viernes, septiembre 08, 2006

Burocracia alemana y curiosidades



http://l7.alamy.com/zooms/eb393793604641089fac84858a9ca6cc/berlin-germany-konnopkes-bite-at-the-schoenhauser-allee-d1by0f.jpgPor la mañana fui a la Universidad de Humboldt con la intención de matricularme. Creo que es la vez número 100 que voy a la oficina de Frau Nurck a entregarle los documentos que necesita para poder darme mi matrícula. El tema es que siempre es un desastre. Hay una cola larguísima, esta de vacaciones, de mal humor y me manda a rodar porque me falta un papel, o simplemente te bota porque esta estresada.

La última vez fue así, toqué la puerta de su oficina, me dijo que pase, entré, le dije que quería matricularme y me gritó “ahora no, estoy ocupada, estoy atendiendo otras aplicaciones…cierra, cierra la puerta!!!”. Aumentó otro trauma más en mi vida. Por eso tengo este blog, porque ese tipo de cosas me frustran, me arruinan el día, entonces acá canalizo mis frustraciones, que son muchísimas, jeje. Por eso el nombre, “canaldani”.

Bueno, hoy que estuve por ahí, luego de haber esperado traumado toda la semana este día, pensando que Frau Nurck me iba a pegar, llego y había una colaza. O sea, imposible que me atienda porque sólo trabaja 2 horas (y 3 veces por semana). Entonces me propuse no volverme loco. Pensé, voy a ver cuánto demora en atender a 2 personas. Si demora más de 20 minutos, jamás me atenderá, así que mejor me voy. Y así fue, demoró con sólo una 15 minutos y me fui. Salí a la casa de los abuelos de Dane donde nos habían invitado a comer.

Luego de comer el gulasch con sus abuelos, no sé cómo salió la conversación sobre la post-guerra. Ah sí! La abuela dijo que no le gustaba nunca dejar comida, yo le dije que a mi tampoco, es que odio desperdiciar comida, siempre de alguna manera trato de que se consuma. Aunque en Canadá a veces desperdiciaba comida, ahora sí casi nunca. Pero en fin, ahora de veras nunca queda comida, más bien falta, jeje, no, tampoco, pero con un par de huevos, tomates, lechuga y papas me armo un comidón.

Entonces la abuela contó sobre la post-guerra. Que en esa época estaban muy pobres y no había plata ni para comer. Esto es en 1945, cuando terminó la segunda guerra mundial. No había comida, las ciudades estaban destruidas. Dice que ella tenía que ir a otro pueblo a conseguir papas y luego regresaba caminando con su mochila llena de papas para alimentar a su familia. Es que tiene, como mucha gente anciana de por acá, una historia super dura.

Por ejemplo, de sus amigos casi quedó ninguno, los mataron a todos. Contaba también que ha sido desplazada dos veces de su pueblo. Ella es de un pueblo que ahora está en Polonia pero antes era de Alemania. No sé el nombre pero me interesa conocerlo. De hecho, ha cambiado de nombre un par de veces, por las distintas ocupaciones. Pero contaba que ella fue desplazada primero por los alemanes y luego de la segunda guerra mundial por los rusos. Dos veces tuvo que dejar su hogar sin tener a donde ir. Y esto le pasó a mucha gente.

La segunda vez les dijeron que la frontera había cambiado y que los alemanes se tenían que ir. Ocuparon su casa y hasta la fecha no puede regresar ni menos reclamarla. A la gente que la escuchan hablar alemán le tienen miedo en algunos de esos pueblos porque piensan que van a regresar a reclamar lo que era suyo. Entonces se fue buscando casa y a su familia, todos estaban por todos lados. Luego de la guerra la gente estaba en diferentes lugares, habían dejado de verse por varios años. Ahí es cuando comenzó la época de hambruna.

También me contó que durante y al final de la segunda guerra mundial destruyeron completamente algunas ciudades como Hamburgo, Berlín, Dresden. Pero el caso de Dresden es impresionante. La ciudad la destruyeron en 1 día. Acabaron con todo. No quedó nada. Los hospitales, las iglesias que estaban llenas de gente, los mataron a todos con bombas desde el cielo. Desaparecieron las casas, edificios, sólo quedó polvo.

El abuelo, por su parte, me contó que el perteneció a la juventud nazi. Después de la guerra le quedo una cosa clara: no quería ver nunca más una guerra. Estuvo en la batalla de Stalingrado, cosa que me pareció impresionante. Durante la batalla perdió mucho peso. Los alemanes no tenían alimentos y morían de frío. Llegó a pesar 35 kilos. Parecería un poco loco hablar con un ex nazi, pero muchísimos lo fueron.

