lunes, julio 30, 2012

MIAGI Music is a great investment

Recién vengo de escuchar en concierto a los chicos de MIAGI, la música es una gran inversión. Un proyecto interesante de adolescentes, casi niños, sudafricanos que en una orquesta mezclan ritmos africanos con jazz. El proyecto tiene como concepto promover a través de la música el dialogo intercultural, la creatividad de los jóvenes, la cohesión social, y mejores oportunidades de trabajo para la gente. Aquí les dejo un video.




lunes, julio 09, 2012

La hija de Fusion

La hija de Fusion reniega de su pasado. Su infancia le trae malos recuerdos. Todos los años a fines de Junio sus padres la llevaban a un festival donde la gente comía manzanas y era mal visto comer carne. Todos aparentaban estar felices pero ella no se lo creía. Ella no lo eligió. Sus padres infaltablemente asistían al festival, iban en un auto-casa y se quedaban más de una semana. Se metían al lago desnudos y andaban en bolas por el festival. Ella también andaba desnuda pero era muy niña para sentir pudor. Al principio lo aceptó, pero cuando tuvo cierta madurez no quiso andar desnuda nunca más. Era un espectáculo absurdo. Todos creyendo que vivían en un mundo de paz y amor, siendo amables gratuitamente. En cuanto se dio cuenta le pidió a sus papas que la vistieran. Ya le estaban creciendo las tetas y no le gustaban que la vieran. Que los otros andasen desnudos era su problema, pero a ella no le parecía.

Ahora de adulta la hija de Fusion no se entiende con sus papás. Ellos seguro hubieran esperado algo distinto de ella. Pero ella tiene su propia personalidad. Aprecia que hayan baños separados para hombres y mujeres. Incluso en el baño de mujeres siempre sale de la ducha cubriéndose con una toalla. Le gusta comer carne, no le interesa la música de los balcanes, los problemas políticos del mundo árabe, ni la situación de los refugiados en Alemania. De niña le ponían el polito de Kein Mensch ist Illegal, pero cuando creció se dió cuenta que España e Italia eran una coladera para africanos que venían luego ilegalmente a quitarle el trabajo a europeos. Esta bien que vengan, pero legalmente, la ley está par respetarse, pensaba ella. O mejor todavía, que se queden en sus países y se ocupen de sacarlos de la pobreza.

Cuando tuvo la oportunidad de hacer un intercambio sus papás esperaban que se vaya  a Sudamérica, pero ella optó por Wisconsin. Se quedó en casa de una familia americana y allá tuvo su primer novio. Incluso ahora, sus mejores amigos viven en Estados Unidos. Admira a ese país, su cultura, la modernidad, la eficiencia del sistema, su competitividad. Ese es el verdadero socialismo, piensa ella. El que se esfuerza lo logra en América. Sudamérica en cambio, nunca le interesó. No se interesó por aprender español y hasta ahora no sabe quién fue realmente el Che. En casa de sus padres hay discos de Illapu y un poster del Che, pero ella no tiene la mínima curiosidad por saber de que se trata.

A la hija de Fusion le gusta ir a McDonalds, comerse sus buenas carnes, mientras sus padres comen platanos y vegetales solamente. Recuerda con horror el olor a curry de Fusion. Mientras sus padres se deleitaban con la comida indu, tomaban chai, y hacían meditación al lado de los restaurant tipo carpas, ella sólo pensaba a qué hora se acabará esta tortura para salir y comerme una buena hamburguesa con papas.

Preferiría nunca haber tenído que conocer ese festival, lleno de gente desadaptada que no sabe vivir en el mundo moderno. Pensaba que esa gente no era auténtica, que no creían realmente en lo que hacían, que todo era una farsa y para algunos incluso sólo una moda. Escuchaba hablar a los amigos de sus padres de Berlín como si fuese la sociedad perfecta, pero a ella la gente de Berlín le parecía una bola de borregos que decían estar cambiando el mundo pero no hacían nada, eran sólo gente con miedo a vivir en la realidad y que les gustaba estar a la moda, gente que se sentía superior, pero no eran mejor que sus amigos de Winsconsin indiferentes a lo que sucedía en países africanos.

En Fusion sus papás la llevaban a ver películas para niños que no eran divertidas, todas tenían un mensaje político y trataban de sermonearla de lo que pasaba en el mundo. Además ocurrían en países árabes o sociedades muy lejanas que ella no entendía. Ella las odiaba. No habían muchos eventos para niños en el festival salvo el cine y el teatro y lo poco que había estaba impregnado también de política. Por qué piensan ellos que me interesa aprender sobre su modo de pensar. Yo hubiese preferido sólo ver algo entretenido en lugar de tanto mensaje social, pensaba ella. Ahora no le interesaban los documentales, el teatro, ni el cine arte. Le gustaban las películas americanas fáciles de digerir, mejor si eran sólo para divertise porque el trabajo la agobiaba y luego buscaba en las películas relajarse un poco.

Trabajaba en un banco, en el área de inversiones. No era lo que sus padres habían esperado. Ellos seguro hubiesen querido que toque el cello o que si se trate de dinero se dedique a desarrollar proyectos en países pobres, pero nada de eso le interesaba a ella. Le encantaba su trabajo, podría decirse que era una workaholic. Vivía pendiente de su berry, siempre tomando decisiones de gran impacto. En realidad pensaba que su trabajo tenía más influencia en reducir la pobreza que lo que hacen las ONGs. Ellos daban dinero para inversiones privadas que al final se convertían en trabajo para miles de personas. Sus papás nunca le preguntaban sobre lo que hacía. Solo le preguntaban si estaba contenta con el trabajo y si todo iba bien, pero no les interesaba saber de lo que se trataba. Seguro tampoco lo hubieran entendido. El mundo de sus padres era muy reducido.

