jueves, diciembre 20, 2012

Consejos para Paolo

Yo no tengo a Amador, ni soy quien para estar dando consejos, pero la entrevista a Paolo y la entrada anterior me llevaron a preguntarme qué otras cosas aprendí en Alemania y pueden ser útiles para el recién llegado, para que luego de diez años se vaya con mejores recuerdos o al menos sepa a que se atiene a su llegada.

Me es difícil pensar en consejos aplicables a todo Alemania, porque mi experiencia alemana se divide en dos episodios bastante distintos: Berlín y Hamburgo. Incluso podría decir, Berlín y Alemania, porque Berlín no es Alemania, sólo se encuentra geográficamente dentro de su territorio. No sólo porque Berlín es una sociedad con una historia y cultura diferentes al resto de Alemania, pero también porque lo que buscaba en Berlín y las condiciones de mi estadía hiceron de mi experiencia algo muy especial.

A Berlín fui con la idea de vivir una experiencia bohemia, inspirado por lo que contaban los escritores latinoamericanos en el París de los 60s. Escogí Berlín porque era el lugar perfecto para una experiencia de ese tipo en los 00s. Una ciudad con muchos artistas, estudiantes, y gente que va en busca de sus sueños, una especie de gran comuna contestataria con espacios para ideas nuevas y arriesgadas, pero que de alguna manera tienen una base ética común, que se da por descontada y que es la que comparte la gente que hace Berlín. Hamburgo, por otro lado, es una ciudad como cualquier otra.

Pero para efectos de esta entrada que se refiere a los consejos para alguien que llega a Alemania en general, y porque también es cierto que hay algo alemán en mi experiencia que va más allá de los lugares en que viví, me referiré acá a Alemania como si fuera una sola cultura. También porque es cierto que ahora a la distancia, aunque no me es posible reconciliar ambas experiencias, sí siento el peso de lo que ha dejado Alemania en mí, y no me refiero a Berlín, porque Berlín, de alguna manera, ya lo llevaba dentro antes de conocerlo.

Aquí van entonces algunos consejos y observaciones a partir de mi experiencia de casi ocho años en Alemania.

1. La integración y el concepto de Heimat.

Alemania es una nación vieja, envejecida diría yo, como la mayoría de países en este continente viejo, donde un concepto muy fuerte es la nación y la cultura. ¿Qué significa eso en términos prácticos? Que no es posible volverse alemán. Para los alemanes, el lugar de donde uno viene, la patria (Heimat), es fundamental en la identidad de la persona. Uno puede vivir cinco, diez, veinte años en Alemania pero siempre es posible que te pregunten por tu Heimat, que si extrañas, que si ya te acostumbraste a estar acá, que cuando te regresas. A diferencia de naciones más jóvenes, más mezcladas, o formadas por inmigrantes, acá no es posible hacerse local. Por mucho tiempo que lleves viviendo en Alemania te van a seguir preguntando por tu país, siempre, y seguramente lo mismo le pasará a tus hijos. Ellos no lo hacen de mala onda, simplemente así piensan. Piensan que todos tenemos una patria que extrañamos y ansiamos volver a ella. Tienen una idea monocultural de las personas, no pueden imaginarse algo más complejo. Si te molesta que te identifiquen con un país y ser un inmigrante por el resto de tu vida, pues este no es el lugar para quedarte.

2. Sudamérica

Esta es más bien una advertencia. Para los alemanes todo lo que se ubica geográficamente al sur de Estados Unidos es Sudamérica. Es difícil convencerlos de la existencia de Centro América y Norte América. Más difícil todavía es convencerles que México está en Norte América. La idea que todo lo que está al sur de USA es Sudamérica es tan generalizada que hasta me ha llevado a preguntarme si no seré yo el que está mal. Uno no sólo lo escucha en la calle sino que también en la televisión. Y me ha pasado que amigos no me han creído cuando les he tratado de explicar de las tres Américas. Posiblemente piensen que por venir de un país pobre y con niveles de educación muy bajos tu confundes la geografía de tu continente. No te dejes sorprender.

3. Educadoras

Ten cuidado con las educadoras. Hay muchísimas mujeres que estudian educación. En parte estudian la carrera de educación porque les garantiza un puesto estable en una escuela. Entonces como te puedes imaginar no suelen ser las más ambiciosas y listas. Por una cuestión estadística es muy probable que termines enrollandote con una educadora. ¿Y sabes cuál es el problema? Es posible que la educadora, no sólo te tire para atrás, sino que también te quiera educar, o más bien, “civilizar”. Mucha de la gente de izquierda, interesada en otras culturas en Alemania, lo hace con una mirada condescendiente. Se interesan por lo que pasa en otras regiones, a veces parece que estuviesen organizadas por grupos, las que se interesan por África, América Latina, India, los países árabes, etc. Se apasionan por estas culturas, pero las ven como lugares curiosos, en el fondo con un aire de superioridad. En parte en eso esta la gracia. Sienten que ellos pueden ayudar a civilizarse. Tal vez esto es más frecuente en las educadoras.

