Yo no tengo a Amador, ni soy quien para
estar dando consejos, pero la entrevista a Paolo y la entrada
anterior me llevaron a preguntarme qué otras cosas aprendí en
Alemania y pueden ser útiles para el recién llegado, para que luego
de diez años se vaya con mejores recuerdos o al menos sepa a que se
atiene a su llegada.
Me es difícil pensar en consejos
aplicables a todo Alemania, porque mi experiencia alemana se divide
en dos episodios bastante distintos: Berlín y Hamburgo. Incluso
podría decir, Berlín y Alemania, porque Berlín no es Alemania,
sólo se encuentra geográficamente dentro de su territorio. No sólo
porque Berlín es una sociedad con una historia y cultura diferentes
al resto de Alemania, pero también porque lo que buscaba en Berlín
y las condiciones de mi estadía hiceron de mi experiencia algo muy
especial.
A Berlín fui con la idea de vivir una
experiencia bohemia, inspirado por lo que contaban los escritores
latinoamericanos en el París de los 60s. Escogí Berlín porque era
el lugar perfecto para una experiencia de ese tipo en los 00s. Una
ciudad con muchos artistas, estudiantes, y gente que va en busca de
sus sueños, una especie de gran comuna contestataria con espacios
para ideas nuevas y arriesgadas, pero que de alguna manera tienen una
base ética común, que se da por descontada y que es la que comparte
la gente que hace Berlín. Hamburgo, por otro lado, es una ciudad
como cualquier otra.
Pero para efectos de esta entrada que
se refiere a los consejos para alguien que llega a Alemania en
general, y porque también es cierto que hay algo alemán en mi
experiencia que va más allá de los lugares en que viví, me
referiré acá a Alemania como si fuera una sola cultura. También
porque es cierto que ahora a la distancia, aunque no me es posible
reconciliar ambas experiencias, sí siento el peso de lo que ha
dejado Alemania en mí, y no me refiero a Berlín, porque Berlín, de
alguna manera, ya lo llevaba dentro antes de conocerlo.
Aquí van entonces algunos consejos y
observaciones a partir de mi experiencia de casi ocho años en
Alemania.
1. La integración y el concepto de
Heimat.
Alemania es una nación vieja,
envejecida diría yo, como la mayoría de países en este continente
viejo, donde un concepto muy fuerte es la nación y la cultura. ¿Qué
significa eso en términos prácticos? Que no es posible volverse
alemán. Para los alemanes, el lugar de donde uno viene, la patria
(Heimat), es fundamental en la identidad de la persona. Uno puede
vivir cinco, diez, veinte años en Alemania pero siempre es posible
que te pregunten por tu Heimat, que si extrañas, que si ya te
acostumbraste a estar acá, que cuando te regresas. A diferencia de
naciones más jóvenes, más mezcladas, o formadas por inmigrantes,
acá no es posible hacerse local. Por mucho tiempo que lleves
viviendo en Alemania te van a seguir preguntando por tu país,
siempre, y seguramente lo mismo le pasará a tus hijos. Ellos no lo
hacen de mala onda, simplemente así piensan. Piensan que todos
tenemos una patria que extrañamos y ansiamos volver a ella. Tienen
una idea monocultural de las personas, no pueden imaginarse algo más
complejo. Si te molesta que te identifiquen con un país y ser un
inmigrante por el resto de tu vida, pues este no es el lugar para
quedarte.
2. Sudamérica
Esta es más bien una advertencia. Para
los alemanes todo lo que se ubica geográficamente al sur de Estados
Unidos es Sudamérica. Es difícil convencerlos de la existencia de
Centro América y Norte América. Más difícil todavía es
convencerles que México está en Norte América. La idea que todo lo
que está al sur de USA es Sudamérica es tan generalizada que hasta
me ha llevado a preguntarme si no seré yo el que está mal. Uno no
sólo lo escucha en la calle sino que también en la televisión. Y
me ha pasado que amigos no me han creído cuando les he tratado de
explicar de las tres Américas. Posiblemente piensen que por venir de
un país pobre y con niveles de educación muy bajos tu confundes la
geografía de tu continente. No te dejes sorprender.
