¿Es Bélgica un Estado de Derecho? ¡No!
Por Serge N. Fosso
Buenos días. Envío este mensaje desde Mons, en Bélgica. Llegué aquí ayer, 26 de abril de 2008 pocos minutos después de haber sido expulsado violentamente del vuelo SN Bruselas Air Lines con destino a Kinshassa, vía Douala y encerrado en un calabozo en el aeropuerto de Bruselas desde las 11 a las 22 h., sin comer, ni beber y sin poder ponerme en contacto con mi familia.
Resumen:
Estamos a 26.04.2008 y salgo de vacaciones hacia Camerún. Voy a Clichy, en taxi, a las 5,30h. hacia el Charles Degaulle 1. Saldré de París hacia Bruselas a las 7,40h. en vuelo de SN Bruselles Air Lines y debo tomar una conexión hacia Douala a las 10,40h. en el aeropuerto de Bruselas.
Soy bien recibido por las azafatas a mi entrada al avión, entre las 10 y las 10,45, busco mi asiento, el nº 41H que se encuentra hacia el fondo del avión. Cuando llego, hay al fondo del aparato, en la última fila, unos hombres vestidos de gris y que tratan de controlar a un hombre negro que se debate y grita: 'Socorro, déjenme no quiero marcharme'. Los hombre de gris tratan de impedir que hable tapándole la boca. El joven se revuelve y continúa gritando con los cuatro colosos de gris sobre él. Otros policías de civil han establecido un perímetro de seguridad y nadie puede ir hacia el lugar donde se desarrolla el drama que presenciamos.
Me doy cuenta de que se trata de una expulsión. El hombre al que se expulsa sigue sometido y asfixiado y da gritos que ya no se entienden bien. Recuerdo entonces el caso de Semira Adamu, la joven nigeriana que murió en septiembre de 1998, hace ya 10 años, durante una expulsión similar a ésta en un avión de Sabena.
¿Qué debo hacer?¿quedarme sin decir nada como los demás o actuar?
Como militante de los derechos humanos y de los extranjeros, me levanto y protesto ante la azafata más cercana a mi, diciéndole, con firmeza y en voz alta, que estamos en un vuelo comercial y que no quiero viajar en estas condiciones. Otros pasajeros que hasta ahora no habían dicho nada, se levantan y protestan también. Y filmamos la escena con nuestras cámaras fotográficas. Ante esta protesta general, los hombres de gris abandonan el avión con su pasajero. Unos minutos más tarde suben al avión unos policías y los policías de civil señalan a tres personas, entre ellas a mi. Los policías nos piden que bajemos del avión y cuando pregunto por qué se lanzan sobre mi, me esposan y me golpean, estoy sangrando, me arrastran por el pasillo del avión y después por la escalera hasta lanzarme dentro de un furgón de policía, sin mis dos maletas que están en la bodega del avión y sin mi maletín de mano. Tengo algunos golpes en el rostro y las manos heridas por las esposas. Dentro del furgón me doy cuenta de que uno de los policías tiene mi cámara fotográfica y está mirando las tomas de la escena del avión. Empieza para mi una larga y dura jornada bajo los insultos y los malos tratos de los policías que me llevan a un calabozo del aeropuerto de Bruselas.
A las 13,35 la policía nos libera. En ese momento somos dos, otro camerunés que estaba en el grupo de los tres expulsados y yo. No volví a ver al tercero, un hombre blanco. En el momento de nuestra liberación, la policía nos informa que durante los seis próximos meses no viajaremos más en la compañía SN Bruxelles Air Line. Cuando preguntamos cómo hacer para ir a Camerún, se nos dice que preguntemos a la compañía. Allí nos dirigimos mi compañero de infortunio y yo. Preguntamos por un responsable de la compañía y nos indican que el responsable de seguridad de la compañía llegará enseguida. Esperamos. Yo pienso en mi hija pequeña que me espera en Douala con impaciencia y entusiasmo y que va a sufrir una gran decepción cuando no me vea. Estoy enfadado, muy enfadado.
Llega la responsable de seguridad de la compañía y nos informa de que los dos hemos sido fichados en la lista negra (no blanca) de la compañía y que no podremos viajar con ella durante los próximos seis meses. Le pregunto que cómo haremos para llegar a Douala. Me responde que es asunto nuestro y que la compañía no nos devolverá el dinero del pasaje. Después de esto monto en cólera y subo el tono de voz y le digo a esta señora que no tengo ningún problema en no volver a viajar nunca con la compañía SN Bruxelles Air Line pero que quiero volver a París y, sobre todo, que me devuelvan mi dinero porque la compañía no ha cumplido con su contrato. Mi tono se eleva, pero con cortesía.
La gente nos mira. La mujer llama a la policía y me vuelven a llevar al calabozo, esta vez sólo. Allí permaneceré hasta las 22h., sin comer, ni beber, ni contactar a mi familia. Finalmente mi sobrino que vive en Mons es contactado y llega entre las 21 y las 22h. Los policías me informan de su presencia y me indican que soy libre de ir con ellos. Les digo que no comprendo por qué he sido encerrado durante todo el día en aquellas condiciones y que no quiero marcharme sin una solución a mi problema: viajar a Douala o regresar a París y que se me devuelva mi dinero. Explicaciones de unos y otros. Los policías quieren que yo abandone el calabozo y yo me quedo lo que, evidentemente, no les gusta. Al fin deciden sacarme por la fuerza, devolviéndome mis cosas que yo me niego a recoger. Uno de ellos me amenaza, me coge por el cuello, me empuja hacia la oficina y me tira mis cosas a la cara. Yo me voy sin recogerlas. Mi sobrino y su esposa se reúnen conmigo.
