, capital de Europa



Por Mario Vargas Llossa
El País, 1998

I - Las tribus de Berlín



Fui a uno de los cinemas de la Kurfürstendamm, y, al salir, me metí a comer un sandwich al primer café que encontré abierto. Segundos después, un muchacho desconocido, en las manos una bandeja con una hamburguesa y una Coca Cola, vino a sentarse a mi lado. Un compatriota. Llevaba ya tres años en Berlín y, con una franqueza que, al principio, me divirtió pero terminó por alarmarme, me contó su vida. Cuando le pregunté qué hacía, me repuso, sin la menor vacilación:
-Hasta hace poco, robar carros. -Como atenuante, precisó-: Todos los patas de la banda eran sudamericanos, doctor.
Era un ilegal. Había venido a Alemania como turista, cuando los peruanos no requerían visa, y se quedó. Gracias a la fraternidad latinoamericana ("Usted no se imagina la cantidad de peruanos, colombianos, nicaragüenses, ecuatorianos, bolivianos, que viven aquí. Nos llevamos como hermanos") encontró ese negocio automovilístico que le había permitido vivir y mandar mensualidades a su mujer, allá en Ayacucho. ¿Por qué lo había dejado si le iba tan bien?
-Porque los patas decidieron pasar a cosas mayores y a mí me olió mal.
Así que me abrí. Pero, tuve mucha suerte. Encontré trabajo en una pizzería, por Prenzlauer Berg. El dueño es un padre para nosotros, le juro.

¿Cuántos eran "ellos"? Seis, dos legales y cuatro ilegales, todos sudamericanos. El paternal propietario no sólo les daba empleo, pese a su falta de papeles; también, un techo bajo el cual dormir, en camas camarote, en el desván de su propio domicilio. Mi compatriota estaba encantado en Berlín, una ciudad, me aseguró al despedirnos, "que es una mina para quien no le hace ascos al chambeo (trabajo)". Una opinión muy optimista, por cierto, si se tiene en cuenta que el número oficial de parados en Alemania raspa los cuatro millones de habitantes.

No sé cuántos latinoamericanos hay en Berlín, pero deben ser muchos cientos, acaso millares, y estoy seguro de que serán cada día más, porque la futura capital de Alemania se ha convertido en un imán para gente de medio mundo. He vivido dos temporadas en ella, cada una de ocho meses, la primera en 1992 y la segunda en 1998, y en esos seis años la ciudad se ha vuelto una gigantesca urbe en proceso de radical transformación social, urbanística y arquitectónica. Acaso el cambio más notable sea la nueva Torre de Babel en que está mudando, con múltiples comunidades coexistiendo en ella, independientes una de la otra, que han encontrado aquí cobijo y pasado a ser parte del nuevo paisaje berlinés. Pocos saben, por ejemplo, que la comunidad judía de la ciudad -había unos ciento setenta mil en 1933, de los cuales fueron exterminados o expulsados por los nazis más de cincuenta mil- ha ido creciendo de manera paulatina en los últimos años, hasta alcanzar en la actualidad la cifra de unos doce mil. La prostitución, por ejemplo, es ahora, o poco menos, monopolio de rusas y ucranianas, que, abaratando las tarifas, han mandado al paro a muchas profesionales nativas.

La más antigua, numerosa y arraigada de estas comunidades es la turca, desde luego, y para hacerse una idea de la fuerza de su presencia, basta darse una vuelta, los sábados por la mañana, por el dédalo multicolor y abigarrado, lleno de aromas exóticos, del mercado de Kreuzberg. Este barrio fue famoso, en los años sesenta, por sus artistas, sus revolucionarios y sus comunas de vida alternativa. Su cercanía al muro de la vergüenza hizo que los precios de la propiedad fueran allí muy bajos, por lo que se llenó de estudiantes menesterosos, de ácratas, bohemios y turcos. Todavía en 1992 Kreuzberg conservaba esta aureola de Corte de los Milagros berlinesa, y no había sitio mejor, para ir a cine-clubs a ver películas en versión original, exposiciones o teatros de vanguardia, mítines políticos radicales (sus muros lucían carteles de propaganda de ETA, Sendero Luminoso y Mao Zedong), o degustar dolma, humus, kebab y otros turkish delights, de este barrio. Pero, la caída del muro y la reunificación de la ciudad, lo han recolocado, trasladándolo de la periferia al centro de la futura capital de Alemania. El valor de las casas subió en espiral. Ya los yuppies comienzan a sentar sus reales en Kreuzberg y probablemente en unos cuantos años será un próspero y anodino barrio burgués, sin rastros de su pasado inconformista, multirracial y multicultural.