3. Educadoras
Ten cuidado con las educadoras. Hay
muchísimas mujeres que estudian educación. En parte estudian la
carrera de educación porque les garantiza un puesto estable en una
escuela. Entonces como te puedes imaginar no suelen ser las más
ambiciosas y listas. Por una cuestión estadística es muy probable
que termines enrollandote con una educadora. ¿Y sabes cuál es el
problema? Es posible que la educadora, no sólo te tire para atrás,
sino que también te quiera educar, o más bien, “civilizar”.
Mucha de la gente de izquierda, interesada en otras culturas en
Alemania, lo hace con una mirada condescendiente. Se interesan por lo
que pasa en otras regiones, a veces parece que estuviesen organizadas
por grupos, las que se interesan por África, América Latina, India,
los países árabes, etc. Se apasionan por estas culturas, pero las
ven como lugares curiosos, en el fondo con un aire de superioridad.
En parte en eso esta la gracia. Sienten que ellos pueden ayudar a
civilizarse. Tal vez esto es más frecuente en las educadoras.
4. Sexo
El sexo en Alemania es bastante
aeróbico, es más ejercicio que fantasía. El goce radica
principalmente estimular aquellos lugares que producen mayor placer,
la búsqueda del placer es directa, sin prejuicios ni muchos
intermedios, y cuando se encuentra se explota al máximo. Esto es
diferente al sexo en un contexto católico. Las influencias del
catolicismo en la educación y el desarrollo del individuo son
terriblemente negativas. Pero si hay algo rescatable del catolicismo
es la idea del morbo en el sexo. Incluso entre gente no practicante,
en sociedades con influencia católica persiste la idea, en el
inconsciente o consciente, que el sexo fuera del matrimonio es
pecado. Eso convierte el sexo en algo perverso, algo que uno debe
hacer a escondidas, algo prohibido. La principal fuente de placer entonces
no es anatómica, es mas bien el morbo. El fantaseo previo es tan intenso que prácticamente la gente se toca y se viene. En el sexo alemán, en cambio, no existe el
morbo y el placer radica mas bien en el ejercicio aeróbico mismo.
5. Espontaneidad
Los alemanes no son espontaneos, planean todo, todo intentan tenerlo bajo control, como esto no es posible, se frustran, de hecho de allí provienen muchas de sus frustraciones. Al principio, la falta de espontaneidad es una de las cosas que puede chocar más. Que la gente quede para salir con una semana de anticipación, que una chica que te interesa no tenga tiempo para verte hasta dentro de un mes porque tiene exámenes en la universidad. Puede sonarte a que no quieren verte, pero no es así, realmente la gente planea las cosas con mucha anticipación y les encanta tener la agenda llena, les da placer saber que ya tienen planes para el fin de semana una semana antes, así como para ti el placer está en la espontaneidad. Con el tiempo te vas a acostumbrar y tal vez hasta luego te moleste el exceso de espontaneidad en la gente. Un consejo sano es una vez al año darte una fuerte dosis de espontaneidad ya sea en unos días de vacaciones, en un festival, o en salidas con latinos.
Los alemanes no son espontaneos, planean todo, todo intentan tenerlo bajo control, como esto no es posible, se frustran, de hecho de allí provienen muchas de sus frustraciones. Al principio, la falta de espontaneidad es una de las cosas que puede chocar más. Que la gente quede para salir con una semana de anticipación, que una chica que te interesa no tenga tiempo para verte hasta dentro de un mes porque tiene exámenes en la universidad. Puede sonarte a que no quieren verte, pero no es así, realmente la gente planea las cosas con mucha anticipación y les encanta tener la agenda llena, les da placer saber que ya tienen planes para el fin de semana una semana antes, así como para ti el placer está en la espontaneidad. Con el tiempo te vas a acostumbrar y tal vez hasta luego te moleste el exceso de espontaneidad en la gente. Un consejo sano es una vez al año darte una fuerte dosis de espontaneidad ya sea en unos días de vacaciones, en un festival, o en salidas con latinos.
6. Extremos
Los alemanes son bastante extremistas. Cuando trabajan trabajan como bestias, cuando hacen fiesta se meten una semana en un festival con todas las drogas posibles. Cuando quieren a los extranjeros los aman y cuando no los odian. No es tan exagerado pero es un poco así.
