domingo, diciembre 16, 2012

Bienvenido a UK


Donde te mandan mensajitos por SMS para recordarte que tienes una cita, que van a venir a tu casa a entregar un pedido o que tienes que pasar por el banco. Pero como no es suficiente con un SMS, también te llaman para recordarte y te envíen un email. En el trabajo, además, te reservan las citas automáticamente en el calendario de google.

Sacar una cuenta en el banco no fue fácil. Como siempre, el sistema es discriminatorio hacia los que vienen de ciertos países. Teniendo mi visa por la que pagué más de 600 libras, contrato de trabajo, contrato de renta, registro policial, no fue suficiente. Mi pareja, que es alemana, en cambio, sin visa, sin trabajo, sin contrato de renta, registro policial, ni nada que justifique su estadía en el país, pudo hacerlo sin problemas. Una maravilla el sistema de discriminación por nacionalidades, ya escribiré una entrada en inglés para recordarles que no estamos conformes. Yo tuve que hacer más papeleos y luego de esperar un tiempo finalmente pude sacar la cuenta. Pero tal vez no debería haber deseado tanto tenerla.

El banco parece que quiere ser tu amigo, bueno, una vez que aceptan tu aplicacción para la cuenta, antes no te hacen caso. Pero una vez que cumples los requisitos, pase adelante, servicio personalizado, y si no es suficiente en la oficina hay ambientes más privados incluso. Se preocupan por tu vida, tu familia, tus costos, tus viajes, tu dinero en otros países y cómo moverlo, seguros para la casa, tu vida y hasta seguro para tu celular. Bienvenido al sistema capitalista! Donde todo es una mentira. Se aprenden el nombre hasta de tus papás pero no les interesas un carajo. Y lo peor, te hacen perder tiempo y te generan necesidades. Te envían muchísimos emails, cartas, con claves, tarjetas, te dan un puto aparato que necesitas usar para poder hacer transferencias bancarias. Un aparato más que tienes que llevar contigo a donde vayas. Gracias, le digo a la chica, irónicamente, ahora voy a tener que llevar esta cosa a todos lados.

Mi intento por tener cada vez menos objetos se ve impedido por el banco Barclays. Les digo si no tienen otro sistema, si no pueden hacerme llegar un SMS al celular, pero me piden que les muestre el celular y me dicen que con ese no se puede, que sólo con los más modernos. De por sí me jode tener un celular y uso uno que me regalaron, y resulta que ahora ni siquiera sirve para eso, necesitan uno de esos que casi hablan, entonces para que mierda tengo este aparato. Ahora tengo que tener dos, el celular y el aparatito de Barclays. Me quejo, muestro mi molestia, porque sé que es la única manera de vivir una vida más o menos feliz y larga. La agente del banco se cansa de mí, pone mala cara, le he dicho que por qué me escriben tanto, que por qué me dan tantas claves, que por qué me dan ese aparato, me dice que es importante por la seguridad, pero le pregunto si eso no puede ser opcional, si no es posible pagar para evitar esos sistemas, me dice que no, que es la única manera. Por último, me dice que como ha visto una de mis claves tengo que bajar a cambiarla. Gracias, te encanta tu trabajo. Bueno, al menos ya tengo una cuenta, bueno tres, porque ella dice que es mejor que tenga tres, maldita sea, tres putas cuentas, más información para mi disco duro.

En Inglaterra la gente es fea. No tienen buen tipo. La gente más bonita tiene algo de algún otro lugar. Pero la gente es amable acá en Oxford, bastante abierta, hasta ahora todo me había parecido similar a Alemania hasta que tuve mi celebración Navideña. Allí todos nos pusimos sombreritos de papel, jugamos crackers y trivia, creo que eso les gusta mucho a los ingleses, los juegos de preguntas, luego todos muy calurosos, una profesora a mi lado ya de base seis jugaba con un yoyo. En Alemania eso no habría podido pasar, menos en un ambiente de trabajo. Los juegos de trivia implican revelar quién sabe más y quién sabe menos y los alemanes tienen miedo a mostrar debilidades, especialmente en el trabajo. La gente me pareció más sencilla, también supongo porque es de pueblo, Oxford es un pueblo. Los hombres pueden ser super vulgares, tal vez las mujeres tambien, pero en el baño de hombres se dicen lisuras de todos los calibres. Ahora me refiero al pub al que fuimos luego de la comida. Allí tomamos cervezas locales, algo que sí se extrañaba desde Canada. En Alemania no hay casi cervecerías locales por los altos controles de calidad. Por locales me refiero a cerveza que se produce en el bar. Y bueno, en el baño del bar lo he flipado con las conversaciones, recontra vulgaronas, pero graciosas.

Y será hasta la próxima con más historias sobre el Reino Unido y otros lares.

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