Hablar de los turcos de Berlín es una generalización que desnaturaliza la realidad. Hay turcos recién inmigrados y turcos que son berlineses de segunda o tercera generación y que (aunque se les niegue el derecho a la nacionalidad alemana) no conocen otra lengua, ni otra sociedad ni otra vida que las de Alemania. Entre toda la diversidad turca de Berlín, una minoría de la minoría nítidamente diferenciada es la de los kurdos, concentrados en los alrededores de una calle de Kreuzberg famosa por sus ropavejeros: Bergmannstrasse. Allí vivió su pesadillesca historia la cubana María, mi compañera de penurias con la gramática alemana.

Muy jovencita, tuvo la suerte, en su Cuba natal, de ganarse una beca para estudiar cine en Moscú. Aprendió el ruso, aprobó todos los cursos en el instituto moscovita de cinematografía y estaba haciendo ya sus prácticas de fin de carrera, cuando conoció a un muchacho kurdo de Berlín, becado también en Rusia. Los tempestuosos amores de la pareja produjeron primero un niño y, luego, un matrimonio, que revolucionaría la vida de María. El kurdo se la trajo a Berlín y la sepultó (no es metáfora) en un departamentito de dos cuartos, en un edificio ruinoso de Kreuzberg, que ella me mostró, donde sólo vivían familias kurdas. Hasta llegar a Berlín, su marido le había parecido occidentalizado y moderno. En Berlín, María descubrió que ése era un disfraz, bajo el cual se agazapaba un déspota primitivo y medieval. Quedó prohibida de salir a la calle y de tener amigas o buscar trabajo. Debió vestirse velada de pies a cabeza, como musulmana integrista, y dedicar toda su energía a cuidar a su hijo y servir a su amo y señor. Éste, que, cuando salía, la dejaba encerrada bajo llave, le solía dar unas soberbias palizas, una de las cuales, por suerte para ella, la mandó al hospital.

Allí conoció a otra paciente, una sirvienta polaca, que también hablaba ruso (María, entonces, no sabía una palabra de alemán). Le contó su historia y le pidió consejo. La polaca fue su ángel de la guarda. La ayudó a planear una fuga -que tuvo contornos cinematográficos- a una Frauen Haus, especializada en casos como el suyo, y, luego, a llevar a los tribunales al cónyuge brutal. Éste pasó por el calabozo y debió, luego, además de conceder el divorcio a María, pasarle una pensión a su hijo. "Nadie se imaginaría, dice, señalando los lóbregos edificios de la Bergmannstrasse, que, ahí dentro, en el corazón de una ciudad tan moderna, vivan centenares de mujeres en condiciones tan horrendas como en Arabia Saudita o Sudán".

Ahora, mi amiga María es vecina de Kreuzberg, trabaja activamente con las mujeres kurdas del barrio, animándolas a resistir la violencia de que son víctimas, y se ha convertido en una berlinesa integral. Conoce la ciudad como la palma de su mano y no hay mejor cicerone que ella para visitar sus museos y sus antros, sus curiosidades y extravagancias, conocer sus secretos o simplemente pasear por sus parques y sus barrios, tomándole el pulso a este organismo en plena metástasis urbanística que es Berlín.

