martes, febrero 14, 2012

Esperando el verano

Comenzó mi primero día sin empleo. Estoy desempleado. Se siente bien. Comencé yendo al gimnasio, preparándome de comer un higado de res con cebolla acaramelada y pure de manzana, al estilo Berlinés, riquísimo, lo mejor que he comido en mucho tiempo.

No hay mucho que hacer. Es invierno, pero ya no hace mucho frío, ha subido la temperatura, uno puede andar sin guantes y chuyo en la bici. Ando buscando trabajo en muchos países, muchos institutos, me gustaría encontrar algo realmente atractivo desde el punto de vista académico, ya se verá.

Ya se verá en qué lugar también. Por ahora me llaman la atención Holanda, Bélgica, USA, Asia, e Inglaterra. En Inglatera hay varias vacantes, pero no me da muy buena vibra, no tengo buena impresión de Inglaterra, son demasiado extremistas.

Es un relajo de pronto tener todo el tiempo a mi disposición. Me hacía falta. Voy a tomarme varios meses para descansar y buscar trabajo. Mientras tanto espero aprender un poco a tocar guitarra, conversar con amigos, conocer un poco Hamburgo, que casi no he conocido porque de arranque negué la posibilidad de quedarme acá. Ahora es el momento de disfrutar un poco esta ciudad antes de irme.

Algunas personas, colegas de trabajo, han reaccionado casi en shock porque haya renunciado. Muchos alemanes, sobretodo, aspiran a la idea del contrato permanente, el buen sueldo, la estabilidad, por eso se les hace raro que de pronto uno renuncie a todo eso. Pero a mí me llegan al huevo todas esas seguridades, definitivamente no es a lo que aspiro. Algunos han pensado que estoy loco incluso por dejar mi chamba. Pero yo me pregunto de verás si ellos no estarán un poco locos. Me refiero a los que conozco que estan super infelices con lo que hacen. Entiendo que para algunos no es fácil, porque tienen familias, gente que depende de ellos, pero a otros que llevan haciendo lo mismo por anhos los comprendo menos. Pienso que sobreestiman el miedo, la realidad es más fácil de lo que parece. Y el contrato indefinido, los planes, todo puede cambiar.

A varios colegas le he dicho que la decisión que tome de renunciar no fue del todo racional. Lo más gracioso fue que la reacción de algunos fue decirme que no debía sentirme mal, que la decisión seguro había sido racional. Como si las decisiones racionales siempre fuesen las mejores. Me pregunto, hasta qué punto se sobreestima la racionalidad. Los alemanes sobretodo, tienden a pensar que las mejores decisiones son las racionales.

Yo vengo de un lugar donde la gente cambia zapatillas, polos y deja un DNI por una chela más. Donde nada es tan importante. Y la verdad yo creo que nada es tan importante, sobretodo cuando hablamos del trabajo. Por eso siento que mi decisión de dejar un trabajo con contrato fijo y buen sueldo es de las más europeas que he tomado pero de forma muy sudaca. Sudaca por la locura que ya explique, de creer que el mundo se acaba manhana, de decidir hoy porque manhahan todos estamos muertos, por eso te cambio mi polo. Y europea porque ha sido por respetar mis sentimientos, cosa que es un lujo en sudamérica, o algo simplemente que no nos ensenhan. Ahora valoro más mis sentimientos, mis afectos, y trato decidir en función a eso.

Estoy esperando el verano porque ahora mismo no hay mucho que hacer. Algunos días del invierno han sido tan fríos que hasta Kike, que es duro como una piedra, se ha deprimido un poco. Las calles están medio vacías. Quisiera tomarme unos días o un mes en algún otro lugar, donde haya más vida. Pero por ahora me voy a quedar en Hamburgo un poco más. Vamos a ver qué sorpresas traen los siguientes días.

miércoles, febrero 08, 2012

Cambios


Hace dos anhos casi exáctamente escribí este post. Fue en un momento de explosión y salió bastante cargado de soberbia de la que ahora me arrepiento. Por varios meses y tal vez hasta ahora me estuvo molestando haberlo escrito pero no me atrevía a borrarlo. El post de hoy cierra la historia que comencé esa vez.