Estoy cada vez más enfadado por lo que está sucediendo. Les pido que se vayan a casa pero, evidentemente, se niegan. La esposa de mi sobrino habla con uno de los policías quien le entrega mis cosas y le informa sobre las gestiones que debo hacer. Ella vuelve con mis cosas pero me faltan las gafas de sol, Ray Ban, además de las escenas filmadas en el avión que han sido borradas de mi cámara seguramente por los policías que me detuvieron. Han destruido las pruebas pero, afortunadamente, otros viajeros filmaron la escena.
Sigo estando muy, muy enfadado, pienso en mi hijita por quien tomé excepcionalmente estas vacaciones, y estoy enfadado porque los últimos días fueron duros desde el punto de vista profesional, física y moralmente. Estoy muy enfadado porque generalmente soy una persona tranquila, educada y sobre todo no violenta. Pero todo este día he sido tratado con desprecio y violencia sólo porque en un momento dado he sido la voz de un desgraciado que no tenía voz, porque, al protestar en el avión, trataba de ayudar a un ser humano que estaba siendo maltratado y que pedía ayuda. Estoy muy enfadado porque estoy cansado y quería tomar unas semanas de vacaciones y pasar un poco de tiempo con mi hija. Y no se cuando ni como iré a Camerún. En el momento en que escribo, no se dónde están mis maletas.
Mi sobrino y su esposa me convencieron con paciencia para que me fuera a su casa en Mons. Pedimos un atestado en el que se indicara que estuve encerrado entre las 11 y las 22h. Y el policía tuvo la amabilidad de darme uno en neerlandés.
Llegamos a Mons poco después de la medianoche. Me dolía todo, la cara, los brazos los dedos, la espalda y tenía mucha hambre, pero comí sin apetito y me fui a la cama. Esta mañana estoy un poco más tranquilo. Todavía me duelen los dedos, los brazos y la cara. Quiero ir a Bruxelas para que se me diga oficialmente que estoy en la lista NEGRA de la compañía, que no viajaré nunca más con esta compañía y que no van a devolverme mi dinero. Espero encontrar mis maletas en el mismo estado en que se las confié a la compañía. Va a empezar otra dura jornada ¿cómo terminará? Por ahora no se. Lo único que se es que no será fácil porque no pienso dejar pasar esta historia sin hacer nada. Voy a hacer un llamamiento a testigos y emprender una demanda contra SN Bruxelles Air Lines. Ya veremos..
Por favor, difundir este mensaje todo lo posible y hasta pronto.
Mi lucha continúa.
Serge N. FOSSO
sfosss_2000@yahoo.com 00 33 6 26710385
Texto traducido por Remedios García
P.S: Cinco días más tarde, el 1 de mayo de 2008, aprendíamos con tristeza que el camerunés de 32 años que habían tratado de expulsar, Ebenizer Folefack Sontsa, se había ahorcado en los servicios del centro penitenciario de Merksplas, en Flandres. El Sr. Alexis Deswaef, abogado del Sr. Sontsa, acusa a las autoridades de ser las responsables de la muerte del joven africano.
miércoles, mayo 28, 2008
martes, mayo 27, 2008
ciudad
de pantalones
irreverentes
sin basta
rotos
y con libertad
de barrios
esquinas
espacios verdes
bodegas ochenteras
pelos largos
proyectos alternos
y cervezas
de gente que amanece
a horas insospechadas
dormidos en el parque
o sobre un murito
de dealers
conversas efímeras
que dejan mis bolsillos
llenos de mariguana
no sin antes
tratar de engañarme
por poquito los descubro
a veces no
de gente auténtica
que va frente a frente
por las mismas calles
pero a veces
no se quiere ver
de elementos en transición
peculiar personalidad
en cada barrio
clubs y asociaciones
conversaciones
energía compartida
la casa de todos
desde el primer día
de espacio abiertos
propuestas
a ver qué hacemos
con ésta nuestra casa
dónde ponemos
nuestros ideales
de repeticiones
movimiento
en un momento histórico
de hacer pausa
de poner juntos
el sistema en cuestión
de pesadillas
de despertarme
en otro lugar
que no sea aquí
felizmente
hoy amanecí en berlín
de pantalones
irreverentes
sin basta
rotos
y con libertad
de barrios
esquinas
espacios verdes
bodegas ochenteras
pelos largos
proyectos alternos
y cervezas
de gente que amanece
a horas insospechadas
dormidos en el parque
o sobre un murito
de dealers
conversas efímeras
que dejan mis bolsillos
llenos de mariguana
no sin antes
tratar de engañarme
por poquito los descubro
a veces no
de gente auténtica
que va frente a frente
por las mismas calles
pero a veces
no se quiere ver
de elementos en transición
peculiar personalidad
en cada barrio
clubs y asociaciones
conversaciones
energía compartida
la casa de todos
desde el primer día
de espacio abiertos
propuestas
a ver qué hacemos
con ésta nuestra casa
dónde ponemos
nuestros ideales
de repeticiones
movimiento
en un momento histórico
de hacer pausa
de poner juntos
el sistema en cuestión
de pesadillas
de despertarme
en otro lugar
que no sea aquí
felizmente
hoy amanecí en berlín
Ladilla de aeropuertos
Ultimamente se me ha dado por joder a los de migración en el aeropuerto. Será porque me cansé que ellos me hayan agarrado de lorna y me sigan discriminando desde que comencé a viajar.