Al forastero que llega a la ciudad, lo reciben con una afirmación que oirá mil veces, por doquier: "Aunque en 1989 fue derribado y han quedado de él sólo unos pocos metros, para que lo fotografíen los turistas, el Muro sigue existiendo, más sólido y hostil que antes, en la mente y el corazón de todos los berlineses, los Ossies y los Wessies". Se trata de una convicción tan arraigada que pasarán muchos años antes de que se desvanezca, y es probable que sobreviva, como mito o estereotipo, mucho después de desaparecida la realidad que la generó. Ésta es muy simple: la pacífica rebelión de los alemanes orientales de 1989, que echó abajo el Muro y desencadenó con fuerza irreversible la democratización de la estalinizada República Democrática y su reunificación con Alemania Occidental, despertó expectativas de prosperidad y fraternidad que no se han cumplido. La desilusión ha venido acompañada de un sordo rencor por parte de los orientales, cuyos niveles de vida están por debajo de los de los occidentales -en Alemania Oriental el desempleo es mayor y los salarios son más bajos- y de irritación por parte de los occidentales, que deben pagar mayores impuestos debido a los altísimos costos que ha significado la reunificación, esfuerzo que no reconocen aquellos hermanos malagradecidos.

Algo de esto ocurre, desde luego, pero tengo la impresión (no hay manera de probarlo con estadísticas) que se exagera mucho al respecto, y, sobre todo, que aquella tensión y distanciamiento entre ambas comunidades son en Berlín menos evidentes que en otras partes de Alemania. El trasiego de gentes entre el Este y el Oeste de la ciudad es intenso. Prenzlauer Berg, en el corazón de Berlín Oriental, es ahora lo que era Kreuzberg antes: el barrio de los jóvenes, de los artistas, de los inconformes, de los extranjeros, y, también, de los más animados Kneipen de la ciudad.

Entre 1992 y 1998, la transformación de Berlín Oriental ha sido formidable, y no sólo por el esfuerzo de rescate y restauración de muchos de sus viejos edificios que está en marcha; sobre todo, porque entre sus calles ruinosas y los desvencijados inmuebles y sórdidos traspatios hormiguea ahora una riquísima vida cultural y nocturna, restallante de juventud y de dinamismo, que a mí me ha recordado mucho la del París de finales de los años cincuenta y comienzos de los sesenta. En todas las manzanas -muchas de ellas desventradas- que van de la Puerta de Brandeburgo a Alexander Platz han surgido -a veces en garajes, sótanos o apartamentos descalabrados-, teatros experimentales, talleres, clubs de jazz, cinemas de arte, cafés, peñas literarias, centros de debate político, salas de exposiciones, donde se oyen todos los idiomas, se divisan todas las razas, se discuten todos los temas y donde el parroquiano tiene la emulsionante sensación de estar en el centro del mundo. Desde mis primeros años parisinos, a fines de los años cincuenta, no había vuelto a sentir nada parecido, en ninguna ciudad del mundo.

Pero, no sólo por esa melancólica sensación me atrevo a profetizar que Berlín sucederá a París probablemente en los años venideros como la capital espiritual de Europa. No hay razón alguna para levantar las cejas: ese Berlín será, sin duda, más europeo que prusiano, cosmopolita, multicultural, y -pese a lo que digan los apocalípticos agoreros- democrático. Lo es ya, en buena parte, y no creo que sirvan para desmentir esta evidencia las fotografías de las bandas de los rapados rufiancillos neonazis del NDP (Partido Nacional Democrático) y grupúsculos similares pintando cruces gamadas en la reconstruida sinagoga o tratando de quemar un asilo de inmigrantes. Esas siniestras minorías existen, desde luego, pero -las estadísticas electorales son flagrantes-, en Berlín carecen de representatividad, pues la inmensa mayoría del electorado respalda a los partidos democráticos, aunque, es cierto, el edulcorado partido comunista (bajo las siglas PDS, Partido Socialista Democrático), cuenta con un número de votos más elevado que en otros lugares del país.