El 2012 fue el último año que asistió a Fusion. Ahora sólo regresa en su memoria cada vez que huele a curry o mariguana. Sus padres siguen yendo al festival hasta ahora, pero del tema no se habla en casa.

domingo, julio 08, 2012

Escatología Catalana

Hace unos meses hice una entrada en este blog sobre las fronteras artificiales entre países europeos. Me referí principalmente a la frontera entre Francia y España. De como en el sur de Francia también se celebraban los toros y la cultura se comenzaba a parecer a la española. Ahora me doy cuenta que ese post está por lo menos incompleto, si no es que equivocado.

Llevo pasando unos días en Cataluña, primero en Barcelona y ahora en Girona, muy cerca de donde estuve hace unos meses en el sur de Francia, pero ahora del lado de España. Vine para ver a mi hermano y tomarme unos días de descanso. Pensé en Girona porque me pareció una ciudad no tan grande ni tan estresante como Barcelona pero tampoco tan pequeña como los pueblos en la Costa Brava. Mi hermano estaba viajando por el sur de Francia, la Costa Azul, así que decidimos encontrarnos aquí.

No he tenido la oportunidad de conocer bien a la gente local en Girona. Para eso uno necesita tiempo y yo sólo estoy un par de días por acá. Pero lo poco que he conocido en Girona y alrededores me basta para saber que en el post de fronteras articiales no debí comparar al sur de Francia con España, sino que con Cataluña. Probablemente el sur de Francia se parece también un poco a España pero seguro que se parece más a Cataluña.

He encontrado, no en Barcelona, porque es menos puro, digamos, como referencia de lo que es Cataluña, pero sí en Girona, varias referencias que me recuerdan al sur de Francia. Para empezar, por lo que he leído, el catalán se parece al occitano que se habla en el sur de Francia y norte de Italia. De hecho, a pesar de ser una lengua única que proviene directamente del Latín, algunos la consideran como una lengua puente entre las lenguas iberoromances (español, portugués, aragonés) y las lenguas galoromances (francés y occitano). Para que se hagan una idea de las separaciones entre estas lenguas:

Español: quiero comer ocho manzanas pequeñas
Portugués: quero comer oito maçãs pequenas

Catalán: vull menjar vuit pomes petites
Francés: je veux manger huit pommes petites

Me sorprendió también escuchar que en catalán se dice merci para decir gracias, al menos aquí en Girona.  

La comida también comienza a parecerse. Vengo por ejemplo ahora de comerme un entrecot con papas a la francesa y no por casualidad, sino que era de lo más anunciado en los restaurantes. También he podido ver varias braserías y creperías en esta parte de Cataluña. La manera de vestir de la gente, la elegancia, la iluminación de las calles, la arquitectura, me recuerdan también bastante al sur de Francia. Aquí, mucho más que en Barcelona que es una ciudad más mezclada, se puede apreciar la manera fina de ser del catalán.

Otra similitud, que tal vez no tenga nada que ver, pero de todos modos me resultó curiosa, es el símbolo de la mosca en Girona y el de la cigarra en Provenza. En Girona, la leyenda cuenta que en el siglo XIII cuando los franceses entraron a invadir la ciudad, los gerundeses capitularon sin oponer resistencia pero los franceses se comportaron como bárbaros, saqueando logares sagrados, insultando y robando a la gente. Esto llegó a su límite cuando profanaron el cuerpo de San Narciso y le rompieron un brazo. Dicen que unas moscas gigantes salieron de su cuerpo y comenzaron a atacar a los soldados franceses a picotazos, matándolos uno por uno. Lo curioso es que por el lado de Francia, la cigarra en la Provenza es un símbolo de fortuna y suerte.

Y hablando de fortuna, me debo referir al título de esta entrada y la foto que sale arriba (fuente: spiegel.de). Ĺa fortuna en Cataluña también es representada por el Caganer. El caganer es un elemento muy divertido de la cultura catalana que indica su cercanía a lo escatológico. Tradicionalmente, el caganer muestra a un campesino en cuclillas con el pantalón abajo defecando. Pues sí, nada menos que cagando. Con sus heces el campesino fertiliza la tierra y por eso se le considera un símbolo de prosperidad y buena suerte. La figura del caganer es parte de los  nacimientos de Cataluña, donde se le suele colocar escondido. En versiones modernas el caganer es representado por Obama, Chavez, Shakira, y Merkel, como arriba en la foto.

En lo escatológico tal vez hasta Cataluña se parezca un poco a Alemania (scheiße!). Y posiblemente como piensan algunos pensadores freudianos la presencia de los escatológico en la cultura tenga que ver con una venganza ante la etapa intantil en que uno tiene que aprender a controlar los movimientos intestinales para no defecar repentinamente. No me sorprende en el caso de los alemanes, siendo el control una de las grandes obsesiones que causa mucho estrés y placer. Lo cierto es que en Cataluña además del caganer, también está la tradición del tió o cagatió. 

El cagatió es un tronco de madera con una carita alegre que caga regalos para los niños en navidad luego de que éstos le den golpes con una vara. Se suele colocar en la sala quince días antes de la noche buena cubierto por una manta. Los niños se encargan de su alimentación, que consiste de agua y frutas secas. La idea es que mientras los niños sean más generosos con el cagatió, éste les dará (cagará) más regalos. Al final, antes de la noche buena, los niños se acercan al cagatió y le cantan:

“Caga tió, cagá torró, i si no cagues, et donaré un cop de bastó”

La celebración termina cuando se golpea al cagatió con una vara y debajo de la manta aparecen los regalos.