7. Racionalidad
A los alemanes les gusta la conversación. Ellos no bailan en las fiestas, discuten. Muchas de las fiestas tienen esta dinámica. La gente esta sentada tomando cervezas, conversan de un tema que genera discusión, por ejemplo, el mundo árabe, la inmigración, los derechos de la mujer, por poner algunos clásicos, y cada uno da su opinión, la gente difiere, siguen discutiendo, se emocionan, alzan la voz, toman más cerveza, respetan las diferentes opiniones, se quieren conocer y dar a conocer sólamente, el tema se pone candente, llegan al clímax, casi parece que tienen un orgasmo de racionalidad y luego las cosas se van calmando, la gente se tranquiliza, y se termina la fiesta.
Esta dinámica tiene algo interesante. No importa cuál sea tu opinión del tema, eres libre de expresarla, la van a respetar, pero si quieres participar tienes que dar una opinión, si no la tenías la iras formando pero también pasa a veces que ya la tenías formada pero no lo sabías a un nivel consciente, porque no te habías sentido libre para expresarla. De cualquier forma, esta dinámica ayuda a que te conozcas a ti mismo. De hecho, esa es una de las principales consecuencias de mi estadía en Alemania, saber mejor quién soy.
8. Naturaleza
Los alemanes saben cuidar y disfrutar
su entorno natural. Además de aprender a separar basura, reciclar,
valorar más y pagar más por servicios que contaminen menos, una de
las experiencias que más valoro de mi experiencia en Alemania es la
bicicleta. La bicicleta te da una visión diferente de tu entorno, te
da control de tus tiempos, ejercicio, y por supuesto, te traslada sin
contaminar. Especialmente recomiendo hacer paseos en bicicleta entre
ciudades. No sólo hay vías para bicicletas dentro de las ciudades
sino entre las ciudades. Hay unos mapas magníficos que muestran las
vías de bicicletas en la región. Uno puede preparar un viaje en
bicicleta incluyendo paradas en pueblos o en parques para acampar. Lo
recomiendo muchísimo, es muy recompensador y es una manera de no
perder o recuperar contacto con la tierra.
9. Doctorado
El doctorado no tiene programa. No hay cursos obligatorios. Para empezar, en muchos casos es difícil encontrar un supervisor. Una vez que lo encuentras a veces tienes que rogar por retroalimentación. No hay cursos, tú tienes que planear tu propio programa, nadie te va a decir qué hacer. Esto fue difícil para mí al principio. Los alemanes tienen una ventaja acá, que ellos saben organizar su educación, saben ser autodidactas. Nuevamente esto tiene que ver con la influencia del catolicismo en la educación. Ellos no paporretean, desde la educación primaria les enseñan a discutir, a aprender. Ellos saben cómo aprender. Por eso son buenos investigadores. También tiene que ver con lo de la racionalidad y discutir. Por ejemplo, cuando comencé un curso de alemán un italiano se burló que no sepa lo que era la palabra Mensa, cafetería. La profesora le dijo que no tenía por qué saberlo. No saber no es un problema, aprender es el tema. La ventaja es que si sabes aprovechar el sistema educativo tienes la libertad para organizar tu propio programa pero si no, te puedes quedar con la sensación que te falta supervisión.
9. Doctorado
El doctorado no tiene programa. No hay cursos obligatorios. Para empezar, en muchos casos es difícil encontrar un supervisor. Una vez que lo encuentras a veces tienes que rogar por retroalimentación. No hay cursos, tú tienes que planear tu propio programa, nadie te va a decir qué hacer. Esto fue difícil para mí al principio. Los alemanes tienen una ventaja acá, que ellos saben organizar su educación, saben ser autodidactas. Nuevamente esto tiene que ver con la influencia del catolicismo en la educación. Ellos no paporretean, desde la educación primaria les enseñan a discutir, a aprender. Ellos saben cómo aprender. Por eso son buenos investigadores. También tiene que ver con lo de la racionalidad y discutir. Por ejemplo, cuando comencé un curso de alemán un italiano se burló que no sepa lo que era la palabra Mensa, cafetería. La profesora le dijo que no tenía por qué saberlo. No saber no es un problema, aprender es el tema. La ventaja es que si sabes aprovechar el sistema educativo tienes la libertad para organizar tu propio programa pero si no, te puedes quedar con la sensación que te falta supervisión.
Tal vez siga actualizando esta lista luego, por ahora es tarde y ya me extendí mucho.