II - La ciudad de Todos



La reconstrucción y mudanza de Berlín en una ciudad del siglo XXI es la empresa arquitectónica y urbanística más ambiciosa que recuerde la historia, desde la construcción de las pirámides, por lo menos. Pero, atención, ha sido concebida de tal modo que no sea una hazaña alemana, sino internacional, y, principalmente, europea. El próximo año, el Bundestag o Parlamento se trasladará a Berlín, al viejo edificio del Reichtag, remozado y tocado con una gigantesca y audaz cúpula de vidrio que ha diseñado el arquitecto británico Sir Norman Foster. El antiguo centro de la ciudad, Potsdamer Platz, cuyo frenético trajín de cafés, teatros, edificios públicos y pintoresca fauna, durante los años veinte, inmortalizaron los dibujos y caricaturas de Georg Grosz, está siendo levantado desde la nada en que lo convirtieron los bombardeos aliados (la excepción: una doble hilera de tilos en la Potsdamer Strasse, única reminiscencia del pasado, según un ambicioso proyecto que coordina el italiano Renzo Piano, y en el que participa un abanico de arquitectos: el español José Rafael Moneo, el japonés Arata Izozaki, el inglés Richard Rogers, además de los alemanes Kristoph Kohlbecker, Ulrika Lauber, Wolfran Wöhr y Hans Kollhoff. Pero, este corazón del nuevo Berlín es cosmopolita también en otro sentido: los principales conglomerados americanos, europeos y japoneses han financiado sus edificios y alguno de ellos, como la Daimler-Benz -cuyo bello rascacielos, de Renzo Piano, ya funciona-, trasladará aquí su centro de operaciones.

Potsdamer Platz será, a partir del próximo año, el centro cultural y político de la capital alemana. En mis últimos ocho meses berlineses, desde la Biblioteca donde pasaba las tardes, lo he visto ir tomando forma. Reapareció, aumentado, el Hotel Adlon que hizo célebre una novela de Vicky Baum, y empezaron a empinarse y extenderse los nuevos edificios, calles y plazas a un ritmo vertiginoso. La impresión de ciencia-ficción se acentuaba en las noches, cuando las grúas gigantes y las siluetas de los trabajadores, moviéndose bajo los poderosos reflectores, sugerían el decorado y los extras de una superproducción hollywoodense. Cuatro mil trabajadores, de veinticinco nacionalidades se han turnado en las obras, que serán inauguradas la primera semana de octubre. Los cimientos de los edificios están bajo el agua. Como México, Berlín es una laguna. No fue secada para satisfacer a Los Verdes. Pero, para evitarlo, se debió importar a 120 buzos de Rusia y de Holanda, especializados en trabajar, embutidos en escafandras, bajo la nieve.

Hay un simbolismo positivo en el hecho de que el centro del renaciente Berlín, sobre el que pesa la ominosa sombra de haber sido capital del régimen más claustrofóbico y nacionalista (además de sanguinario), sea una creación cosmopolita, sin raíces locales. Aquí, en la Plaza Marlene Dietrich, se halla en pie ya el IMAX, monumento al arte cinematográfico concebido como una gigantesca esfera sobre la que un sistema de reflectores reproduce los movimientos de la Luna. A este complejo de veinticuatro cinemas se trasladará, a partir de 1999, la Berlinale, el Festival de Cine de Berlín.

¿Seguirá siendo tan intensa en el futuro inmediato la vida cultural de Berlín como lo ha sido en estos últimos años? No, si es cierto lo que sostienen algunos pesimistas: que la razón de ser de la abundancia de la oferta cultural berlinesa y la elevada calidad de sus espectáculos -exposiciones, conciertos, conferencias, óperas, obras de teatro- es el régimen de subsidios municipales y federales a la cultura de que ha gozado Alemania, y, más que ninguna otra ciudad, Berlín. Algo que, dadas las circunstancias económicas actuales y las que se avizoran, difícilmente podrá mantenerse. Mi sorpresa al saber que el presupuesto para la cultura con que contaba Berlín en 1998 era de mil millones de dólares fue tan grande como descubrir, en 1992, que la Universidad de Harvard disponía, ese año, de más dinero para actividades académicas que todo el presupuesto de educación en el Perú.