El gulash estuvo brutal y luego terminamos la conversación viendo fotos. Unas fotos realmente increíbles. La abuela mostaba emocionada la foto de su casa en este pueblo en Polonia. Una foto antiquísima. Ella no quiere volver porque dice que es muy chocante para ella verlo. Yo quiero darme una vuelta por allá, estoy pensando ir a Polonia a pasar unos días, luego ir a ese pueblo y tomarle una foto a la casa.

Por otro lado, me han rechazado de varios trabajos. Estoy buscando trabajo para este mes y la mitad del que viene. Siempre por internet y trabajos como jardinero, profesor de español, pintando casas, mudanzas, limpieza, y ese tipo de trabajos. Todos me rechazas muy políticamente. Que me falta experiencia, que necesitan a alguien que se compromenta por más de 2 meses, o alguien que haya vivido más tiempo en Berlín. Estaba pensando hacer una especie de collage con las razones que me han dado para rechazarme de trabajos, tal vez luego lo ponga en el blog.

A propósito de un artículo de Guillermo Giacosa, pensaba en lo alucinante que es la memoria. Él recuerda en su niñez flamencos rosados en la casa de su bisabuela. Pero nadie más en su familia recuerda haberlos visto. Entonces él nunca sabrá si los imaginó o si todos lo olvidaron. Me parece loquísimo como la memoria puede hacer trampas. En una pareja, por ejemplo, si ninguno de los dos recuerda dónde fue la primera vez que tiraron, nadie lo sabrá nunca más, salvo que hayan habido espectadores, jeje. Pero también la memoria nos juega de otra forma. Por ejemplo, a veces hay recuerdos que han estado guardados por mucho tiempo y salen de un momento a otro,

A mí me pasó hace poco. Bajaba a sacar mi bicicleta, abrí la puerta del edificio con la llave del candado de la bici en mi mano y dije sin darme cuenta “voy a sacar el carro” con una sonrisa en la cara. Luego de eso me puse super contento sin entender el porqué. Me puse a pensar por qué había dicho eso y me enteré. Resulta que mi papá cuando yo era niño y vivía en Perú (hasta mis 12 años), luego de regresar del trabajo y comer decía a veces “voy a sacar el carro” y yo me ponía super contento porque sabía que ibamos a salir a pasear en auto.

Recuerdo el sonido de las llaves cuando él salía y yo super emocionado. Entonces sin darme cuenta esto estuvo en mi cabeza por más de 15 años y de pronto un día cualquiera acá en Berlín salió de mi cabeza y me alegré como entonces. Alucinante no? De esas cosas que a uno lo dejan tonto. Yo abrí el candado de mi bici, luego me apoye en ella, hice una pausa, me quede disfrutando ese momento, emocionado, con ganas de llorar, en mi mundo. Al final me reí.

Por último y para no tener un final tan dramático, un chiste, jaja. Este es un chiste para latinos que vivieron ilegales en Berlín pero ahora ya viven legales, ya sea por que se casaron en su país, Alemania o sacaron otro tipo de visa. Un poco especifico mi público. Bueno, dice que hay un peruano caminando por Lichtenberg, él acaba de regularizar su situación después de haber vivido varios años de ilegal. Ahora carga con todos sus documentos en su mochila, poco más y se los quiere poner en el pecho, y claro, pasa de todo el mundo. Entonces ve a un policía que está comiendo un Kebab en un Imbiss. Lo mira y le regresa el trauma, se le ponen los pelos de punta, le entra el pánico, pero luego recuerda que está legal y que no tiene por qué asustarse. Entonces decide acercarse al buli. El buli, por su parte, ha tenido una jornada tranquilaza y está haciendo una pausa para comer su kebab y hablar con su colega turco que vende en el imbiss. El peruano se acerca y le mete un empujón que hace que toda la crema del kebab se chorree en su uniforme. Luego le dice "control, control?, están haciendo control?... no me han invitado al control..." mostrándole su pasaporte. Y sigue, "visum o aufenthaltserlaubnis? cuál quieres ver? ... ah?". El buli y su colega lo quedan mirando super extrañados y el pata no para de preguntar si están haciendo control o no. Jajajaj! Siempre pienso en este chiste y me mato de risa, a veces lo hago con algunos colegas.

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