Hoy, como aquella vez, siento que ha habido una explosión dentro de mí y finalmente tengo algo que contar, después de tiempo.

Esta manhana me desperté tarde. Como suelo o tengo que hacer en esos casos envié un mensaje a mi trabajo informando que iba a llegar a la 1pm. Seguí descansado un rato más pero a medida que se acercaba la hora no me daba nada de ganas de alistarme, entonces pensé mejor envío un email diciendo que no voy a trabajar hoy. Pero la simple idea de hacerlo se me hacía tan difícil que pensé mejor por qué no renuncio de una vez. Preparé una carta de renuncia y la envié. Al rato me llamó mi jefe e hicimos la renuncia efectiva, ya incluso cancelaron mi cuenta de correo electrónico.

La decisión no fue totalmente racional, vino mas bien de otra parte, pero fue muy fuerte. Me sorprendió a mi mismo, no la tenía planeada, pero ahora me doy cuenta que se venía formando desde hace un par de semanas. Al menos tres eventos reveladores ocurrieron en ese lapso. Primero, comencé a hacer terapia sicológica. Hemos tenido sólo 3 sesiones pero han sido muy importantes para mí. Comencé la terapia porque me sentía muy desmotivado. Primera senhal. Segunda senhal, de pronto comencé a buscar trabajo y postdocs en varios lados. No sé cómo pasó, pero me hizo muy bien, de pronto esa búsqueda me llenaba de motivación, esa que me faltaba bastante y me hizo ir a terapia. Tercero, tuve una conversación con mi asistente de investigación que reveló en mí un tremendo problema. Le recordé que tenía que asegurarse de trabajar las 20 horas a la semana de su contrato o en todo caso reducir el número de horas. Lo hice porque me lo pidió mi jefe y a mi jefe su jefe, como suele ser. Pero mientras discutía con él sobre las horas de trabajo sentía que hacía con él lo mismo precisamente que no me gustaba que hagan conmigo, porque me parece tonto. No podía elaborar bien mi argumento, las razones, porque ni yo mismo estaba convencido de ellas. En realidad a mí lo que me importa es la productividad pero estaba tratando de convencerme que también me importan otros criterios que le importan a los jefes, como por ejemplo, como va uno a ser percibido por no ir a trabajar y el precedente que deja para los demás. Mi asistente es un tipo muy inteligente y como mis argumentos eran débiles me los podía refutar fácilmente y siempre educadamente. Sentí en ese momento que él perdía respeto hacia mí y peor aún, que yo me perdía respeto de mí mismo. Me estaba convirtiendo en lo que no quería ser. Y esto me dejó pensando y medio perturbado buen rato.

Ahora renuncié, me siento libre y sin miedos. No tengo muy claro que voy a hacer en los próximos meses, pero felizmente tengo dinero suficiente ahorrado como para vivir al menos 1 anho sin trabajar. Lo que tengo claro de pronto es otra cosa.

Estoy feliz de estar con Jenny, mi novia, y tengo ganas de hacer planes juntos. Ya hace meses estabamos pensando en irnos a otro país a fines del 2013 pero tal vez ahora esto se adelante a este anho cuando termine su contrato. Hoy le he pedido para casarnos y me ha dicho que sí. La idea surgió porque pensamos que ahora que no tengo trabajo voy a perder mi visa en algún momento. Casarnos soluciona un problema práctico y probablemente ayude en el futuro con nuestros planes de mudarnos a otro país. Y si estamos contentos juntos, pues tiene sentido. En el pasado no me hubiera atrevido a hacerlo porque tenía la idea del matrimonio católico, que es visto como sagrado, virginal, vestido de blanco y termina siendo una carga muy pesada. Seguir ese modelo no es para mi una posibilidad. Por otro lado me molestaba la idea en Alemania de que los demás piensen que me estaba aprovechando de alguien por los papeles sólamente. Pero ahora me importa, pero cada vez menos lo que piensen los demás y he conocido otro modelos de pareja y matrimonios que se ajustan más a mi realidad.