4. Sexo

El sexo en Alemania es bastante aeróbico, es más ejercicio que fantasía. El goce radica principalmente estimular aquellos lugares que producen mayor placer, la búsqueda del placer es directa, sin prejuicios ni muchos intermedios, y cuando se encuentra se explota al máximo. Esto es diferente al sexo en un contexto católico. Las influencias del catolicismo en la educación y el desarrollo del individuo son terriblemente negativas. Pero si hay algo rescatable del catolicismo es la idea del morbo en el sexo. Incluso entre gente no practicante, en sociedades con influencia católica persiste la idea, en el inconsciente o consciente, que el sexo fuera del matrimonio es pecado. Eso convierte el sexo en algo perverso, algo que uno debe hacer a escondidas, algo prohibido. La principal fuente de placer entonces no es anatómica, es mas bien el morbo. El fantaseo previo es tan intenso que prácticamente la gente se toca y se viene. En el sexo alemán, en cambio, no existe el morbo y el placer radica mas bien en el ejercicio aeróbico mismo.

5. Espontaneidad

Los alemanes no son espontaneos, planean todo, todo intentan tenerlo bajo control, como esto no es posible, se frustran, de hecho de allí provienen muchas de sus frustraciones. Al principio, la falta de espontaneidad es una de las cosas que puede chocar más. Que la gente quede para salir con una semana de anticipación, que una chica que te interesa no tenga tiempo para verte hasta dentro de un mes porque tiene exámenes en la universidad. Puede sonarte a que no quieren verte, pero no es así, realmente la gente planea las cosas con mucha anticipación y les encanta tener la agenda llena, les da placer saber que ya tienen planes para el fin de semana una semana antes, así como para ti el placer está en la espontaneidad. Con el tiempo te vas a acostumbrar y tal vez hasta luego te moleste el exceso de espontaneidad en la gente. Un consejo sano es una vez al año darte una fuerte dosis de espontaneidad ya sea en unos días de vacaciones, en un festival, o en salidas con latinos.

6. Extremos

Los alemanes son bastante extremistas. Cuando trabajan trabajan como bestias, cuando hacen fiesta se meten una semana en un festival con todas las drogas posibles. Cuando quieren a los extranjeros los aman y cuando no los odian. No es tan exagerado pero es un poco así.

7. Racionalidad

A los alemanes les gusta la conversación. Ellos no bailan en las fiestas, discuten. Muchas de las fiestas tienen esta dinámica. La gente esta sentada tomando cervezas, conversan de un tema que genera discusión, por ejemplo, el mundo árabe, la inmigración, los derechos de la mujer, por poner algunos clásicos, y cada uno da su opinión, la gente difiere, siguen discutiendo, se emocionan, alzan la voz, toman más cerveza, respetan las diferentes opiniones, se quieren conocer y dar a conocer sólamente, el tema se pone candente, llegan al clímax, casi parece que tienen un orgasmo de racionalidad y luego las cosas se van calmando, la gente se tranquiliza, y se termina la fiesta.

Esta dinámica tiene algo interesante. No importa cuál sea tu opinión del tema, eres libre de expresarla, la van a respetar, pero si quieres participar tienes que dar una opinión, si no la tenías la iras formando pero también pasa a veces que ya la tenías formada pero no lo sabías a un nivel consciente, porque no te habías sentido libre para expresarla. De cualquier forma, esta dinámica ayuda a que te conozcas a ti mismo. De hecho, esa es una de las principales consecuencias de mi estadía en Alemania, saber mejor quién soy.

8. Naturaleza

Los alemanes saben cuidar y disfrutar su entorno natural. Además de aprender a separar basura, reciclar, valorar más y pagar más por servicios que contaminen menos, una de las experiencias que más valoro de mi experiencia en Alemania es la bicicleta. La bicicleta te da una visión diferente de tu entorno, te da control de tus tiempos, ejercicio, y por supuesto, te traslada sin contaminar. Especialmente recomiendo hacer paseos en bicicleta entre ciudades. No sólo hay vías para bicicletas dentro de las ciudades sino entre las ciudades. Hay unos mapas magníficos que muestran las vías de bicicletas en la región. Uno puede preparar un viaje en bicicleta incluyendo paradas en pueblos o en parques para acampar. Lo recomiendo muchísimo, es muy recompensador y es una manera de no perder o recuperar contacto con la tierra.