Con mil millones de dólares se puede hacer muchas cosas, desde luego, como mantener funcionando todo el año tres óperas, con montajes de primer nivel. Mis convicciones liberales se sintieron ligeramente amoscadas el día en que supe que, gracias al sistema de subsidios, cada vez que iba a la ópera en Berlín (fui muchas veces) los contribuyentes alemanes pagaban entre doscientos y doscientos veinte dólares de una entrada que a mí me vendían en treinta o cuarenta, pero que, en la realidad, costaba cinco veces más. No es éste el lugar de discutir si es justo el sistema que pone sobre la masa de los contribuyentes la pesada carga de financiar los gustos de las minorías que concurren a los conciertos, las óperas, el ballet y el teatro. El hecho es que en Alemania así se ha hecho hasta ahora, con la anuencia de los electores -el presupuesto para actividades culturales en todo Alemania es de unos once mil millones de dólares anuales- y ése ha sido un factor que sin duda ha incidido en la proliferación de gente joven en las salas de música y, sobre todo en los teatros, algo que yo no he visto en ninguna otra parte. En el Berliner Ensemble, fundado por Bertold Brecht y dirigido, con los mismos presupuestos estéticos que éste hasta 1996 por Heiner Müller, en el Deusches Theatr y en el Volksbühne de Berlín oriental, como en el Schaubühne de la parte occidental, así como en muchos de los llamados teatros comerciales, siempre me maravilló la abundancia de jóvenes, que, la mayoría de las veces, constituían por lo menos la mitad de los espectadores.

Si la explicación es que el precio de las entradas es más bajo que en el resto de Europa, las cosas cambiarán muy pronto, y, me temo, para mal. Berlín se perjudicó de mil maneras con la división de Alemania. Pero se benefició en una: tanto la República Federal como la República Democrática se esforzaron por convertir a "su" Berlín en una vitrina ante el mundo y la niña privilegiada de dicha promoción fue la cultura. La realidad política ha cambiado, la prosperidad económica de que gozó Alemania ya no está garantizada y el mismo consenso que reinaba en apoyo de los millonarios subsidios a las actividades culturales existe ahora para recortarlos.

Que la reunificación de Alemania sea una realidad irreversible no significa que las polémicas que ella desató hayan cesado. Además, otras han surgido a partir de las inesperadas consecuencias de la fusión, como, por ejemplo, el astronómico costo de la reconversión y modernización industrial de la extinta República Democrática, a las que cuatro décadas de estalinismo esterilizaron económicamente de una manera que ni los más desmelenados anticomunistas pudieron jamás imaginar.

Es sabido que Gunther Grass fue una de las aisladas voces opuestas a la reunificación, alegando que ésta entrañaba el peligro de un renacimiento del nacionalismo alemán, y que, por otra parte, sería una absorción de la República Democrática por la República Federal, no una integración equitativa de ambas sociedades, algo que podía tener negativas secuelas en la evolución del país. La primera parte de aquella inquietud no se ha visto justificada por los hechos, a diez años de la caída del Muro de Berlín. Pero, la segunda, en cambio, sí, aunque de una manera que nadie, incluido Gunther Grass, pudo anticipar. La libertad trajo a los alemanes orientales oportunidades que antes desconocían; pero, al mismo tiempo, sacó a ventilarse a la luz pública la putrefacción moral de hechos y conductas que permanecían en la sombra; sus miasmas han contaminado profundamente la vida política y cultural y generado rencores, amarguras y rivalidades de lentísima cicatrización.

A diferencia de lo ocurrido en España, a la caída de la dictadura franquista, o, en Chile, después de Pinochet, la desaparición de la República Democrática Alemana no trajo consigo un borrón y cuenta nueva, una piadosa amnesia para con los responsables y sus cómplices de los grandes crímenes y abusos cometidos durante el régimen totalitario. No porque se desatara una caza de brujas policial contra los antiguos dirigentes comunistas, ni mucho menos. La verdad es que los pocos juicios entablados terminaron con condenas simbólicas o absoluciones. Pero, en cambio, millares de alemanes orientales perdieron sus empleos en la administración, en la diplomacia, en la industria, y, junto con su trabajo, su influencia y su prestigio. Tal vez, el sector más afectado haya sido el intelectual. Las universidades orientales experimentaron reformas radicales -la abolición de los nutridos Departamentos de marxismo-leninismo, por ejemplo- y la remoción de muchos sociólogos, politólogos, editores e investigadores demasiado identificados con el régimen comunista, que fueron reemplazados por antiguos disidentes o intelectuales venidos del Oeste. Las heridas así abiertas están en constante supuración y éste es uno de los temas que, durante mi estancia en Berlín, aprendí a evitar cuando estaba con amigos alemanes, so pena de provocar discusiones violentísimas.