Primero fue en un aeropuerto en Canadá. Viajaba a Estados Unidos. Era un aeropuerto pequeño. No había casi gente. La chica que esperaba en migración se le veía aburridisíma, como que no mucha gente pasaba por ahí. Desde lejos ya la había visto esperándome y se le notaba risueña. Era bastante joven, estaría en el principio de los 20s.
- Dígame. Trae consigo bombas o alguna forma de explosivos - me dijo, con una sonrisa pícara.
La pregunta era ciertamente risible, pero aparentemente parte del protocolo. Tal vez en Washington o Nueva York uno puede tomar una pregunta así con algo de seriedad. Pero estabamos en un pueblito canadiense y en un aeropuerto casi desierto. En estos lugares la vida es relativamente sana. No pasa mucho, la gente es paz y amor.
Podía imaginarme las conversaciones de la chica con sus amigos en el bar de la única calle con vida nocturna del pueblo. No eran precisamente sobre bombas humanas y el riesgo de atentados terroristas provenientes de Irán. Imagino, por eso, que para ella misma plantear una pregunta así a cada uno de los escasos pasajeros debía ser una tarea, por decir lo menos, extavagante. Por eso la sonrisa en su expresión al realizar la pregunta.
Yo traté de ocultar mi risa.
- Bueno, sólo un par de bombas y unas cuantas dinamitas - le contesté, con una seriedad absoluta. No lo pensé mucho. De hecho me salió casi automáticamente. Fue lo único que atiné a responder frente a tan provocadora pregunta.
Inmediatamente después me di cuenta que estaba frente a migraciones de Estados Unidos. Aparentemente Canadá tiene un convenio con Estados Unidos para que el control migratorio para los que viajan a Estados Unidos se haga en Canadá. Así seguro se ahorran costos.
Entonces, las consecuencias de mi respuesta podían ser graves. La chica cambió repentinamente su expresión. De la sonrisa risueña pasó a una seriedad sepulcral.
- Haré como que no te he escuchado. Lo que me has dicho te podría causar muchos problemas.
Se le notaba ofuscada. Como que no sabía si seguir el protocolo o el sentido común. Aproveché para aclarar las cosas.
- No mira. Ha sido una broma. Por su puesto que no es así. Sólo que fíjate lo que me estás preguntandome también. Es como una provocación. Lo siento, pero no me pude resistir.
- Por esta vez, haré como que no me has dicho nada. Pero este tipo de bromas son inaceptables.
Felizmente no pasó a mayores. Me dejó pasar e incluso nos despedimos con una sonrisa.
La segunda vez fue hoy por la mañana, a mi llegada a Berlín.
A la salida del aeropuerto Tegel en Berlín hay dos policías que hacen control de pasaporte y visas. El problema es que no controlan a todos. La gente de tez blanca y rubia pasa como en su casa. Detienen casi exclusivamente a los de tez más morena. Ya me he parado varias veces a ver como seleccionan basándose en la raza.
Por supuesto, así ellos se ahorran tiempo y dinero. Y seguro no pierden mucho en efectividad. Pero para uno que acaba de recoger sus maletas, viene de un largo viaje, y sale a la ciudad donde vive no le cae mucho en gracia que el control sea discriminatorio, a dedo. A mí particularmente me recuerda a algunas discotecas limeñas a las que no me dejaban entrar. Entonces me parece que o controlan a todos o a ninguno. Varias veces había pensado en decírselos, pero sólo hoy me atreví.
- Hágase a un lado. Pasaporte por favor -me dijo uno de los dos policías. Haciéndome a un lado para comenzar el control.
Mientras, a mi lado pasaban varios viajeros sin ser controlados. Yo era el único al que habían parado. Los demás pasaban sin que se les pregunte nada. La diferencia era obviamente la raza. Esto no era nada nuevo.
- Qué interesante la manera como controlan ustedes -le dije. Preparándome para decirle algo más. Pero él me interrumpió.
- Es usted ciudadano canadiense?.
La pregunta surgió porque llevaba puesto un polo con la bandera de Canadá. Un regalo de unos amigos canadienses en mi despedida de ese país.
Le contesté que no y por ende, no se pudo ahorrar el control. Le entregué mi pasaporte y seguí.
- Oiga, pero mientras me controla a mí se le está pasando toda esta gente - le dije sarcásticamente.
Hacía referencia a todos los que pasaban por mi lado sin ser controlados. Era obvio que no estaba interesado en controlarlos. Pero, no me contestó. Siguió revisando mi pasaporte.
- Dígame, aquí el control siempre es así?
- Cómo "así"?
- Es decir, racial. La selección es obviamente racial pues - le increpé.
La expresión le cambió abruptamente. El color de la cara también. Le comenzó a subir la sangre.
- Este es mi trabajo señor -me dijo. Sin poder ocultar su molestía ante mi comentario.
Su respuesta tampoco era nueva. Es la respuesta fácil y clásica para evitar una pregunta incómoda.