9. Doctorado

 El doctorado no tiene programa. No hay cursos obligatorios. Para empezar, en muchos casos es difícil encontrar un supervisor. Una vez que lo encuentras a veces tienes que rogar por retroalimentación. No hay cursos, tú tienes que planear tu propio programa, nadie te va a decir qué hacer. Esto fue difícil para mí al principio. Los alemanes tienen una ventaja acá, que ellos saben organizar su educación, saben ser autodidactas. Nuevamente esto tiene que ver con la influencia del catolicismo en la educación. Ellos no paporretean, desde la educación primaria les enseñan a discutir, a aprender. Ellos saben cómo aprender. Por eso son buenos investigadores. También tiene que ver con lo de la racionalidad y discutir. Por ejemplo, cuando comencé un curso de alemán un italiano se burló que no sepa lo que era la palabra Mensa, cafetería. La profesora le dijo que no tenía por qué saberlo. No saber no es un problema, aprender es el tema. La ventaja es que si sabes aprovechar el sistema educativo tienes la libertad para organizar tu propio programa pero si no, te puedes quedar con la sensación que te falta supervisión.

Tal vez siga actualizando esta lista luego, por ahora es tarde y ya me extendí mucho.

domingo, diciembre 16, 2012

Paolo y la calidad de vida

Paolo Guerrero, jugador de fútbol peruano que acaba de ganar con el Corinthians la copa mundial de clubes, dice que ahora es feliz en Brasil y que en Alemania se sentía amargado, no la pasó bien en Hamburgo, casi diez años, ahora recién goza de mejor calidad de vida.

Uno se pregunta qué es la calidad de vida y qué tan importante es. Yo estuve tres años en Hamburgo, casi ocho años en Alemania, los primeros cinco en Berlín. Puedo decir que en Berlín fui muy feliz, de hecho, los recuerdos más felices que tengo de mi vida son de Berlín y de mi barrio en Perú.

Pienso que la nota de prensa no alcanza a expresar la experiencia de Paolo en Alemania. Seguro debe haber sido feliz también en Alemania, seguro ahora es un poco alemán y no le gustan ciertas cosas del sistema en Brasil. Pero para el futuro, los sociologos del deporte en sudamérica deben investigar qué lugares son más propicios para cierto perfil de jugadores. E incluso me lanzaría a pronosticar que Alemania no es un lugar para un jugador peruano.

Mucha gente celebra cuando algún jugador sudamericano va a jugar a Europa, pero no se ponen a pensar lo que eso puede hacer con su vida personal. Un lugar como Alemania con una cultura y valores tan diferentes. No digo que sea un lugar donde sea imposible adaptarse. Sé de mucha gente de sudamérica que ha sido muy feliz en Alemania, yo mismo fui muy feliz en Berlín, como dije antes. Pero Alemania no es para todos, responde a un perfil.

Más allá de quienes logran ser felices y quienes no en Alemania, la cuestión de la calidad de vida me lleva a pensar en el concepto de pobreza europeo. Pobre en Europa es cuando no tienes a tu gente querida cerca, cuando tienes que mudarte por un trabajo, cuando tienes que esforzarte más que el resto. La pobreza o calidad de vida está cada vez más ligada a la estabilidad emocional. La gente protege su estabilidad emocional, prefiere evitar pasantías en las universidades más importantes del mundo y oportunidades de desarrollo profesional en general por un tiempo con su pareja o amigos queridos. Eso que puede sonar a un lujo, eso es la calidad de vida. No tener que moverte, quedarte en una misma ciudad, conservar tus amistades. A medida que hay más desarrollo, la gente exige más ese tipo de estabilidad emocional y, lo que es importante también, los que están dispuestos a sacrificar esa estabilidad emocional, siempre van a tener más oportunidades para escalar y crecer profesionalmente, a costa de ser más “pobres”.

De esto se desprende que en los países europeos más desarrollados hay más oportunidades para gente que viene del sur, porque son los que siempre se van a esforzar más. No es gratuito que se interesen por gente de India, Africa, Sudamérica con altas calificaciones. Se interesan por ellos porque saben que a diferencia de la gente con las mismas calificaciones en europa, ellos se esforzarán más y estarán dispuestos a renunciar a más cosas. Con los años, uno se pregunta hasta que punto y cuándo ya uno puede dejar de ceder. Cuántos años de tu vida valen la pena el “éxito”. Paolo pasó diez años en Hamburgo, en la pobreza, digamos, aunque muchos lo dieron por un triunfador.

Uno que ya esta traumatizado, por diferentes razones, algunas relacionadas a la inmigración, otras que vienen del país de origen, la religión católica, por ejemplo, hasta que punto puede aspirar a la calidad de vida. Creo que sí es posible, cada vez más, es cuestión de convencimiento y de entendimiento de la cultura en la que uno está. Es una cuestión de adapación cultural, profesional, saber jugar con las reglas locales. También seguro hay una cuestión legal de por medio, que yo, por ejemplo, no he logrado, pero que te garantiza cierta tranquilidad.