Considerando lo que ocurrió después, es de lamentar que el desplome de la República Democrática Alemana fuera tan súbito que no diera a la Stasi tiempo para quemar esos doscientos kilómetros de expedientes policiales que tenía elaborados sobre los ciudadanos. Desde luego, semejante archivo es una mina de oro para los historiadores y los analistas de los extravíos demenciales en el control de la población a que puede llegar un sistema totalitario. Pero su existencia es, también, un absceso, cuya materia purulenta envenena las relaciones humanas de cientos de millares de personas, pues revela la degradación, las bajezas, los acomodos y las cobardías del hombre común bajo una dictadura. Todo ello crea obstáculos para la convivencia social.

En 1992, Peter Schneider, uno de los escritores que ha escrito con más lucidez (y también más gracia) sobre los problemas de Berlín, me invitó a cenar, para presentarme a un escritor de Berlín oriental. Éste no apareció. Poco antes de mi llegada había llamado a Peter para explicarle que su estado de ánimo no estaba para reuniones sociales. Esa mañana había cedido por fin a la curiosidad de consultar su expediente de la Stasi -algo que el interesado debe hacer personalmente- y así se enteró de que, durante años, el principal informante a la policía sobre sus actividades de disidente había sido su hermano. Sé que hay innumerables casos así; menciono éste porque lo conocí de cerca.

Se trata de un tema sobre el que es muy difícil pronunciarse con objetividad, porque las razones que esgrimen unos y otros suelen tener parecida fuerza persuasiva. Cuando, en 1993, se reveló que Christa Wolf, una escritora que hasta entonces me había parecido respetable, había sido durante tres años -de 1959 a 1962- "colaboradora informal" de la Stasi, a la que había proporcionado información sobre las ideas y posiciones políticas de editores y escritores amigos, me quedé perplejo. ¿Necesitaba hacer eso para sobrevivir? ¿Lo hacía porque creía que era su deber de comunista o cediendo a un chantaje? Los cuarenta y ocho volúmenes de informes que la Stasi acumuló luego sobre ella, cuando empezó a desconfiar de la lealtad de la escritora y a tenerla por una disidente potencial ¿compensaban aquella colaboración abyecta? A muchos amigos alemanes les he oído responder que sí, que un régimen opresivo semejante al de la DDR tiene un irresistible poder corruptor sobre la psicología y la moral de las personas y que éstas no deben ser juzgadas como si hubieran podido decidir libremente sus conductas. Que Christa Wolf hizo entre 1959 y 1962 lo que miles de intelectuales alemanes orientales hicieron, por ingenuidad, por cobardía (tan humana como la ingenuidad) o por el mero reflejo de adaptación a las circunstancias. ¿Tenían la obligación todos de ser héroes?

Pero, a otros, les he oído decir lo opuesto. ¿Y, los que no delataron ni aceptaron ser cómplices? Esos cientos, miles, de intelectuales alemanes orientales que no aparecen como informantes en las resmas caligrafiadas de la Stasi, y que pagaron por ello viviendo en una situación más precaria y más dura que los otros ¿no tienen derecho a criticar a quienes, por una razón o por otra, fueron secretos cómplices de sus perseguidores y victimarios?

Este es un debate que de modo irremediable desciende del intelecto a las vísceras de las personas, si éstas han padecido el problema en carne propia. Por eso, es un debate que sigue abierto y que difícilmente encontrará solución. Es una fuente de desgarramiento que acompañará por mucho tiempo, sin duda, a los intelectuales berlineses de la generación que ha vivido los asombrosos cambios de los diez últimos años. En todo caso, algo positivo se deriva de ello. Y es que la polémica intelectual -sea política, sea cultural- está en el Berlín de nuestros días enraizada en problemas que tienen que ver con los grandes asuntos, con la marcha de la sociedad, el funcionamiento de las instituciones, los valores que regulan el comportamiento de las gentes. Es, seguramente, la vida intelectual menos frívola y menos "especializada" de toda Europa occidental. Todos los escritores alemanes que conocí en Berlín -y los conocí de diversas tendencias- daban por hecho que escribir y fantasear era algo que, de algún modo, podía influir en la forma de vida de las gentes. Que los dioses les conserven mucho tiempo esa bella ilusión.