- Claro, por eso mismo le pregunto. Como usted es el responsable, tal vez me puede informar. Es sólo una curiosidad.
- Gracias por recordarme cuales son mis responsabilidades - su rostro ya estaba rojo y su tono de voz era alto. Estaba muy molesto.
- Cuál es su destino final?
- Berlín. Acá vivo - le contesté.
- Ah acá vive - dijo sorprendido y como sintiéndose burlado. Seguro preguntándose por qué no habíamos hablado alemán desde un comienzo.
- Entonces podemos hablar alemán - agregó en su idioma.
Hasta ese entonces habíamos estado hablando inglés, idioma que él hablaba con bastante dificultad. Me dirigí a él en inglés porque regreso de Estados Unidos y es el idioma que tengo en la cabeza, pero principalmente porque no me gusta hacerle las cosas fáciles a los de migración. Ellos nunca me las han hecho a mí.
- Habla usted alemán? - me preguntó.
Le contesté en alemán que sí y seguimos hablando en su idioma.
El estaba ahora rojo como un tomate.
- Mire. Deben controlar a todos o a ninguno. Pero que hagan este tipo de control racial se ve muy mal.
- Gracias por recordarme mi trabajo pero su comentario es inecesario, ok? - dijo muy molesto.
- No se moleste - le dije sonriendo. Pensando además que algo tenía que estar mal para que se moleste tanto.
De pronto me di cuenta que teníamos espectadores atrás. Un grupito de gente. Entre ellos, algunos de los estudiantes de mi programa, que no sé que pensarán de mí.
- No lo molesto más. Sólo quería aclarar esto. Si estuviese en mi lugar, tal vez me entendería - le dije finalmente.
El me entregó mi pasaporte y me fui.
- Adios -dijo en español cuando yo ya había pasado.
Me sentí satisfecho luego del incidente. Luego se acercaron algunos a preguntarme que había pasado. No les di explicaciones, les dije que nada, una tontería.
Voy a repetir la fórmula siempre que pueda. Pienso que muchos de los que trabajan en estos puestos no se han enterado lo que hacen o prefieren no pensar en ello. Esta forma pacífica y divertida de protesta es un recordatorio.
Foto: http://www.cartoonstock.com/.
Ultimamente se me ha dado por joder a los de migración en el aeropuerto. Será porque me cansé que ellos me hayan agarrado de lorna y me sigan discriminando desde que comencé a viajar.
Primero fue en un aeropuerto en Canadá. Viajaba a Estados Unidos. Era un aeropuerto pequeño. No había casi gente. La chica que esperaba en migración se le veía aburridisíma, como que no mucha gente pasaba por ahí. Desde lejos ya la había visto esperándome y se le notaba risueña. Era bastante joven, estaría en el principio de los 20s.
- Dígame. Trae consigo bombas o alguna forma de explosivos - me dijo, con una sonrisa pícara.
La pregunta era ciertamente risible, pero aparentemente parte del protocolo. Tal vez en Washington o Nueva York uno puede tomar una pregunta así con algo de seriedad. Pero estabamos en un pueblito canadiense y en un aeropuerto casi desierto. En estos lugares la vida es relativamente sana. No pasa mucho, la gente es paz y amor.
Podía imaginarme las conversaciones de la chica con sus amigos en el bar de la única calle con vida nocturna del pueblo. No eran precisamente sobre bombas humanas y el riesgo de atentados terroristas provenientes de Irán. Imagino, por eso, que para ella misma plantear una pregunta así a cada uno de los escasos pasajeros debía ser una tarea, por decir lo menos, extavagante. Por eso la sonrisa en su expresión al realizar la pregunta.
Yo traté de ocultar mi risa.
- Bueno, sólo un par de bombas y unas cuantas dinamitas - le contesté, con una seriedad absoluta. No lo pensé mucho. De hecho me salió casi automáticamente. Fue lo único que atiné a responder frente a tan provocadora pregunta.
Inmediatamente después me di cuenta que estaba frente a migraciones de Estados Unidos. Aparentemente Canadá tiene un convenio con Estados Unidos para que el control migratorio para los que viajan a Estados Unidos se haga en Canadá. Así seguro se ahorran costos.
Entonces, las consecuencias de mi respuesta podían ser graves. La chica cambió repentinamente su expresión. De la sonrisa risueña pasó a una seriedad sepulcral.
- Haré como que no te he escuchado. Lo que me has dicho te podría causar muchos problemas.
Se le notaba ofuscada. Como que no sabía si seguir el protocolo o el sentido común. Aproveché para aclarar las cosas.
- No mira. Ha sido una broma. Por su puesto que no es así. Sólo que fíjate lo que me estás preguntandome también. Es como una provocación. Lo siento, pero no me pude resistir.
- Por esta vez, haré como que no me has dicho nada. Pero este tipo de bromas son inaceptables.
Felizmente no pasó a mayores. Me dejó pasar e incluso nos despedimos con una sonrisa.
La segunda vez fue hoy por la mañana, a mi llegada a Berlín.
A la salida del aeropuerto Tegel en Berlín hay dos policías que hacen control de pasaporte y visas. El problema es que no controlan a todos. La gente de tez blanca y rubia pasa como en su casa. Detienen casi exclusivamente a los de tez más morena. Ya me he parado varias veces a ver como seleccionan basándose en la raza.