Bienvenido a UK


Donde te mandan mensajitos por SMS para recordarte que tienes una cita, que van a venir a tu casa a entregar un pedido o que tienes que pasar por el banco. Pero como no es suficiente con un SMS, también te llaman para recordarte y te envíen un email. En el trabajo, además, te reservan las citas automáticamente en el calendario de google.

Sacar una cuenta en el banco no fue fácil. Como siempre, el sistema es discriminatorio hacia los que vienen de ciertos países. Teniendo mi visa por la que pagué más de 600 libras, contrato de trabajo, contrato de renta, registro policial, no fue suficiente. Mi pareja, que es alemana, en cambio, sin visa, sin trabajo, sin contrato de renta, registro policial, ni nada que justifique su estadía en el país, pudo hacerlo sin problemas. Una maravilla el sistema de discriminación por nacionalidades, ya escribiré una entrada en inglés para recordarles que no estamos conformes. Yo tuve que hacer más papeleos y luego de esperar un tiempo finalmente pude sacar la cuenta. Pero tal vez no debería haber deseado tanto tenerla.

El banco parece que quiere ser tu amigo, bueno, una vez que aceptan tu aplicacción para la cuenta, antes no te hacen caso. Pero una vez que cumples los requisitos, pase adelante, servicio personalizado, y si no es suficiente en la oficina hay ambientes más privados incluso. Se preocupan por tu vida, tu familia, tus costos, tus viajes, tu dinero en otros países y cómo moverlo, seguros para la casa, tu vida y hasta seguro para tu celular. Bienvenido al sistema capitalista! Donde todo es una mentira. Se aprenden el nombre hasta de tus papás pero no les interesas un carajo. Y lo peor, te hacen perder tiempo y te generan necesidades. Te envían muchísimos emails, cartas, con claves, tarjetas, te dan un puto aparato que necesitas usar para poder hacer transferencias bancarias. Un aparato más que tienes que llevar contigo a donde vayas. Gracias, le digo a la chica, irónicamente, ahora voy a tener que llevar esta cosa a todos lados.

Mi intento por tener cada vez menos objetos se ve impedido por el banco Barclays. Les digo si no tienen otro sistema, si no pueden hacerme llegar un SMS al celular, pero me piden que les muestre el celular y me dicen que con ese no se puede, que sólo con los más modernos. De por sí me jode tener un celular y uso uno que me regalaron, y resulta que ahora ni siquiera sirve para eso, necesitan uno de esos que casi hablan, entonces para que mierda tengo este aparato. Ahora tengo que tener dos, el celular y el aparatito de Barclays. Me quejo, muestro mi molestia, porque sé que es la única manera de vivir una vida más o menos feliz y larga. La agente del banco se cansa de mí, pone mala cara, le he dicho que por qué me escriben tanto, que por qué me dan tantas claves, que por qué me dan ese aparato, me dice que es importante por la seguridad, pero le pregunto si eso no puede ser opcional, si no es posible pagar para evitar esos sistemas, me dice que no, que es la única manera. Por último, me dice que como ha visto una de mis claves tengo que bajar a cambiarla. Gracias, te encanta tu trabajo. Bueno, al menos ya tengo una cuenta, bueno tres, porque ella dice que es mejor que tenga tres, maldita sea, tres putas cuentas, más información para mi disco duro.

En Inglaterra la gente es fea. No tienen buen tipo. La gente más bonita tiene algo de algún otro lugar. Pero la gente es amable acá en Oxford, bastante abierta, hasta ahora todo me había parecido similar a Alemania hasta que tuve mi celebración Navideña. Allí todos nos pusimos sombreritos de papel, jugamos crackers y trivia, creo que eso les gusta mucho a los ingleses, los juegos de preguntas, luego todos muy calurosos, una profesora a mi lado ya de base seis jugaba con un yoyo. En Alemania eso no habría podido pasar, menos en un ambiente de trabajo. Los juegos de trivia implican revelar quién sabe más y quién sabe menos y los alemanes tienen miedo a mostrar debilidades, especialmente en el trabajo. La gente me pareció más sencilla, también supongo porque es de pueblo, Oxford es un pueblo. Los hombres pueden ser super vulgares, tal vez las mujeres tambien, pero en el baño de hombres se dicen lisuras de todos los calibres. Ahora me refiero al pub al que fuimos luego de la comida. Allí tomamos cervezas locales, algo que sí se extrañaba desde Canada. En Alemania no hay casi cervecerías locales por los altos controles de calidad. Por locales me refiero a cerveza que se produce en el bar. Y bueno, en el baño del bar lo he flipado con las conversaciones, recontra vulgaronas, pero graciosas.

Y será hasta la próxima con más historias sobre el Reino Unido y otros lares.