Lausana
Lausana ha sido una experiencia muy bonita. Un viaje de trabajo pero muy relajado, prácticamente sin nada de estrés. Esto no es muy normal para mí, porque fácilmente me dejo atrapar por el estrés, pero esta vez no pasó asi. Me tomé mi tiempo para cada cosa, sin prisa ni culpas.
Tal vez ayudó que viajé solo, no vino nadie del trabajo, entonces no tuve que coordinar con otros para encontrarnos a comer o ir juntos al evento (la conferencia). Podía hacer realmente sólo lo que quería.
Lausana es una ciudad de más o menos 120 mil habitantes que en su gran mayoría hablan francés. Es la parte francesa de Suiza. Y se nota desde que uno llega, el servicio ferroviario no es muy eficiente, la señalización es deficiente, los mapas de la ciudad marcan cualquier cosa menos lo importante, la gente habla alto, mira a los ojos, es más relajada, bosteza en el metro, entra a veces comiendo un sanguche, algunos se quedan dormidos sentados, entre amigos se dan palmaditas, la gente no habla inglés, y en lugar de tomar cerveza en la estación, los desempleados están con la botella de vino. Notar mi manera tan compleja de describir la cultura en Lausana.
El punto más alto del viaje ha sido un paseo en barco en el lago Lemán o lago de Ginebra. He puesto en esta entrada una foto que encontré en internet (fuente: blog.sapenne.net). En el paseo tuvimos la cena de la conferencia, la comida, todo muy bien. Desde la mesa teníamos una vista al lago, las montañas y casas alrededor. Increíble. Por eso más me la pasé fuera de los salones, en la parte de atrás del barco, la parte no techada, tomando vino y viendo el paisaje. Una maravilla. Nada más el paseo hizo que valiera la pena el viaje. El paisaje parecía sacado de un cuento, un cuento Suizo. Los Alpes con nieve en la cima, la arquitectura pintoresca del lado de Suiza, las montañas del lado de Francia. Nos dijeron que cerca de donde estabamos se encuentra la comuna de Evian, donde producen las botellitas de agua.
Buen viaje entonces :)
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