Por supuesto, así ellos se ahorran tiempo y dinero. Y seguro no pierden mucho en efectividad. Pero para uno que acaba de recoger sus maletas, viene de un largo viaje, y sale a la ciudad donde vive no le cae mucho en gracia que el control sea discriminatorio, a dedo. A mí particularmente me recuerda a algunas discotecas limeñas a las que no me dejaban entrar. Entonces me parece que o controlan a todos o a ninguno. Varias veces había pensado en decírselos, pero sólo hoy me atreví.
- Hágase a un lado. Pasaporte por favor -me dijo uno de los dos policías. Haciéndome a un lado para comenzar el control.
Mientras, a mi lado pasaban varios viajeros sin ser controlados. Yo era el único al que habían parado. Los demás pasaban sin que se les pregunte nada. La diferencia era obviamente la raza. Esto no era nada nuevo.
- Qué interesante la manera como controlan ustedes -le dije. Preparándome para decirle algo más. Pero él me interrumpió.
- Es usted ciudadano canadiense?.
La pregunta surgió porque llevaba puesto un polo con la bandera de Canadá. Un regalo de unos amigos canadienses en mi despedida de ese país.
Le contesté que no y por ende, no se pudo ahorrar el control. Le entregué mi pasaporte y seguí.
- Oiga, pero mientras me controla a mí se le está pasando toda esta gente - le dije sarcásticamente.
Hacía referencia a todos los que pasaban por mi lado sin ser controlados. Era obvio que no estaba interesado en controlarlos. Pero, no me contestó. Siguió revisando mi pasaporte.
- Dígame, aquí el control siempre es así?
- Cómo "así"?
- Es decir, racial. La selección es obviamente racial pues - le increpé.
La expresión le cambió abruptamente. El color de la cara también. Le comenzó a subir la sangre.
- Este es mi trabajo señor -me dijo. Sin poder ocultar su molestía ante mi comentario.
Su respuesta tampoco era nueva. Es la respuesta fácil y clásica para evitar una pregunta incómoda.
- Claro, por eso mismo le pregunto. Como usted es el responsable, tal vez me puede informar. Es sólo una curiosidad.
- Gracias por recordarme cuales son mis responsabilidades - su rostro ya estaba rojo y su tono de voz era alto. Estaba muy molesto.
- Cuál es su destino final?
- Berlín. Acá vivo - le contesté.
- Ah acá vive - dijo sorprendido y como sintiéndose burlado. Seguro preguntándose por qué no habíamos hablado alemán desde un comienzo.
- Entonces podemos hablar alemán - agregó en su idioma.
Hasta ese entonces habíamos estado hablando inglés, idioma que él hablaba con bastante dificultad. Me dirigí a él en inglés porque regreso de Estados Unidos y es el idioma que tengo en la cabeza, pero principalmente porque no me gusta hacerle las cosas fáciles a los de migración. Ellos nunca me las han hecho a mí.
- Habla usted alemán? - me preguntó.
Le contesté en alemán que sí y seguimos hablando en su idioma.
El estaba ahora rojo como un tomate.
- Mire. Deben controlar a todos o a ninguno. Pero que hagan este tipo de control racial se ve muy mal.
- Gracias por recordarme mi trabajo pero su comentario es inecesario, ok? - dijo muy molesto.
- No se moleste - le dije sonriendo. Pensando además que algo tenía que estar mal para que se moleste tanto.
De pronto me di cuenta que teníamos espectadores atrás. Un grupito de gente. Entre ellos, algunos de los estudiantes de mi programa, que no sé que pensarán de mí.
- No lo molesto más. Sólo quería aclarar esto. Si estuviese en mi lugar, tal vez me entendería - le dije finalmente.
El me entregó mi pasaporte y me fui.
- Adios -dijo en español cuando yo ya había pasado.
Me sentí satisfecho luego del incidente. Luego se acercaron algunos a preguntarme que había pasado. No les di explicaciones, les dije que nada, una tontería.
Voy a repetir la fórmula siempre que pueda. Pienso que muchos de los que trabajan en estos puestos no se han enterado lo que hacen o prefieren no pensar en ello. Esta forma pacífica y divertida de protesta es un recordatorio.
Foto: http://www.cartoonstock.com/.
domingo, mayo 25, 2008
viernes, mayo 23, 2008
jueves, mayo 22, 2008
Las chicas!!!
Escribo desde Charlottesville, Virginia. Llevo algunos días por acá asistiendo a una academia. Ya presenté mi trabajo así que ahora me estoy dedicando al relajo. Ir al gimnasio, salir a caminar, ir a las presentaciones y enterarme lo que están haciendo otros investigadores, salir a tomar vino, y charlar con gente nueva.
Sin querer he terminado juntándome más con las chicas que con los chicos. Con los chicos me llevo bien cuando se trata de conversar de cosas académicas, pero fuera de ese ámbito, no. Al menos, eso me pasa con mucho de ellos. La razón es que los encuentro muy arrogantes y competitivos. No todos, algunos sí son muy chéveres. Pero muchos. En cambio con las chicas me divierto más. Y vengo pensando por qué pasa eso.
Me parece que las chicas, por mucho que contribuyan a la ciencia, son más sencillas, tienen más puestos los pies en la tierra. Se puede hablar con ellas de temas cotidianos, no le tienen tanto miedo al error, a los defectos, están acostumbradas a aceptar la vida con sus imperfecciones. Siempre he pensado que eso tiene que ver con una gran diferencia entre los hombres y las mujeres: ellas pueden concebir. La sola posibilidad de dar vida les debe dar una manera totalmente distinta de ver las cosas. Pienso que más con los pies en la tierra.
