Zuckerfest (Fiesta del Azúcar)
El Jueves por la mañana me puse una camisa, un pantalón, agarré mi laptop, y me fui a la Universidad de Humboldt a encontrarme con mi supervisor y comenzar a trabajar/estudiar en la Universidad. Mi supervisor me presentó a la gente, me mostró mi lugar de trabajo, e inmediatamente me dijo que había un taller y si quería podía apuntarme, comenzaba en 10 minutos.
El tema del taller me interesaba, pero, primer problema, el taller no era parte de mi programa y por lo tanto era en alemán y no en inglés. La pregunta era entonces, me apunto o no me apunto. Pues como dice la Kitty “cancha y concha” y entonces me metí al taller. Entré un poco haciéndome el loco, como que conmigo no era, pero, segundo problema, los docentes que dirigían el taller pidieron que cada uno se presente, la clásica.
Sólo hace poco más de tres años casi me da ataque cuando en un taller en Quebec, Canadá, pidieron que cada uno se presente. En la mesa habían puros tiburones, yo era el más chibolo, y dudaba de mi inglés y supongo que de mucho más. Ahora, mi alemán es de hecho mucho más misio que lo que era mi inglés en esa época, pero apliqué “cancha y concha” y aunque me sentí un poco nerviosillo, me presenté incluso haciendo una broma. Dije que era mi primer día del doctorado y que a diferencia de los demás no tenía mucho que decir, que no me pregunten nada porque ni yo mismo sé que hago acá. Me reí y la gente también. Entonces comenzamos bien el taller.
El otro tema para mí era si entendería algo. Hasta ahora las únicas clases en alemán que había tenido era del idioma alemán, nunca de algo técnico, como era el caso de este taller. Pero, felizmente en un inicio me di con la sorpresa que entendía un montón. Me mataba de risa solo. Le decía a la chica que estaba a mi costado “no puedo creer que entiendo tanto!” , estaba super contento, y ella sonreía, sin saber lo que eso significaba para mí. Pasé 8 horas el jueves y el viernes en ese taller.
Al final tampoco fue tan fácil entenderlo, se me hizo pesado entender algunos conceptos, y tuve que agarrar a la misma chica de diccionario. Estaba aprendiendo alemán y una técnica nueva al mismo tiempo. Demasiada información y al final mi cabeza casi explota. Pero lo bueno es que, como se dice en alemán “es geht schon”, o sea, ya se puede.
Viernes y sábado por la noche no pasó mucho. El viernes sí en realidad. Salí con Percy y Thorsen. Nos encontramos en la esquina del movimiento, es decir, en el Koof im Kiez. Previamente había comprado unas chelas en el Plus, pues aunque ya hay más billete, sigo con las mismas costumbres, es decir, me rehuso a entrar a un bar y pagar más de 1 euro por una cerveza cuando las puedo comprar a 30 centavos. Entonces estuvimos por las calles vagando un rato, hasta el amanecer.
Pero el título de este blog se debe a hoy domingo. Es que por la tarde estuve celebrando el Eid ul-Fitr o Zuckerfest, como se le llama en alemán a la celebración islámica al final del Ramadán. Sucede que la colega de Dane es turca y hace unos días la llamó para decirnos que ella, su esposo, e hijos celebrarían el Zuckerfest en su casa y que estabamos invitados. A mi me daba mucha curiosidad y de hecho me apunté.
La casa queda en Friedrichshain, uno de los barrios más alternativos de Berlín. Por dentro tiene una buena pinta: velas, posters, fotos en la pared, libros, vinos, vida pues! Nosotros llegamos con unos dulces y un vino. Ellos habían preparado un montón de comida, como para un batallon, y es que habían invitado a un montón de gente. Ella es turca y él alemán. Entonces los invitados eramos bastante multicultis.
Al llegar nos ofrecieron un poco de perfume para las manos y la cara. Es una tradición turca. Yo me lo apliqué. El olor del perfume en mis manos me hizo recordar al olor de las manos de mi abuela. Luego tomamos vino, conversamos un rato, y nos ofrecieron comida. La comida buenaza. Pollo, cuscus, ensalada de papa, berenjena, goezleme (algo así como una quesadilla, a veces con espinaca), y pasteles de postre. Yo me empuje el pollo, el cuscus, y un goezleme, que por cierto me encantan (ver foto).
¿De qué trata el Zuckerfest? Es una celebración que marca el final de una etapa de recogimiento, que es el Ramadán. Esta fiesta religiosa se comparte con la familia y los amigos. En este día los musulmanes agradecen a Dios el haberles dado fuerza y control durante el Ramadán. Los niños reciben caramelos y chocolates como recompensa por no haber comido dulces durante el Ramadán. De allí el nombre de la celebración: fiesta del azúcar.
Claro, la celebración a la que fui no fue precisamente un modelo de esta tradición, porque bueno, estamos en Berlín, esta pareja ha crecido acá, y la familia de ellos no vive en la ciudad. De hecho algunos de los turcos que estaban allí son hijos de turcos que nacieron y crecieron acá y no hablan turco, sólo alemán. Para esto y para no confundir, para la ley alemana no basta con haber nacido acá para ser alemán, por eso ellos siguen siendo turcos a pesar de haber nacido acá.
Finalmente, una curiosidad. Ahora comentaban de un juego de cartas que me pareció super creativo. Cada carta tiene la foto de un Imbiss (como un puesto de comida) de comida turca en Berlín, la dirección del Imbiss, la distancia desde el Imbiss a Istambul, el número de hermanos que trabajan con el dueño (porque es clásico que los turcos trabajan con su familia), el número de mesas, etc. Tu carta compite con la del otro y dependiendo de qué tan cerca está tu Imbiss de Istambul, el número de hermanos que trabajan, y criterios por el estilo, entregas tu carta o te quedas con la del otro. Gana quien se queda con más cartas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario