miércoles, febrero 10, 2010

Hamburgo

Odio Hamburgo, su gente, todo. Pero más que nada, odio mi vida en Hamburgo.

Llevo cuatro meses y unos d as aquí y es hasta ahora el peor invierno que he pasado en mi vida. Nunca antes sentí tanta aversión por la nieve y el frío. Y eso que los últimos seis o siete inviernos los pasé en ciudades más frías aún que ésta. Pero este año no lo puedo soportar. Quiero desaparecer o que esto se acabe ya. Tal vez es que el invierno perdió su encanto inicial y ahora comienza la realidad. Tal como los alemanes comienzo a preguntarme qué chucha hago acá cuando podría estar en un clima más caluroso. La misma pregunta que antes me parecía estúpida cobra sentido y me da escalofríos no estar seguro de la respuesta.

El frio no es nuevo, pero lo que sí es nuevo es el piso congelado. No había visto nunca jamás algo así. El piso es un hielo y es peligrosísimo caminar por ahí. El Estado no hace nada por mantener limpias las calles. Es realmente increíble. Todos los días camino al trabajo te juegas la vida. Están todos caminando resbalándose, patinando, cayéndose y volviéndose a parar. Y uno no comprende cómo pueden haberse acostumbrado a vivir así. Los viejitos, ni hablar, simplemente no pueden salir.

Hamburgo es demasiado convencional, normal, como cualquier ciudad. Y definitivamente no me quedé en Alemania para estar en esta ciudad. Me quedé por Berlín y no veo la hora de regresar allá e instalarme de vuelta en Friedrichshain. Esta es una ciudad capitalista cualquiera. Más conservadora, su gente más distante, con más diferencias de clases. Para entrar al cajero del banco necesitas una tarjet, en mi edificio hay un aviso que alerta a los vecinos sobre posibles robos de bicicletas y en algunas zonas no se puede beber alcohol en la calle. La mayoría de gente trabaja y el que no es parte del sistema es un marginal. Yo soy parte del sistema.

Todos los días voy a un puto trabajo en el que tengo que pasar tarjeta, hablar con desconocidos, ser gentil gratuitamente o para que sea recíproco, participar de reuniones absurdas, vestir medio formal, y estar sentado frente a una computadora alrededor de paredes blancas la mayor parte del día. Todo esto en una zona empresarial que mas bien parece un cementerio, un lugar de muerte, depresión, fracaso de la vida. Tengo un horario fijo. Si tengo resaca tengo que ir. Si conozco en el camino a mi trabajo un alma aventurera (aunque está claro que eso no pasaría aquí) que me incite a seguirla, también tengo que ir. No puedo trabajar a la hora que quiero. Hay un horario en el que vamos a un edificio laberíntico donde nos consumen a todos. Y ojo, en este sistema si te dejas consumir te explotan hasta que no quede nada de ti.

Nunca antes me quedó algo tan claro. Los que trabajamos en este sistema somos los que hemos fracasado. Pude esquivar por varios años el fracaso pero ya no más. Los que estamos aquí somos los cojudos que no supimos hacerla. La gente lista, pendeja, está en el paro, haciendo música, escribiendo novelas, estudiando, viajando, trabajando en su propio negocio, haciendo investigación, que es lo que hago, pero cuando le sale del forro, por la madrugada y los domingos sobretodo. Los huevones tenemos jefe, hablamos con extraños, festejamos cumpleaños de desconocidos y para concha por un sueldo de mierda. Esto está clarísimo.

Ahora, tan tan huevón no soy. Es solo que por ahora no puedo mover mis fichas, no es el momento, pero cuando llegue hare mi jugada y regresaré a Berlín a vivir una vida decente y sana. No este infierno de mierda lleno de dementes que creen estar cuerdos.

Un par de cosas si me gustan de mi vida en Hamburgo. Mi roomate es un tío de putísima madre. Muy progresista y abierto de mente. Trabaja con gente que ha cometido faltas, algunas muy graves. Él los ayuda a reintegrarse a la sociedad y admiro su capacidad para aprender de ellos. Me gusta también la oficina de migraciones (Ausländerbehörde). En comparación con Berlín aquí parece un Kindergarten. He ido dos veces. La primera vez me regalaron caramelitos. La segunda fui a tramitar la visa de trabajo y un tipo bien inocentón me ayudó a llenar los datos de la fecha de mi deportación y reingreso al país. Había olvidado las fechas exactas; él no podía creer lo cercanas que eran. Por último, me gusta mi trabajo, el sistema es una mierda, pero en si lo que hago está entretenido.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Dani:

Como una película de Cantinflas, para reír y para llorar.
Te cuento que mi primera impresión de Hamburgo fue desastrosa. Temperaturas de -20ºC y yo con mis mocasines y mi ropita para el invierno limeño. Inimaginable. Me quedó la sensación de haber olvidado mis botas de siete leguas para recorrer la ciudad. Todo me parecía distante, lejano. Incluso la gente, claro.
Lo bueno es que sabes que no es el momento de mover tus fichas. Sería bueno no olvidar que toda vida, cualquier vida siempre está compuesta de pequeños infiernos. Lo bacán es escoger el tipo de ellos que queremos. Pero los infiernos están. De hecho, una de las más grandes paradojas de la existencia humana es que nunca estamos contentos con lo que tenemos.

Cuídate. Sé compasivo.

Saludos desde Colonia
HjorgeV

Jorge Gonzalez R. dijo...

Hola Daniel,

Desde bastante tiempo que sigo tu blog en lo relacionado a tus experiencias vividas en Berlin, como lector he aprovechado tus comentarios y otras cosas mas, sobre tus experiencias comentadas en "kein mensch ist illegal" sobre Holanda y el trato de su la policia , de la forma y como planeaste las cosas, bueno todo ello me ayudo bastante, mis mas sinceras gracias por lo que has escrito que le saque partido y realmente me fue de mucha mas ayuda que 50 des"organizaciones" de ayuda.

vi tu anuncio de el grupo "plataforma", el cual recuerdo con sentimientos ambiguos. Segun mis conocimientos o al menos lo ultimo que me comentaron dos de sus integrantes, es que esta disuelta, quizas alguien la mueva ahora, pero al menos la que yo conoci, no funciona mas. Lamento su perdida.

Bueno solo queda comentar que si pasas por Berlin (donde vivo por el momento) y al parecer estas en Alemania, espero poder tener el agrado de intercambiar unas chelas y experiencias, por otra parte yo solo estuve un fin de semana en Hamburgo y no se si vuelva ir por voluntad propia a esa ciudad, algo que no puedo explicar, no me agrada de esa ciudad y creo que este invierno fue bastante fuerte.

Jorge

eldani dijo...

Gracias por haber seguido el blog Jorge!, por ahora esta bastante inactivo pero quien sabe luego regrese.