Aunque claro, también creo que tiene que ver en parte con la manera como las chicas se llevan con los chicos. Porque me da la impresión que entre ellas se tratan un poco diferente. Al menos, en los trabajos que he tenido, por ejemplo, lo clásico es que las mujeres se alían con los hombres y entre ellas hay hartas envidias, se sacan las garras. Sin embargo, cuando comparto esta impresión con amigas muchas me dicen que para nada es así, que en realidad hay más camadarería entre ellas. En fin, parece ya texto de sarah jessica parker.
Tal vez lo mejor de estar por acá por ahora es la posibilidad de escuchar mis estaciones en pandora.com
Escribo desde Charlottesville, Virginia. Llevo algunos días por acá asistiendo a una academia. Ya presenté mi trabajo así que ahora me estoy dedicando al relajo. Ir al gimnasio, salir a caminar, ir a las presentaciones y enterarme lo que están haciendo otros investigadores, salir a tomar vino, y charlar con gente nueva.
Sin querer he terminado juntándome más con las chicas que con los chicos. Con los chicos me llevo bien cuando se trata de conversar de cosas académicas, pero fuera de ese ámbito, no. Al menos, eso me pasa con mucho de ellos. La razón es que los encuentro muy arrogantes y competitivos. No todos, algunos sí son muy chéveres. Pero muchos. En cambio con las chicas me divierto más. Y vengo pensando por qué pasa eso.
Me parece que las chicas, por mucho que contribuyan a la ciencia, son más sencillas, tienen más puestos los pies en la tierra. Se puede hablar con ellas de temas cotidianos, no le tienen tanto miedo al error, a los defectos, están acostumbradas a aceptar la vida con sus imperfecciones. Siempre he pensado que eso tiene que ver con una gran diferencia entre los hombres y las mujeres: ellas pueden concebir. La sola posibilidad de dar vida les debe dar una manera totalmente distinta de ver las cosas. Pienso que más con los pies en la tierra.
Aunque claro, también creo que tiene que ver en parte con la manera como las chicas se llevan con los chicos. Porque me da la impresión que entre ellas se tratan un poco diferente. Al menos, en los trabajos que he tenido, por ejemplo, lo clásico es que las mujeres se alían con los hombres y entre ellas hay hartas envidias, se sacan las garras. Sin embargo, cuando comparto esta impresión con amigas muchas me dicen que para nada es así, que en realidad hay más camadarería entre ellas. En fin, parece ya texto de sarah jessica parker.
Tal vez lo mejor de estar por acá por ahora es la posibilidad de escuchar mis estaciones en pandora.com
domingo, mayo 18, 2008
lunes, mayo 12, 2008
Carnaval de las Culturas 2008
Este fin de semana se celebró otro Carnaval de las Culturas en Berlín. Desde que vivo acá han pasado cuatro carnavales. El primero fue una experiencia tan alucinante que contribuyó a la decisión de quedarme en esta ciudad. El segundo me lo perdí porque estaba en Perú. El tercero fue medio monse porque llovió casi todo el tiempo. Esta vez felizmente el clima nos favoreció. No llovió, el cielo estuvo despejado, y salió un solazo el viernes, sabado, y domingo.
Yo hice la fiesta el viernes. El sábado ya fue más tranquis, estuve hasta la noche y luego me fui a la casa de una amiga que cumplía años. Y hoy domingo no fui, porque fue el desfile, y aunque supuestamente es el evento más esperado del carnaval, yo prefiero evitarlo, por la cantidad de gente que va. Se pone demasiado apretado, no se puede caminar, y es muy incómodo.
El viernes llegué temprano, cuando recién comenzaba el festival. Fui con amigos. Había poca gente pero nosotros hicimos nuestra fiesta aparte. Pasaban las horas y los vodkas y nosotros seguíamos bailando. Opté por el vodka porque estaba de boleto, es decir, no había dormido nada la noche anterior y era la única manera de mantenerme despierto.
Vodka con schweppes, la mejor combinación.
Me había quedado de boleto no por fiesta, sino por chamba. El jueves comencé a escribir un artículo por la tarde y no paré hasta el viernes por la tarde, que lo envié, y luego me fui directo al carnaval.
Bailando y bailando se pasaron las horas. Lenta y suavamente. La pasé de puta madre, con el calorcito, la música alegré, comenzando a disfrutar el verano berlinés, que ojalá nunca terminase!
De pronto me venció el cansancio y me senté en una esquina. Ahí me quedé dormido. El cuerpo pidió pausa.
Cuando me desperté era de madrugada, ya habían terminado los eventos. A mi lado había un grupo de gente con guitarras tocando marley, pink floyd, manu, alpha blondy, etc. Estaba recuperado por la jateadita, así que me compré un par de chelas heladas en la bodega y me quedé con la gente cantando hasta que amaneció en el parque.
El sábado fui a mi casa a bañarme y dormir un rato. Luego regresé al carnaval y vi el concierto que más me interesaba: Dr. Bajan. Una banda berlinesa rusa que toca música de puta madre. Estilo balcánica, klezmer, ruso, folclor. Muy alegre. Los conocí hace como un año en un bar, el king kong klub. Esa vez el bar estaba repleto y nos hicieron bailar varias horas. Desde ahí su música me encantó. Abajo un video de la canción Fantasmagoria.
Foto: karneval-berlin.de
Video: usuario flappinski en Youtube.
Este fin de semana se celebró otro Carnaval de las Culturas en Berlín. Desde que vivo acá han pasado cuatro carnavales. El primero fue una experiencia tan alucinante que contribuyó a la decisión de quedarme en esta ciudad. El segundo me lo perdí porque estaba en Perú. El tercero fue medio monse porque llovió casi todo el tiempo. Esta vez felizmente el clima nos favoreció. No llovió, el cielo estuvo despejado, y salió un solazo el viernes, sabado, y domingo.
Yo hice la fiesta el viernes. El sábado ya fue más tranquis, estuve hasta la noche y luego me fui a la casa de una amiga que cumplía años. Y hoy domingo no fui, porque fue el desfile, y aunque supuestamente es el evento más esperado del carnaval, yo prefiero evitarlo, por la cantidad de gente que va. Se pone demasiado apretado, no se puede caminar, y es muy incómodo.
El viernes llegué temprano, cuando recién comenzaba el festival. Fui con amigos. Había poca gente pero nosotros hicimos nuestra fiesta aparte. Pasaban las horas y los vodkas y nosotros seguíamos bailando. Opté por el vodka porque estaba de boleto, es decir, no había dormido nada la noche anterior y era la única manera de mantenerme despierto.
Vodka con schweppes, la mejor combinación.
Me había quedado de boleto no por fiesta, sino por chamba. El jueves comencé a escribir un artículo por la tarde y no paré hasta el viernes por la tarde, que lo envié, y luego me fui directo al carnaval.
Bailando y bailando se pasaron las horas. Lenta y suavamente. La pasé de puta madre, con el calorcito, la música alegré, comenzando a disfrutar el verano berlinés, que ojalá nunca terminase!
De pronto me venció el cansancio y me senté en una esquina. Ahí me quedé dormido. El cuerpo pidió pausa.
Cuando me desperté era de madrugada, ya habían terminado los eventos. A mi lado había un grupo de gente con guitarras tocando marley, pink floyd, manu, alpha blondy, etc. Estaba recuperado por la jateadita, así que me compré un par de chelas heladas en la bodega y me quedé con la gente cantando hasta que amaneció en el parque.
El sábado fui a mi casa a bañarme y dormir un rato. Luego regresé al carnaval y vi el concierto que más me interesaba: Dr. Bajan. Una banda berlinesa rusa que toca música de puta madre. Estilo balcánica, klezmer, ruso, folclor. Muy alegre. Los conocí hace como un año en un bar, el king kong klub. Esa vez el bar estaba repleto y nos hicieron bailar varias horas. Desde ahí su música me encantó. Abajo un video de la canción Fantasmagoria.
Foto: karneval-berlin.de
Video: usuario flappinski en Youtube.
domingo, mayo 11, 2008
jueves, mayo 01, 2008
Kernel Alive
Luego de varias horas de pruebas y errores he logrado poner en funcionamiento Ubuntu (wubi), la versión linux que se instala y desinstala como cualquier otra aplicación de windows, sin necesidad de particionar el disco duro. En este proceso me he enfrentado a varios problemas y en este post abordo dos de los cuales me costaron más tiempo solucionar. Son casos bien específicos y probablemente sólo serán de ayuda a quienes tengan un sistema similar al mio (i.e., hp pavilion dv9500; dual-boot: windows vista y ubuntu). Para ellos, acá se pueden ahorrar varias horas de búsqueda en internet.
El primer problema tiene que ver con la instalación de wi-fi en ubuntu para quienes tengan tarjetas wireless broadcom. El segundo con la configuracón del router siemens sl2-141-l, creo que es el que viene con alice. Enseguida los problemas y sus soluciones.
a) Tarjeta wireless broadcom 802.11b/g y ubuntu
Problema:
Aparentemente broadcom y linux no se llevan bien, o mas bien, broadcom no quiere ser amigo de linux. Por eso, la tarjeta wireless broadcom, que es la que llevan muchas laptops HP, no es reconocida luego de la instalación de ubuntu. Si van a system/administration/network en ubuntu, sólo habrán dos opciones y faltará la de wi-fi. La solución a este problema está comentada en diversos foros de internet, pero hay una parte que casi todos se saltean y por la cual venía obteniendo el siguiente error al querer configurar el driver para wi-fi con ndiswrapper:
"The program ndiswrapper is not installed...you can install it by typing.."
y luego "E: couldn't find package ndiswrapper-common"
Escribo esto para quienes están buscando la solución del problema con un buscador, gogeleando. Pero no es relevante.
Solución:
1. Entrar a ubuntu y conectar internet con cable LAN (no queda otra)
2. Bajar los siguientes archivos y grabar en la raíz (file system/home/X/, donde X es el nombre de su directorio personal).
2.1 bcm4328.zip: driver de la tarjeta
2.2 ndiswrapper-version.tar.gz: para vincular los drivers de windows a linux.
3. Instalar ndisgtk. Simplemente hacer click en "install now" y seguir los pasos. No sé bien qué hace este programa pero fue para mí el paso perdido y por el que me tardé tanto en instalar mi wi-fi.
4. Extraer los contenidos de bcm4328.zip y ndiswrapper-version.tar.gz. Click derecho, extraer acá. De este modo los files estarán dentro de una carpeta con el nombre del archivo comprimido.
5. Desde la terminal (applications/accessories/terminal), digitar lo siguiente:
cd ndiswrapper-version // para entrar a la carpeta donde está ndiswrapper //
make
sudo make install // compila e instala el programa //
cd..
cd bcm4328
ndiswrapper -i bcmwl5.inf //instala el driver //
ndiswrapper -l //confirma instalación //
modprobe ndiswrapper
Luego de este paso reiniciar la pc y wi-fi debería aparecer. Al menos así me funcionó a mí. De ninguna manera es esto una referencia oficial o algo así.
b) Configuración de router siemens sl2-141-l de alice
Problema:
Las instrucciones están aquí (inglés, alemán) y no habría ningún problema si no fuera por un paso que en mi caso resulta en error. El usuario y la clave para entrar a la web donde se configura el router (http://192.168.1.1) no son "admin", como dice en las instrucciones. Al menos a mí no me funcionó y estaba por enloquecer buscando alternativas.
Solución:
En los foros de hansenet encontré la solución:
user: alice@13184
password: hnto$mgmt@lice
Bueno, dudo que les sirva de ayuda a muchos, sobretodo el segundo caso, que es para quienes están en alemania. Pero a mi me servirá de recordatorio en caso vuelvo a enfrentar estas situaciones :).
De pronto este blog se está poniendo un poco técnico.
Foto: www.internetling.com
Luego de varias horas de pruebas y errores he logrado poner en funcionamiento Ubuntu (wubi), la versión linux que se instala y desinstala como cualquier otra aplicación de windows, sin necesidad de particionar el disco duro. En este proceso me he enfrentado a varios problemas y en este post abordo dos de los cuales me costaron más tiempo solucionar. Son casos bien específicos y probablemente sólo serán de ayuda a quienes tengan un sistema similar al mio (i.e., hp pavilion dv9500; dual-boot: windows vista y ubuntu). Para ellos, acá se pueden ahorrar varias horas de búsqueda en internet.
El primer problema tiene que ver con la instalación de wi-fi en ubuntu para quienes tengan tarjetas wireless broadcom. El segundo con la configuracón del router siemens sl2-141-l, creo que es el que viene con alice. Enseguida los problemas y sus soluciones.
a) Tarjeta wireless broadcom 802.11b/g y ubuntu
Problema:
Aparentemente broadcom y linux no se llevan bien, o mas bien, broadcom no quiere ser amigo de linux. Por eso, la tarjeta wireless broadcom, que es la que llevan muchas laptops HP, no es reconocida luego de la instalación de ubuntu. Si van a system/administration/network en ubuntu, sólo habrán dos opciones y faltará la de wi-fi. La solución a este problema está comentada en diversos foros de internet, pero hay una parte que casi todos se saltean y por la cual venía obteniendo el siguiente error al querer configurar el driver para wi-fi con ndiswrapper:
"The program ndiswrapper is not installed...you can install it by typing.."
y luego "E: couldn't find package ndiswrapper-common"
Escribo esto para quienes están buscando la solución del problema con un buscador, gogeleando. Pero no es relevante.
Solución:
1. Entrar a ubuntu y conectar internet con cable LAN (no queda otra)
2. Bajar los siguientes archivos y grabar en la raíz (file system/home/X/, donde X es el nombre de su directorio personal).
2.1 bcm4328.zip: driver de la tarjeta
2.2 ndiswrapper-version.tar.gz: para vincular los drivers de windows a linux.
3. Instalar ndisgtk. Simplemente hacer click en "install now" y seguir los pasos. No sé bien qué hace este programa pero fue para mí el paso perdido y por el que me tardé tanto en instalar mi wi-fi.
4. Extraer los contenidos de bcm4328.zip y ndiswrapper-version.tar.gz. Click derecho, extraer acá. De este modo los files estarán dentro de una carpeta con el nombre del archivo comprimido.
5. Desde la terminal (applications/accessories/terminal), digitar lo siguiente:
cd ndiswrapper-version // para entrar a la carpeta donde está ndiswrapper //
make
sudo make install // compila e instala el programa //
cd..
cd bcm4328
ndiswrapper -i bcmwl5.inf //instala el driver //
ndiswrapper -l //confirma instalación //
modprobe ndiswrapper
Luego de este paso reiniciar la pc y wi-fi debería aparecer. Al menos así me funcionó a mí. De ninguna manera es esto una referencia oficial o algo así.
b) Configuración de router siemens sl2-141-l de alice
Problema:
Las instrucciones están aquí (inglés, alemán) y no habría ningún problema si no fuera por un paso que en mi caso resulta en error. El usuario y la clave para entrar a la web donde se configura el router (http://192.168.1.1) no son "admin", como dice en las instrucciones. Al menos a mí no me funcionó y estaba por enloquecer buscando alternativas.
Solución:
En los foros de hansenet encontré la solución:
user: alice@13184
password: hnto$mgmt@lice
Bueno, dudo que les sirva de ayuda a muchos, sobretodo el segundo caso, que es para quienes están en alemania. Pero a mi me servirá de recordatorio en caso vuelvo a enfrentar estas situaciones :).
De pronto este blog se está poniendo un poco técnico.
Foto: www.internetling.com
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